"La respuesta de Cambil y Arbuniel ante el Covid ha sido tremenda'
En pleno brote entre los escolares cambileños, el alcalde del municipio, Camilo Torres Cara, insta a sus vecinos a mantener un comportamiento para el que solo tiene buenas palabras desde el comienzo de la pandemia, con vistas a recuperar la normalidad cuanto antes. Un horizonte que contempla también la inminente aprobación de una campaña de apoyo al comercio y a los sectores económicos de Cambil y Arbuniel, que el regidor detalla en una entrevista en la que razón y emoción van de la mano.
—Ni en sus peores sueños se le pasó por la cabeza una situación como la que vive el mundo desde marzo del año pasado cuando llegó usted a la Alcaldía de Cambil, allá por mayo de 2019...
—Nada, podía pensar en un tema económico, social, empresarial... pero en ningún momento te preparas, en este caso como político, para afrontar esta pandemia.
—¿Cómo recuerda aquellos momentos, las vísperas del confinamiento, las primeras horas del estado de alarma?
—Al principio, las noticias que venían eran raras, no eran claras sobre qué hacer o no, pero al final te tienes que apoyar en la gente que te rodea, en el equipo de Gobierno, en tu agrupación (en este caso, la del Partido Socialista). Y en los trabajadores del Ayuntamiento. Los reuní en ese momento y les dije que teníamos que ponernos al frente de todas las actividades y acciones que debíamos asumir, y eso hicimos. Tuvimos que llevar a la gente mascarillas, por ejemplo; en cuanto veíamos que había una necesidad, ahí estaba el Ayuntamiento detrás. Y estábamos solos; la Diputación, en este caso, sí nos llamó a ver cómo íbamos los alcaldes, incluso su presidente, Francisco Reyes, lo hizo como compañero de partido para ver lo que necesitábamos, pero era dar palos de ciego, hacías una cosa pensando que era beneficiosa y a lo mejor no lo era tanto, había que hacer muchos cambios día a día.
—Días duros, de esos que no se olvidan fácilmente, ¿no?
—Sí, este despacho tuvo que soportar algún que otro enfadillo y alguna que otra lágrima también. La presión a la que se somete a este cargo de alcalde era grande, había que tomar la decisión de cerrar tu pueblo, hacer cosas que iban contra la normalidad. Pero teníamos que hacerlas.
—Si echa la vista atrás, ¿está satisfecho con la actitud de los vecinos desde el comienzo del confinamiento?
—Desde el primer minuto que el Ayuntamiento hizo un llamamiento para la desinfección o la confección de mascarillas, fue tremendo; incluso por parte de las personas que no podían o no debían salir, con aportaciones de donativos que el Ayuntamiento daba a las tiendas para retirar desinfectantes o cosas de primera necesidad, las pocas mascarillas que había, guantes... La respuesta del municipio fue tremenda, todo el mundo asumió que teníamos que controlarlo entre todos, y así ha sido.
—A pesar de los pesares, de los datos de contagio...
—Es cierto que ha habido un efecto raro en las distintas olas que se han producido, porque mientras todos los pueblos, en las primeras, estaban disparados (algunos superdisparados), nosotros nos reteníamos bien, y cuando los distintos pueblos de la zona que nos rodean han bajado, nosotros hemos tenido más casos. Pero en general la población se ha portado bien, ha sido consciente de que esto había que paralizarlo entre todos.
—Esa situación paradójica de la que habla parece que vuelve a tomar carta de naturaleza estos días, con el brote registrado en el colegio Castillo de Alhabar.
