De urnas y caminos para todos por decidir
La población de Alcalá la Real, donde el viraje político es tan similar al del Gobierno andaluz, vota temprano, disfruta de las terrazas y piensa en las vacaciones
Son las once de la mañana del 19 de junio, y en el Colegio de Participación Activa de La Malena, en Alcalá la Real, reina un ambiente tranquilo con motivo de las elecciones andaluzas. Es uno de los 19 habilitados en el municipio, 12 de ellos en el casco urbano. Un guardia civil atiende a una persona mayor a los pies del edificio. En el parque una familia aprovecha la sombra. Salir a votar temprano para evitar las altas temperaturas es una de las máximas, valga la redundancia.
Si hay un municipio de Jaén cuyo viraje político en los últimos años guarda relación con el del Gobierno andaluz es Alcalá la Real; en ambos coincidió en el tiempo una alternancia de poder histórica. El 19-J es un termómetro para saber cómo se reparte el voto entre, en teoría, las tres principales fuerzas en la región: PP, PSOE y Vox, sin representación municipal en el Ayuntamiento, donde sí está Ciudadanos, en el equipo de Gobierno con el PP.
En La Malena, decíamos, todo es tranquilidad en un constante entrar y salir de ciudadanos. Se arma de la nada un corro de gente en el pasillo central y una mujer pregunta si es la cola. No es así, y enseguida tiene luz verde de los apoderados para ejercer su derecho al voto. Un vecino lo hace acompañado de su mascota, un perro negro de patas marrones.
La terraza de La Tahona cuenta con un buen puñado de clientes.
—La gente vota y cuando acaba viene para desayunar. Claro que lo estamos notando —comenta una camarera a este periódico. Un grupo de mayores habla más de las vicisitudes del Rey emérito que de los candidatos a San Telmo. Y una matrimonio de treinta y tantos coge asiento en la terraza después de votar.
La Casa de la Música, otro de los colegios electorales, está muy concurrida. Ya desde el pasillo —trufado de motivos musicales— se palpa que hay movimiento. Entra un matrimonio mayor, orientado enseguida por un joven apoderado.
—Ahí está la Mesa A —dice y señala al frente.
Fuera del colegio, una mujer le comenta a otra que el momento de votar es justo ahora: antes de que el sol golpee con ganas.
Es más o menos lo que ocurre al mediodía en el Paseo de Los Álamos. Sale un grupo de gente de votar en Capuchinos. Entrar al convento, más oscuro el interior, provoca ese natural desconcierto de iluminación en los ojos. Un apoderado comenta a este diario que el ritmo de votaciones es notable en la mañana.
En efecto, el ciudadano cumple, vota y busca una terraza, una piscina o una sombra para dejar atrás la jornada electoral y pensar —es inevitable— en la llegada del verano y de las vacaciones. Antes, cada cual con su papeleta decide qué políticas le esperan a Andalucía los próximos cuatro años.
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