Comandante Lara: "Vamos a liarla en el teatro Infanta Leonor"
Humor absurdo, tonterías, pamplinas... Todo eso y mucho más promete sacar de su chistera de mago del humor Luis Lara Ramos (Jerez de la Frontera, Cádiz, 1976), o mejor dicho, el comandante Lara, que el próximo fin de semana (22 y 23 de mayo) pisará las tablas del 'Infanta Leonor' acompañado de su Cía, Vicente Ruidos y Jesús Tapia. Inconfundible desde que abre la boca, el famoso humorista adelanta su 'orden del día' para los lectores de Lacontradejaén.
—¿Cómo está, comandante?
—Muy bien, magníficamente bien gracias a Dios, trabajando mucho, con todo lo que está cayendo. Y se presenta un verano muy bueno, sí señor, así que me puedo dar con un canto en los dientes.
—Y la 'guerra del coronavirus', ¿cómo la lleva? ¿Qué espera de esta batalla?
—Que no haya más rebrotes ni más pamplinas de estas.
—Hablando de rebrotes y de su agenda veraniega, copada de actuaciones. ¿Teme que la caída del estado de alarma derive en esos rebrotes que no quiere usted ni en pintura?
—Yo quiero ser optimista, que una vez que se alcance la tan cacareada inmunidad de rebaño... Ojalá. Entre toda la gente que ya lo ha pasado, desgraciadamente, y los que se han vacunado harán ya un número gordo de personas inmunizadas contra esto, digo yo. Pero no tengo ni idea.
—Vamos, que no va usted de virólogo por la vida...
—No, qué va, no soy del comité de expertos.
—Por cierto, eso de 'inmunidad de rebaño', ¿no le molesta?
—Es una frase hecha, no pasa nada, no me molesta. Más me molesta que hayan tratado a los fallecidos como una cifra, como un número. Mientras tengamos inmunidad, que nos llamen como quieran.
—Toca ponerse serios con esto que dice, comandante. Por sus palabras, está claro que 'no les daría permiso' a quienes han llevado las riendas de la gestión del coronavirus, ¿no?
—Sí, sí, la verdad. Yo que sé, por parte de los mandatarios y desde algunos medios sueltan esos datos con una frialdad y una falta de empatía muy grande. Y luego, el tratamiento que se dio a las personas mayores al principio, los ingresaban y no podían ni despedirse. Un auténtico caos cómo se ha gestionado todo esto.
—Desde el humor, ¿la pandemia da para chistes, para la ironía, para la guasa?
— Nosotros, por naturaleza, somos el país de la picaresca, del cachondeo entre comillas. Hombre, reírte de..., no pero reírte con..., sí. De hecho, en nuestro show, intentamos reírnos un poco con esto, hacemos chascarrillos, bromas, hacemos pamplinas sobre las mascarillas, las vacunas, las pruebas PCR, pero siempre en un modo que no dañe la sensibilidad de nadie, Dios me libre de hacer eso sobre un escenario. Nos reímos con..., pero no de...
—Queda claro, comandante. Y a Jaén, ¿a qué vienen el comandante Lara&Cía?
—Vamos a liarla al teatro Infanta Leonor. Cada vez que hemos estado en Jaén nos han tratado genial. Yo he actuado aquí y he hecho cosas de radio cuando trabajaba en La Cámara de los balones y en El Pelotazo, y siempre he recibido el cariño y el afecto de los jiennenses. ¡Vamos a comernos Jaén! Vamos con todas las ganas del mundo, con unas ganas inmensas de ver el aforo lo más lleno posible, con el aforo Covid o como sea; vamos a darlo todo, a arrancar esa sonrisa, esa carcajada, a que los jiennenses pasen un buen rato con nosotros y olviden esta pesadilla, este aspecto chungo que estamos viviendo.
—Por cierto: si se busca, cualquiera tiene un bisabuelo o un primo de Jaén...
