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"Estamos tan automatizados que se nos olvida de dónde venimos"

Por Javier Cano - Mayo 28, 2022
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"Estamos tan automatizados que se nos olvida de dónde venimos"
Chechu Gómez sonríe con su primer libro entre las manos.

Abierto al cambio, aunque me dé miedo. Es uno de los versos de Meteorológicamente Emocional, el debut literario de Chechu Gómez (Arquillos, 2001). Un farandulero que mientras hinca los codos en la Costa del Sol, tiene tiempo también para compartir su yo más íntimo con el personal dispuesto a escrutar su libro. Todo un incipiente superventas si se atiende al ritmo que lleva en apenas una semana desde su salida al mercado, con más de cien ejemplares ya en los anaqueles de los lectores. 

—En el mundillo cultural giennense, hablar de Chechu Gómez era hablar de teatro, principalmente. No en vano, su labor al frente de su propia compañía, Fantasía, le valió nada menos que un premio nacional. Sin embargo, desemboca en esta entrevista no por su rol sobre los escenarios, sino como poeta, y con libro recién sacado de la imprenta. Meteorológicamente Emocional, toda una ópera prima?

—Sí, sí, es mi primer libro. 

—Pero la poesía no se va a llevar por delante su vocación teatral, ¿no?, como hizo con el Alberti pintor. 

—Hago un poco de todo, la verdad. Pero no, sigo estudiando Dirección Escénica y Dramaturgia, me encantan la escritura y la dirección.

—En este caso, una escritura más lírica, más íntima...

—Sí, siempre he escrito prosa poética, pero ahora de forma más afianzada. 

—Habla de prosa poética, prefiere bautizar así su producción y no definirla, simplemente, como poesía. 

—La prosa poética es poesía también, pero más narrada, no tiene tan en cuenta el verso, la rima, no es una poesía tan estricta, con tanto límite: es más libre. Bueno, la poesía del siglo XXI, con el posmodernismo, es ya creación libre.

—Un libro, por cierto, que llama la atención ya desde su título, que da frío o calor, según los cuerpos. ¿Eso de recurrir a los fenómenos atmosféricos como principal metáfora de los episodios vitales de la gente se lo ha cuajado usted solito, o tiene algún referente?

—Supongo que habrá gente que ya lo habrá hecho, pero yo no tengo ningún referente, no me he inspirado en nadie concretamente. Tenía claro que quería hablar de la naturaleza, de lo conectadísimos que estamos con ella, también en esta era de las telecomunicaciones, de lo rápido, de lo líquido... Estamos tan robotizados, tan automatizados que a veces se nos olvida de dónde venimos, que es de la naturaleza. Y lo que nos hace naturales es nuestra vulnerabilidad, nuestras emociones, que parece que en esta sociedad que estamos construyendo está un poco vetado. 

—Fenómenos meteorológicos, por cierto, para todos los gustos, desde lo más sereno hasta lo menos plácido. 

—El libro tiene cuatro bloques, y cada uno de ellos es un fenómeno meteorológico distinto. Es un proceso psicológico, básicamente. Va desde la lluvia, la tempestad, la tormenta, que es lo más visceral... Luego tenemos el huracán, que va en esa línea de dolor pero ya con algo de reflexión; más adelante el arco iris, que es una esperanza, saber que el sol está cerca, y por último el sol, que es la paz mental, el amor propio. En este libro hablo mucho de amor, pero no de pareja, sino sobre todo del amor propio. 

—Detrás de esta publicación está la editorial La Calle, pionera en la temática LGTB en Andalucía. ¿Por qué ha optado por este sello para que su obra viese la luz? ¿Giran estas prosas poéticas, de alguna forma, en torno a la diversidad sexual?

—Hay visibilidad en este libro; el caso es que yo hablo todo el rato en género masculino a otro género masculino. Al ser así, normalizo esta opción sexual; eso da normalización. Además, hay poemas que hablan también de homofobia. 

—Y los lectores, ¿cómo han reaccionado, qué le dicen, si es que le dicen algo?

—Esto está siendo una locura; desde que el libro está a la venta, unos pocos días, he tenido que pedir más. Hay gente que lo ha leído del tirón, algunos por 'curioseo', y me dicen: "¡Este poema lo has escrito por tal persona!".

—Se identifican con sus poemas.

—Sí, hasta ahora, la gente me cuenta que tienen la sensación de que contiene sentimientos muy intensificados. 

Toca terminar esta entrevista, y puestos a hablar de despedirse mejor hacerlo con unos versos del poeta: Un adiós nos quita tan solo un segundo de saliva. Una despedida física quizá nos pueda quitar una noche. 

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