"En Silicon Valley aprenderé de los mejores"
El linarense Adrián Garrote tendrá la oportunidad de potenciar sus habilidades en el centro mundial de la innovación tecnológica gracias a la plataforma Talentum
Adrián Garrote (Linares, 1994) es uno de los cuatro andaluces que podrá desarrollar su proyecto tecnológico en Silicon Valley gracias a Talentum, la plataforma de impulso al talento de Telefónica. En California, estará rodeado de algunos de los cerebros más brillantes del mundo. Jóvenes que, como él, persiguen un sueño y están dispuestos a hacer todo lo posible por conseguirlo. Entrará en contacto con gente de Google, Facebook, Hewlett-Packard, Intel, Pinterest o Chartboost, podrá visitar las universidades de Stanford y Berkeley y conocer cosas que antes, posiblemente, le sonaban a chino. Estará en el centro mundial de la innovación tecnológica, donde mostrará el proyecto LESI con el que se ha ganado la oportunidad de "aprender de los mejores". Se trata de un traductor de lengua de signos, en el que cada gesto es traducido, escrito en la pantalla y reproducido con sonido. Adrián siempre ha sido una mente inquieta, a pesar de que en el instituto no despuntaba precisamente. "No era del todo buen estudiante", pero había una asignatura que se le "daba de miedo": las Matemáticas. Números, problemas, ecuaciones y algoritmos que trataba de descifrar, de la misma manera que la antigua radio que descubrió en su casa, cuando era pequeño. "Me entraron mil dudas al verla. Su funcionamiento me parecía cosa de magia, cómo podía una persona estar en su casa, escuchando por la radio a otra que estaba hablando a cientos de kilómetros de ella", se preguntaba. "De esas cosas se encargan los ingenieros", le respondían sus padres. Por eso, este linarense, por el que corre sangre rojiblanca y azulilla, inoculada por su abuelo, Juan Núñez, un apasionado del Atlético de Madrid y del Linares, se propuso estudiar Ingeniería de Telecomunicaciones en la Escuela Politécnica Superior de su ciudad natal. "Un centro con historia, con sabor a Linares y rebosante de talento", destaca orgulloso. Reconoce que sufrió sangre, sudor y lagrimas para sacalar adelante la titulación "en 3 años y 10 meses". "Pero es una carrera que te enseña mucho, tanto en lo académico como en lo personal. Te hace crecer y aprender a luchar", agradece ahora porque, gracias a ella, ha podido desplegar todo su conocimiento e ingenio en el diseño de LESI, con el que no ha parado de acaparar premios y reconocimientos, tanto de la Universidad de Jaén como de otros organismos. Adrián no dudó en "enfundarse el traje y subirse a Madrid" nada más completar sus estudios en la Politécnica. En la capital de España, fue de "entrevista en entrevista" hasta que emprendió su "aventura profesional" en una importante consultora tecnológica del sector financiero, Everis. A los seis meses, le surgió la oportunidad de llevar las riendas del departamento de Investigación y Desarrollo de otra gran empresa, con proyectos de ámbito internacional. Aceptó el reto sin vacilar, aunque con el tiempo se daría cuenta de que el mundo de la investigación privada en España "va demasiado lento". "Necesitaba aprender más rápido y no estancarme. Así que volví al mundo de la consultoría en Accenture, mi actual empresa, donde sigo creciendo en el sector bancario", señala. Uno de los momentos más importantes de su trayectoria profesional llegó en diciembre de 2017, cuando tuvo que defender LESI en la en la final andaluza de Talentum, después de ganar la fase provincial. Fue llegar y besar el santo. Adrián ganó el primer premio. "La verdad es que fue un subidón de confianza y, sobre todo, de ganas de seguir luchando por todo aquello que me motiva", afirma. Hace solo unas semanas le tocó explicar el proyecto en Madrid, en la final nacional, ante gente de un "nivel altísimo", con iniciativas "muy buenas", algunas ya consolidadas como empresa. No corrió la misma suerte que en Sevilla, pero el jurado decidió concederle la posibilidad de subirse al avión para participar en una semana de formación y networking en Silicon Valley y un periodo de co-working en Wayra, la aceleradora de startups de Telefónica. "Es un sueño hecho realidad", asiente Adrián, quien, además de ingeniero de éxito, hace sus pinitos en el mundo de la música. Toca la guitarra, compone y cuenta con su propio canal en YouTube en el que cuelga sus creaciones. Su vida es la búsqueda constante de aquello que le apasiona y le motiva, "sin miedo al cambio", cuando "hay que perseguir una meta". "Siempre intentando aprender lo máximo día a día. Rodeándome de personas a las que les apasiona lo que hacen, porque de ellas son de las que más podemos aprender", sostiene. Y, hoy, Adrián Garrote puede decir que, en mayor o menor medida, está alcanzado todos sus objetivos. Se siente con "ganas y motivación" para conseguir todo lo que se pronponga. Porque, a su juicio, ese es el primer paso para lograrlo, "sentirnos capaces de ello". Con esto, quiere "animar a todos a que busquen siempre aquello que les motive y que potencie sus habilidades, porque seguro que se sorpenderán de lo que son capaces de conseguir", recomienda. En otoño pondrá rumbo a Estados Unidos, para recorrer las calles de Palo Alto, el barrio en el que se encuentra el origen de Silicon Valley: un pequeño garaje de madera y tejado a dos aguas en donde dos ingenieros fundaron la compañía Hewlett-Packard con poco menos de 600 dólares en el bolsillo. Allí, en el 367 de Addison Avenue, es donde oficialmente comenzó todo y donde Adrián Garrote Núñez quiere dar un nuevo paso en su carrera profesional, abanderando el talento linarense y andaluz.
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