—Jajajaja. Yo me pongo a rebuscar y, ahora mismo, no caigo, no sé si en mi árbol genealógico hay alguno que tenga que ver con la provincia de Jaén o con la capital del Santo Reino, no. Pero sería un honor tener de aquí a algún antepasado o familiar ancestral que hubiera vivido por esta santa tierra. Si buceamos en el árbol y sale, lo digo.
—Con antepasado de aquí o sin él, ¿qué les espera a quienes se decidan a echar la tarde del 22 o el 23 con ustedes?
—El espectáculo es una concatenación de pamplinas muy gorda, de muchas tonterías, de mucho humor surrealista, absurdo, cotidiano, donde la gente se ve reflejada. Vicente Ruidos hace su parte, con su manera de ver el humor, y Jesús Tapia el suyo. Tenemos números en los que coincidimos los tres en el escenario, y yo también tengo mi parte. Cómo no, no puedo dejar en el olvido a mi cuñado Ramiro, que en algún momento del show saldrá a la palestra. Hablaremos de su gilipollez extrema, de su tontura gorda y haremos partícipes a los jiennenses de lo cortito que es mi cuñado Ramiro.
—Cortito, sí, pero imprescindible a estas alturas...
—Sí, sí, se ha convertido en una persona imprescindible, porque da tanto juego y hace que en el escenario vayan fluyendo las ideas, los chistecitos.., lo acogen con tanta simpatía y tanto cariño... La gente se ve reflejada y ve que su cuñado no es el único tonto que existe en la tierra, sino que mi cuñado Ramiro lo supera todo.
—Pobre hombre, Ramiro.
—Todo el mundo tiene un cuñado que se parece a Ramiro. Lo mismo que todo el mundo tiene un parentesco, un familiar relacionado con Jaén, todo el mundo (y Jaén no va a ser menos) tiene un cuñado Ramiro en la familia.
—De usted y de su estilo sobre el escenario se dicen muchas cosas buenas, divertidas, apetitosas... Entre ellas, que su humor es "arriesgado". ¿Será por aquello de su 'grado militar'? ¿Por dónde van los tiros, comandante?
—No sé, no tengo ni idea de quién le ha puesto el apelativo de arriesgado a lo que hago yo. No sé por qué; en el anterior show hablaba a lo mejor de algunas marcas comerciales y les daba algún palito, para reírnos un poquito, pero no sé... A mí me da igual cargar con esa etiqueta, siempre y cuando no le falte el respeto a nadie. Pero lo de humor arriesgado... Yo lo he leído muchas veces, pero luego ves el espectáculo y te das cuenta de que no hay que ir vestido con un recubrimiento de amianto ni ponerse una armadura para ir a ver al comandante Lara, ni que el que esté en la primera fila va a recibir ningún vituperio por mi parte. A no ser que tenga alguna acepción que desconozco en la RAE la palabra arriesgado...
—¿Y el ascenso a teniente coronel, no toca todavía? ¿O es que le da suerte la estrella de ocho puntas?
—Esperemos que comandante sea un carguito, un mando que me dure bastante. Yo me llamo Luis, pero muy poca gente me llama ya Luis. Si me dicen Luis ya ni me vuelvo, creo que es que hay un Luis cerquita mía y que lo llaman a él. Yo soy ya el comandante, ha calado hondo el mote (por el personaje que hacíamos en La cámara de los balones y en El Pelotazo, en la radio) y se me ha quedado, y yo con todo el gusto del mundo. La próxima vez que renueve el DNI, me ponen comandante Lara.
—¿Alguna 'orden' para los jiennenses?
—Que los esperamos con los brazos abiertos, vamos a darlo todo, a comernos Jaén; quedan pocas entradas, así que si todavía no las tienen, que se hagan con ellas en comandante lara.com o en las taquillas del teatro. Que vengan a desconectar, durante una hora y media larga, de todo el ambiente este chungo que nos abruma tanto, que nos da tantos palos. En ese momento que estamos en el teatro desconectamos, nos reímos mucho. Estoy loco por darlo todo en Jaén.
—Muchas gracias, comandante.
—De nada, y descanse, puede usted descansar.
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