“En Occidente confundimos la sociedad con la administración”
Dice Manuel Ruiz Torres (Linares, 1962) que en Jaén hay dos tipos de líderes: los que no se ven, pero hacen grandes cosas, y los que están en la esfera pública, pero generan escaso entusiasmo entre la ciudadanía. Ruiz recibe a Lacontra en la sede de ‘Nueva Acrópolis’, ubicada en La Merced. Presidente del citado colectivo y de GEA, el linarense cree que hace falta más atención tanto hacia el medioambiente como hacia las personas.
La sala donde habla es pequeña, con un par de sofás y con libros de filosofía. Hay en este hombre un ímpetu por comunicar, aunque no siempre es posible llegar como uno quiere al receptor. Así lo reconoce el propio Manuel Ruiz. ¿La política? Le interesa y se siente político, pero ya lo dijo Miguel de Unamuno: mejor los enteros que los partidos.
—¿GEA nació de una necesidad? ¿Entonces hacía igual o más falta un colectivo que velara por el medioambiente?
—Sí, GEA nació por una necesidad colectiva y también personal. Yo desde que tengo uso de razón me he sentido muy atraído por el medioambiente. Llegó un momento en que miembros de ‘Nueva Acrópolis’ nos propusimos realizar tareas de conservación. En sus orígenes se llamaba Grupo de Ecología Activa. Luego, con el tiempo, se decidió que era una entidad independiente de ‘Nueva Acrópolis’, aunque se comparta una visión global del ser humano y del planeta. Una asamblea decidió que fuera independiente.
—¿Cuáles fueron las primeras acciones?
—Cuando era Grupo de Ecología Activa, sobre el año 1987, empiezan limpiezas ecológicas en las riberas de los ríos, con actos de sensibilización para llamar la atención tanto de las autoridades como de los usuarios. Después se hicieron muchas tareas de concienciación, y en los últimos años, desde que es autónoma, hemos realizado actuaciones en función de la época del año. En otoño son características las forestaciones participativas que hacemos cerca de la ciudad.
—El último informe de parques y zonas ajardinadas concluía que estaban incluso algo peor que el año pasado. ¿Cuáles son los factores de esa decadencia?
—El hecho de que no haya una Concejalía de Medio Ambiente es muy significativo y sintomático de cuál es la consideración medioambiental en nuestro municipio. La ausencia no es exclusiva de este equipo de Gobierno. Desde el inicio de la Democracia ha habido muy pocas. Por desgracia no es prioritario a nivel municipal. Lo que ha ocurrido en parques y jardines es que se ha juntado la escasez de presupuesto para hacer inversiones con el hecho que no se ha considerado como un elemento prioritario. En parques como los del Bulevar, que tiene un diseño muy peculiar y nuevo, con espacios distintos y que quieren un mantenimiento importante, si hay años en que no se dedica toda la atención, aparecen los problemas. Y eso es lo que ha ido pasando.
Las zonas ajardinadas son espacios ocupados por seres humanos, que evolucionan y dejan un impacto. Si no se cuidan, hay desgaste en la fisonomía, estructura y seguridad. Lo que constatamos con los informes es, como usted dice, que estaban igual o peor que antes. Apostamos por una metodología que no tuviera en cuenta los prejuicios de cada zona. Creemos que lo hicimos bastante bien.
“HACE FALTA INVERSIÓN Y VIGILANCIA”
—La administración tiene responsabilidades, claro, pero ¿es posible que aún haya ciudadanos que creen que cuidar su barrio es cosa de otros?
—Por desgracia hay mucha gente que tiene una actitud incívica. La primera responsabilidad está en el que ensucia. Es la primera causa. También pienso que si todo estuviese más limpio, habría gente que de forma instintiva no tiraría un papel al suelo. Le llamaría la atención, y nos controlaríamos más. Si hubiese más vigilancia y sanciones como indica la ordenanza municipal, tendríamos una ciudad mucho más cuidada. La falta de limpieza y de vigilancia son aliados para el que ensucia.
—¿Qué zona de Jaén cree que está más empobrecida y desaprovechada en cuanto a jardines?
