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Política y votar

Por Mari Carmen Arenas - Julio 24, 2023
 Política y votar
Papeletas de los partidos en el colegio Santa Lucía de Frailes. Foto: Fran Cano.

Son las quintas Elecciones Generales en las que he podido votar. Hice mis deberes y, aunque un poco justa, mandé mi voto por correo el pasado 19 de julio. Las primeras Generales en las que pude ejercer mi derecho fueron las de 2015. Y, si a nivel legislativo todo hubiese ido según lo establecido, éstas solamente serían las terceras. Pero se ha tomado como costumbre por nuestros políticos eso de adelantarlas y lo que antes era excepción ahora se está convirtiendo en norma. O, tal vez, es que estamos viviendo tiempos excepcionales y por eso el panorama político es tan turbio, cambiante, oscilante…

Lo cierto es, que como persona y ciudadana, tengo mis más y mis menos con la política. Supongo que como muchos, hay situaciones y personas con las que evito hablar de ella porque se convierte en un tema de confrontación en vez de diálogo y, la verdad, es que prefiero evitar el desastre. Para mí, las personas están por encima de los ideales, aunque yo mis ideales, a día de hoy, los tengo muy claros y me gusta defenderlos, pero como se dice por ahí “Al buen callar llaman Sancho”. Una vez claro esto, cuando estoy con alguien con quien sé que puedo dialogar sobre temas peliagudos, a pesar de discrepar, me vengo arriba y disfruto muchísimo cuando hay poner sobre la mesa los distintos argumentos. Muchas de esas conversaciones me han hecho reflexionar mucho y con los años he cambiado de opinión en algunos aspectos y he reafirmado otros.

Me entristece que en la palestra política esto no sea así. El diálogo, en la mayoría de los casos, ha pasado a ser confrontación. La propaganda política se basa en minimizar al otro y en discursos sectarios en los que o estás con todo o nada, se va al insulto fácil. Y esto es muy peligroso. No se deja hueco a la reflexión y los ataques personales entre personalidades políticas se convierten en circo y entretenimiento. Solo importa el titular. No se trata de convencer al ciudadano con argumentos y datos, se trata de tener el mejor eslogan y de crear hooligans que vayan a muerte con el partido. Entiendo que el marketing a día de hoy es necesario en prácticamente todos los sectores, pero, si entendemos a la política como un producto de marketing: lo siento, soy una consumidora engañada y vengo a poner mi reclamación. La realidad no se ajusta a las expectativas que crean los eslóganes.

En una de esas conversaciones interesantes de las que comento, teniendo yo apenas 18 años, alguien me dijo una vez que los políticos son el reflejo de la sociedad a la que gobiernan. ¡Pues vaya sociedad! Yo prefiero pensar que no, que no son el reflejo de la sociedad. Pienso que muchos (no todos, los hay decentes aunque son minoría) de los que deciden emprender una carrera política lo hacen por ego, por necesidad de protagonismo, por el “status” y las ventajas que tiene en ciertos aspectos ser político.

La buena gente, la mayoría de la sociedad, no tiene esa necesidad de que le aplaudan. No tiene afán de protagonismo. La mayoría de la gente solo quiere hacer su vida tranquilamente, sin circos y con libertad. Pero esos no hacen ruido, aunque sí que pueden votar.

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