"Karina merece un homenaje porque es una gran luchadora"
El poeta, escritor y abogado José Antonio Gómez Gómez (Salamanca, 1951) es el coautor de Karina, aquel tiempo de entreluces, junto con la propia cantante giennense y el productor, compositor y cantante Fermín Ortiz, también mánager de la artista. Publicada por la editorial Samarcanda, se trata de una biografía novelada que, más allá de su trayectoria profesional, pone en valor la historia familiar y personal de la mítica intérprete de El baúl de los recuerdos. Un libro que es, también, toda una reivindicación de la figura de la eterna embajadora de "su" Jaén natal.
—Un hijo predilecto de Andalucía, el neurólogo, psiquiatra y escritor Carlos Castilla del Pino, escribió que la mejor biografía de un autor es su obra. A la vista de su trayectoria vital y profesional, ¿es Karina una figura de biografía, y además novelada?
—Sí, sí, Karina obedece a dos almas: una, su alma artística, popular (que en un momento dado la sitúa como la cantante más importante del pop español), con una gran trayectoria; pero hay otra Karina, que es la que a mí me interesó mucho y que es una niña del Sur, que representa a tantísimas mujeres y hombres que tuvieron que hacer la diáspora famosa de la posguerra española.
—¿Qué la convierte en esa suerte de paradigma, señor Gómez?
—Ella nace y vive en Jaén hasta los doce o trece años, y tiene que pasar porque a su padre lo movilicen, durante la Guerra Civil, para ambos bandos, como tantos otros españoles, que luchaban según les iba tocando. Una vez pasada la guerra, su abuelo, Salvador Llaudes (curiosamente, uno de los últimos de Filipinas) crea una gran empresa de curtidos, y ella cierra el círculo como la gran luchadora que es.
—Todo un pionero en ese tipo de industria en Jaén, que permitió a la familia vivir acomodadamente. Sin embargo, habla usted de 'la chica del PREU' como de una luchadora...
—Eso fue un hito social en Jaén, porque su abuelo, a partir de ahí, intervino mucho también en la vida social de la ciudad. Su empresa funcionaba como una cooperativa, que repartía incluso alimentos entre todos sus trabajadores. Y su padre continuó con esa labor. Pero cuando eran ya una familia asentada, se produce la segunda diáspora, el padre se tiene que ir, busca trabajo porque la empresa entra en una crisis económica, y se van a Madrid. Allí llega la familia entera menos el abuelo, que se quedó en Jaén cuidando de lo poco que les quedaba allí. Y en Madrid, como tantos emigrantes, se sitúan en un barrio pobre, que no tenía ni aceras, como dice Karina.
—Un descenso a los infiernos, un giro radical, ¿no?
—En otra diáspora más, el padre se va a Barcelona y trata de recuperar la empresa desde allí, pero no le es posible y vive una vida muy complicada, llena de problemas económicos. Los hermanos también se marchan de Madrid y se quedan allí solas, curiosamente, dos mujeres: Karina y su madre. A partir de ahí, por ejemplo, ella tiene que dejar de estudiar porque no hay dinero para pagar el colegio. La madre, acostumbrada a vivir bien, se pone a planchar en casas, y ella busca trabajo y se coloca en Saldos Arias como dependienta. Sus aptitudes siempre fueron tan buenas, tan simpática, tan afable que, inmediatamente, El Corte Inglés la contrata y allí comienza ya una especie de cielo protector.
—Parece una novela, efectivamente.
—Ese trabajo, el nuevo horario, le permite pasearse por lo que entonces era Radio Madrid, al lado de Callao, y allí comienza a conocer a grandes hacedores de la música que estaban en la emisora y se prestaban a enseñar las instalaciones a las personas que se acercaban por allí. Así contactó ella con ese mundo musical, y en un momento determinado, por cosas del destino, graba un vídeo de publicidad, llama la atención y Hispavox, que comenzaba su andadura y donde ya trabajaba, por ejemplo, Raphael, graba con esta casa. Con Trabucchelli y Waldo de los Ríos, los más importantes compositores del momento, Hispavox la catapulta a grandes niveles. Tanto es así que en las listas de éxito de la época, está por encima de los Beatles durante meses.
—Una novela, sí, pero plena de realidad. ¿En qué pasajes del libro el biógrafo cede espacio al narrador?