—Hay jardines que parece que son de ciudades de guerra. El denominado del parque de los Teletubbies, al final de la Avenida de Andalucía, tiene rincones que evocan a una ciudad de enfrentamiento. Ocurre igual con la zona del jardín de las Madres de Mayo. El abandono es total.
—¿Y cuál sería la zona modélica?
—Hay otras que están muy bien, como el Parque del Seminario, que tiene deficiencias de vegetación, pero está bastante bien. Y es un ejemplo de que se rompen los prejuicios. No es un barrio boyante económicamente y sin embargo el compartimiento de la ciudadanía es perfecto, a diferencia de otros donde hay mayor esplendor económico, según las etiquetas.
El Bulevar es la joya de la corona en parques y zonas de jardines. Tiene un diseño original y es un espacio muy joven, inaugurado sobre 2005 si no recuerdo mal, y sin embargo está mal en conjunto. Analizado por detalles no parece tan descuidado. Falla la falta de inversión necesaria para el mantenimiento. Se descuida poco a poco y afecta al conjunto.
—‘Nueva Acrópolis’ es un colectivo quizá atípico por su apuesta filosófica. ¿Cómo se gestó y por qué aparece?
—Para quienes leen esta entrevista, y se dan cuenta por primera vez de que soy presidente de ambos colectivos, debo aclarar que tengo la fortuna de gozar de la confianza de mis compañeros. Son dos asociaciones muy importantes, y siempre he estado unido a ellas.
Para entender a ‘Nueva Acrópolis’ hay que hablar de los objetivos. El principal es promover las posibilidades de mejora de la sociedad. Creemos que la mejor forma es incentivar valores que ayuden a los ciudadanos a desarrollar lo mejor de nosotros mismos. Partimos de una idea con la que me siento muy identificado: todos los seres humanos somos excelentes independientemente de otros factores. Por desgracia a veces lo ignoramos. Nosotros promovemos las herramientas filosóficas para llegar a ese grado de excelencia. Si en base a un conocimiento de mí mismo descubro mi potencial, mejoro la sociedad. En Occidente tenemos un problema: confundimos la sociedad con la administración. Creemos que las cuestiones sociales son competencia de la administración, y no es así. Si yo me relaciono con familiares, amigos, vecinos, y me hago mejor persona porque descubro mi potencial, las decisiones que tome afectarán positivamente al resto de la sociedad. Y al contrario, el efecto opuesto. Utilizamos la filosofía como herramienta para promover que la gente se conozca. No le decimos a nadie cómo tiene que pensar, sino que piense. He tenido oportunidad de dar ponencias en la cárcel durante tres años dirigidas a los presos. Cuando les dices que son personas excelentes y que pueden descubrirlo, a más de uno le cambia la mirada —ríe. Creo que nos falta eso, que nos digan lo que somos y que podemos llegar a activar esa excelencia.
“LA AKADEMIA ES UNA INICIATIVA GENIAL”
—¿Se están acercando a las charlas y a las ponencias tantos jóvenes como le gustaría?
—La verdad es que depende de muchos factores. Nosotros no somos profesionales, sino voluntarios. No somos expertos ni en comunicación ni en marketing social. A veces pensamos que ponemos un título muy chulo a una actividad y luego no le llama la atención a nadie. Creo que pasa más de lo que nos gustaría. Hay mucha gente joven y menos joven que se acerca, y en ocasiones nuestro mensaje llega. También hay gente que participa en actividades culturales y en voluntariado. Nosotros intentamos aportar nuestra granito de arena. Hemos trabajado la promoción de nuestro patrimonio artístico. Creemos que cuando un grupo de personas se queda con la boca abierta mirando la belleza en ese momento se unen. Nos separan los pequeños egoísmos de cada uno, que son perfectamente legítimos, pero lo que nos une realmente es otra cosa. El grado de excelencia que decía. Podemos estar un grupo de personas diferente extasiados ante la belleza de la Catedral y sentirnos unidos. Hemos intentado promover actividades de este tipo. Vivimos en una sociedad donde nos separamos hasta por el sabor del chicle que masticamos. Hemos llegado a ese nivel. Es imprescindible apostar por lo que nos une: nuestro grado de excelencia, que es lo más elevado.
