"Queremos que la gente vea, conozca y valore nuestro Jaén"

Teresa Ortega Ruiz y Elena Cobo Gámez exponen en el Museo jiennense Luz y paleta, una particular visión de la capital del Santo Reino que a la par que muestra la belleza de sus calles y rincones, reivindica que sea bien mirada por jaeneros y foráneos. 

—Dos nombres propios de la fotografía y la pintura, dos enamoradas de su tierra y, ahora, por colleras, dos compañeras también de exposición con Jaén como protagonista, ¿no, Teresa?

—Sí. En mi caso hay un sometimiento pero no de modo negativo, sino todo lo contrario. Quería hacer algo figurativo, que respondiera a la mirada de Elena, a su mirada de fotógrafa. Empezó a enseñarme fotografías, que me parecían preciosas, y así surgió todo. 

—"Siempre Jaén", escribió la decana de la poesía de aquí, Carmen Bermúdez. Y ustedes dos le devuelven el verso hecho imagen, cuadro... ¿Qué tiene esta ciudad para convertirse en musa?

—A Elena le apasiona Jaén, a las dos nos apasiona, pero ella tiene mucho conocimiento de sus calles, sus rincones, sus edificios, es una apasionada, con mucha más sabiduría que yo, que he aprendido mucho de ella. 

—Luz y paleta es una mirada muy actual sobre el Jaén más entrañable, pero también, en ocasiones, una visión retrospectiva, un camino de la mano de la memoria, que restaura que devuelve pasiajes perdidos. 

—Sí, aquí se representan calles que ya no son las que eran, rincones desconocidos... En ese sentido es una exposición didáctica. 

—Una suerte de 'laudatio urbis'...

—Prácticamente todo es paisaje urbano, aunque hay también alguno rural. Y es, también, un canto a la Catedral, que se ve desde todas las calles. Intenté que en las tomas que Elena hacía se viera la Catedral, por ejemplo en la calle Abades. O la Juderia, como en la calle del Rostro. Que la gente vea, conozca y valore nuestro Jaén. 

—Hay reivindicación en Luz y Paleta, entonces.

—Claro, reivindicamos nuestra tierra, nuestro patrimonio. 

—¿Qué tal se trabaja con una fotógrafa? Seguramente lo había hecho antes, no ha debutado usted al alimón, ¿verdad?

—Ha sido la primera vez y ha sido muy interesante, porque conociendo Jaén y aunque me gusta muchísimo, he aprendido mucho de Elena, hasta incluso me ha sacado por el campo, senderos, cuevas... 

—Vamos, que a estas alturas de la película, con la trayectoria artística que Teresa Ortega tiene en su haber, se puede decir que ha redescubierto la capital, ¿no?

—Sí, sí, y la verdad es que he disfrutado mucho. No es mi manera de trabajar últimamente, mi pintura es un poco más simbolica ahora, más de denuncia de temas sociales, sobre todo contra la violencia de género, así que ha sido romper un poco.

—Un reto, quizá.

—En eso ha sido un reto, sí, en enfrentarme a la realidad; quería que estas obras respondieran a lo que veían mis ojos. Elena se detiene mucho en la luz, busca momentos de luz muy significativos, y eso quería yo, no inventarme cosas, plasmar lo que veían mis ojos. 

—Hasta el próximo 7 de abril, Viernes Santo, está previsto que se mantenga abierta la exposición. Normalmente, los últimos días suelen ser ya de recogida, como las procesiones cuando vuelven camino de sus templos. Pero ustedes no, hasta en eso han sido jaeneras, jaeneras y ofrecen su obra a los jiennenses (y visitantes) en plenos días de Pasión.  

—Sí, y posiblemente se quede también ese fin de semana abierto, hasta el 9 de abril. Es curioso

—Eso será ya mismo, con el incienso en las calles pero, ¿qué tal ha respondido Jaén a esta muestra centrada precisamente en su aspecto más entrañable?

—La verdad es que está viniendo mucha gente. Los jueves aprovechamos para hacer visitas guiadas, explicamos los temas de los cuadros, las técnicas... Todo eso es interesante, y claro, al tratar de Jaén la exposición resulta atractiva.  

—No se quite méritos, Teresa: exposiciones con la capital como excusa ha habido, hay y habrá que no atraen ni al Tato. Y ya que van... ¿Puede llevarse un cuadro o una fotografía bajo el brazo quien se prende de alguno de ellos?

—Si alguien quiere, contacta con nosotras y ya está.

—Aviso para navegantes, que Semana Santa también es buena época para regalar arte. Y si es de Jaén, Jaén, miel sobre hojuelas.