—Yo, sobre la base real de la vida de Karina, hablo de personajes que están a su alrededor y se pierden. Con Karina siempre están Trabucchelli, Waldo de los Ríos, Tony Luz, Los Pequeñiques... Ella, por ejemplo, tiene una amiga que la ayuda muchísimo en ese barrio pobre y que se queda en la sombra; y todo el periplo del abuelo, que se va a Filipinas, se podría resumir en tres líneas, pero es una de las partes donde más literatura hay: lo que esos chavales jóvenes pasaron allí cuando fueron movilizados, sus penurias...
—¿Y por qué Karina, José Antonio, y no otro personaje?
—Yo tengo un buen amigo, productor musical, Fermín Ortiz, y él es el que me propone la idea. Me contó que había entrado en contacto con una asociación de Madrid dedicada a ayudar a los artistas durante la pandemia, a todos aquellos que se empezaron a encontrar con una situación económica mala. Y Fermín, con esa asociación (con Luis Cobos al frente) tratan de ayudarles haciendo una cosa muy imaginativa, que es salir en ruta, conseguir que actúen por toda España. Y una de esas artistas era Karina. Cuando Fermín la conoce de una manera más personal, le llama la atención su vida y me propone hacer una biografía de ella, que por cierto no tenía ninguna. Normalmente, las biografías de este tipo de artistas son una relación cronológica, sus vidas no dan para mucho más, pero en el caso de Karina no es así.
—¿No se lo pensó dos veces cuando se lo propuso Fermín Ortiz, entonces?
—No, y confieso que lo que me llamó mucho la atención fue la figura de su abuelo. Por mis conocimientos históricos y por mi interés a la hora de expresarme, siempre he tenido claro que para saber quién eres, de dónde vienes, tienes que ir hacia atrás; si no, perdemos el concepto de nuestras raíces. Esto le ha pasado también, más o menos, al productor, compositor y cantante Paco Ortega, que ha contado con ella para su reciente disco Jaén canta a Jaén y se ha dado cuenta, como yo, de que Karina es algo más que una cantante, le ha hecho una canción en la que recurre a su historia, a sus raíces. Hemos coincidido en esa idea.
—Ha dejado claro el papel de Ortiz en la gestación de esta biografía novelada pero, ¿y Karina?
—Ella me ha ido entregando audios toda su vida, en un trabajo de alrededor de un año. Sus amores, sus desamores, del cáncer que tuvo precisamente en su garganta, de su manera de salir adelante, sus matrimonios... Esos entresijos, y yo todo eso lo fui haciendo novelas, creando personajes.
—¿Y Jaén, aparece mucho en esos recuerdos?
—Mucho, sí.
—Ya tiene biografía, pues, pero su tierra natal todavía no ha rotulado una calle con su nombre ni señala su casa natal con lápida alguna. ¿Cree que esta situación debe ser corregida, que merece esos reconocimientos?
—Por supuesto, tanto en Jaén como en la propia Andalucía. Hay cantantes con una trayectoria artística de triunfo inmediato, pero es que Karina es una niña andaluza, de una familia andaluza que tuvo que irse a la desesperada a buscarse la vida, es el paradigma de todas esas personas que pasaron por esas circunstancias. Debe tener todos los reconocimientos, evidentemente en Jaén también. Porque, además, ella es que se siente muy giennense, y además no ha perdido el deje. De hecho, cuando tiene problemas vuelve a Jaén siempre, vuelve al nido, recuerda mucho su infancia, el cine, el casino, su colegio, sus compañeros... Los honores que se le tienen que dar son, primero, como una gran luchadora, una gran trabajadora.
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COMENTARIOS
Mariano Garcia Diciembre 16, 2022
Pequeñita pero muy grande de corazón, cantó al amor, y al desamor a la alegría, al anhelo del alma, a superar con sus canciones la tristeza : -"Vive siempre con ilusión Si cada día tiene diferente color, Porque todo llega a su fin, Después de un día triste nace otro feliz"… pero a ella, a mi gran Karina no le acompaño el amor de pareja, y en cambio se volcó con sus letras al Amor, que ahora lo tiene con sus nietos. María Isabel Llaudes sigues siendo una niña con mucho amor que dar a los que todavía no conocen las letras de tus bonitas canciones. Te deseo el mejor homenaje que se te pueda hacer y te lo digo de corazón a mis 66 años me sigo emocionando desde Murcia con la banda sonora de mi juventud. Felicidades por existir.
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