—En septiembre llegará a Jaén La Akademia, un equipo educativo que hace hincapié en el apartado emocional. ¿Qué opina de este movimiento?
—Todo lo que sea trabajar en inteligencia emocional con los jóvenes es fundamental. Y con gente de cualquier edad. Tenemos un déficit en gestión de las emociones. En el sector educativo existe esa carencia; nos falta que nos digan cómo gestionar las emociones. No nos enseñan, por ejemplo, a superar un rechazo o a gestionar un fracaso o una victoria. Me parece una iniciativa genial. Es importante que se trabaje en oratoria, dado que somos seres esencialmente comunicadores. Si no lo hacemos, mina nuestra capacidad de expresar. Hay estudios que vinculan el uso del lenguaje rico con la capacidad de discernimiento, y ahí entra la comunicación. La expresión teatral también sería muy positiva para que niños y adolescentes lo usen como herramienta pedagógica.
—Alfonso Alcalde, director de La Akademia, asegura que hay jóvenes perdidos, sin motivaciones, en la veintena, cuando quizá hay que tener más ganas de hacer cosas. ¿Tiene idea de cuáles son los factores?
—No es una pregunta con respuesta fácil. Mucha gente joven no ve su futuro claro y no encuentra soluciones fiables en la política, en la ciencia o en las relaciones sociales. Por otro lado, hay gente joven que se desarrolla con muchos prejuicios. Como decía, el teatro ayuda a perder el sentido del ridículo. La oratoria ayuda a precisar el uso del lenguaje. La gente joven llega a tener una excelente capacitación profesional, pero una inmadurez permanente. Vivimos un momento de bienestar que hace que los jóvenes ignoren los momentos difíciles que hubo antes. No quiero sermonear, pero por eso a veces no se valora lo que se tiene.
—Hay gente que lo ha tenido todo, pero le faltan ganas de vivir.
—Hay falta de futuro. Y falta de esperanza, así como decepción con el sistema político. ¿Por qué se alistan jóvenes que no habían tenido nunca pálpito religioso a un movimiento tan atroz como el yihadismo? De pronto un entorno fanático supone un horizonte para quien no lo tiene. Es un fenómeno desconcertante en Europa. Hay muchas chicas y muchos chicos que están dispuestos, después de vivir una vida buena, a sumergirse en una atmósfera espeluznante de confusión y violencia. Si La Akademia aporta un grano de arena en este sentido, estupendo. Nosotros también lo intentamos, aun cuando sabemos que a veces no hemos sabido transmitir. Cuando lo logramos es impactante.
"LA XYLELLA NO ESTÁ EN JAÉN"
—¿Tuvo claro que se dedicaría a la biología?
—Desde que tengo uso de razón he estado con animales. De niño coleccionaba nombres científicos de animales. Buscaba en las enciclopedias y juntaba los nombres de las especies. Era un freak antes de que existiese el término. Tengo la fortuna de que trabajo en lo que me gusta. Solo puede dar las gracias al destino: me gusta mi trabajo, mantengo la motivación en GEA y ‘Nueva Acrópolis’, estoy felizmente casado y tengo dos hijos maravillosos. A veces tengo que pellizcarme, porque no me creo mi fortuna.
—¿Le ha gustado siempre su trabajo?
—Yo era biólogo de aves, es mi pasión. Nunca pensé que tendría que trabajar con insectos. Mi aproximación a ellos se debía a que son la comida de las aves. Entonces medía su tamaño, su peso y el hábitat en el que están. Cuando empecé a trabajar lo hice en el ámbito de la sanidad vegetal. Me sorprendí con la realidad de lidiar con insectos. Nunca lo pensé, y la verdad es que estoy encantado. Además puedes echar una mano en un ámbito importante como la agricultura.
—¿Tenemos que temer a la xylella?
—Tenemos que tener miedo al miedo a la xylella. En España solo está en Baleares, un brote en Madrid, otro en Alicante y también en unos viveros de Almería. Ya está. La xylella no tiene cura ni puede prevenirse. Y sin embargo ahora hay muchos agricultores que se gastan una gran cantidad de dinero en productos que no sirven y en prevenir algo que no puede prevenirse. Me están invitando a dar charlas y siempre digo lo mismo: “Ojo, no hagan tratamientos insecticidas. No se gasten el dinero en algo que lo está aprovechando gente sin escrúpulos para hacer su negocio”. Se están dando problemas ambientales serios que pueden producir retrocesos de décadas en la gestión sostenible del olivar por el miedo a algo que no está.
—En Jaén no está.
—No, solo en los puntos que he mencionado. Y si llegase al olivar de Jaén, es posible que no se comportase como está pasando en Italia. Se trata de una zona que no se parece en nada a nuestro olivar. Es muy posible que cuando llegue la xylella al olivar andaluz no se comporte como está pasando en Italia. Solo podemos tener confianza en los servicios técnicos de las administraciones, y cuando llegue ya veremos.
—Preside dos colectivos y ha estado en manifestaciones convocadas por ‘Jaén Merece Más’. ¿Le ha tentado alguna vez un partido político?
—No. Y si me tentara diría que no. Me atrae mucho la política, y me siento un ser político, pero no me atrae participar en la política de los partidos. Estoy convencido de que aunar voluntades y aportar mi granito de arena es política. Me fascina y me motiva. Aunque también lo paso mal cuando nos ponen etiquetas.
"EL LÍDER TIENE QUE SERLO CON RESPECTO A SÍ MISMO"
—¿Cuáles les han puesto?
—Mucha gente no sabe lo que hacemos. Y al ignorarlo, nos imputan desde una cuestión filonazi, que no tiene nada que ver, hasta pseudorreligiosa, cuando pensamos que la religión es algo de la esfera personal. Nos ponen cualquier etiqueta que pueda surgir de la ignorancia. Como decía, a veces no hemos sido capaz de explicar bien lo que hacemos. Dígame alguien a quien no le hayan puesto una etiqueta. Llegaron a decir de GEA que era el partido ecologista del PP. Ahora hemos hecho el concurso de balcones con el apoyo del Patronato de Cultura. En cuanto nos ven cercanía con algún partido nos ponen una etiqueta.
—¿Qué entiende por liderazgo?
—El principal líder tiene que ser uno con respecto a sí mismo. El líder es líder en tanto que es capaz de dirigirse a él mismo. La persona que es capaz de conducirse en cualquier tipo de ámbito. Si das con alguien que tiene autodominio, es consecuente con sus ideas y respetuoso, ahí tienes un líder nato. ¿Qué opino del liderazgo? Es imprescindible en el ser humano. Las sociedades se organizan en torno a líderes. La forma en que este se expresa es muy variada: elegido en una asamblea o bien puede surgir de manera natural. Cualquier organización humana del tipo que sea, sin importar el número, siempre necesita un liderazgo. Para que sea lo más positivo tiene que cumplir con esa característica principal de dirigirse a sí mismo. Alguien capaz de detectar sus puntos débiles, también. La ideología es lo de menos cuando una persona desarrolla lo mejor de sí misma.
—¿Faltan o sobran líderes en Jaén?
—Hay muchos líderes, pero están más en el verdadero músculo de Jaén, el tejido asociativo. Por ejemplo, un club deportivo en el que sus entrenadores son voluntarios y promueven una vivencia sana del deporte en una edad difícil para los jóvenes. El tejido asociativo es la última frontera que le queda a Jaén. Los políticos están decepcionando, ya sea porque obedecen consignas de sus superiores o por lo que sea. A nivel económico, no existe una gran estructura económica ni hay genios económicos. Lo único que existe en Jaén ciudad es el movimiento altruista. Estamos en un barrio, La Mercerd, en el que la asociación de vecinos es estupenda, y está llena de líderes. La presidenta, Guadalupe Espinosa, es una líder nata y su grupo está haciendo un trabajo estupendo. Y por otro lado, ¿cuántos artistas hacen actividad culturales en un desierto como Jaén? Son líderes. Hay muchos líderes aquí donde no se les ve. Y donde podrían verse los líderes, en el ámbito público, no se ve ninguno.
Fotografías y vídeo: Esperanza Calzado.
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