—Efectivamente estamos pasando un tiempo complicado, porque se ha metido el virus en el colegio, ha habido posiblemente algunos niños asintomáticos y el virus ha saltado de las burbujas, pese a lo bien que se están portando los niños y lo estrictos que son desde la dirección del colegio. Pero al no tener síntomas, saltó a una maestra; ella fue la que dio la voz de alarma cuando se empezó a encontrar mal. A partir de ahí se fue controlando clase por clase, y en los últimos cribados se han detectado casos en varias aulas, incluso se han tenido que cerrar varias aulas. Pero repito: la labor de los maestros y los niños ha sido muy buena, no les podemos reprochar nada, y mucho menos a los niños, que al final son eso, niños. Esto nos puede tocar y nos ha tocado.
—Parece ser que el propio colegio solicitó el cierre de las instalaciones ante el ritmo de casos detectados, una decisión que no ha cuajado por ahora. ¿Va a mantener sus puertas abiertas el centro o, finalmente, continuará con las clases?
—Parece que se va a mantener exactamente como está, porque incluso en la conversación que tuve con la delegada me dijo que si se decretaba el cierre era porque todos los niños tenían que estar confinados y pasar el cribado masivo que habría que hacer. Lo que el colegio hizo fue trasladar a la enfermera que lleva los casos Covid la información de todos los niños que estuvieron en contacto con algún positivo o con la profesora que dio positivo. El rastreo, en ese aspecto, creo que se ha hecho muy bien por parte del colegio. ¿Que se podía haber cerrado? Puede ser, pero no es una competencia municipal, son los epidemiólogos los que dicen si hay que cerrar o no.
—¿Cómo están los ánimos de la comunidad educativa ante esta situación, alcalde?
—Ante la alarma, claro, lo que está pasando es que los padres no llevan a sus hijos al colegio. Ya les están notificando las faltas de asistencia, pero ante una situación que está descontrolada creo que hacen bien en cuidar primero la salud; después ya vendrá el colegio y todo lo demás.
—Con la vista puesta en los próximos meses, ¿qué tiene pensado el Ayuntamiento para socorrer a los sectores económicos de Cambil y Arbuniel más afectados por la pandemia?
—Estamos ya inmersos en el proceso de aprobación del presupuesto para este año, donde vamos a incluir actividades e incentivos económicos para ayudar, de alguna forma, a las personas que lo pasan mal. En este caso, para empezar, vamos a ahondar en el comercio, por dos motivos: fueron los verdaderos artífices de que pudiéramos alimentarnos cuando todo esto empezó, y gracias a ellos no nos vimos desabastecidos pese a estar en un confinamiento total. Y también son vecinos, de alguna forma han apostado por su pueblo y nosotros, como entidad pública, tenemos que apostar por ellos para que se vea el esfuerzo que hacen y para que se sientan arropados.
—¿Cómo van a notar cambileños y toscareños ese apoyo municipal, esas ayudas?
—La campaña, bajo el eslogan 'Tú haces grande el pequeño comercio', tiene varios puntos, varias directrices. Lo primero que hemos hecho ha sido una campaña de difusión entre los comercios de Cambil y Arbuniel, a los que se repartirán bolsas de tela con el eslogan. A raíz de esta campaña, además, vamos a impulsar desde el Ayuntamiento la creación de una asociación local de empresarios y empresarias, para que de alguna forma también ellos se sientan arropados por su Ayuntamiento; muchas veces están inmersos en su día a día de actividades y ni siquiera saben que tienen subvenciones a las que pueden optar, así que vamos a hacer vídeos de promoción para ellos, vamos a trasladarles todas las iniciativas que surjan y a ayudarles.
—¿Qué papel, exactamente, tendrá la administración local en ese nuevo colectivo?
—Nuestra idea es darles ese impulso para crearla y luego, que vuelen solos, aunque estemos nosotros al lado. Creando esta asociación, tanto ellos como todos los demás vamos a ver sus necesidades e inquietudes. A veces, los ayuntamientos creamos campañas que no son lo que ellos esperan o lo que realmente demandan, así que creo que va a ser un nexo de unión y va a permitir un importante grado de participación entre ellos y su Ayuntamiento.
—Una campaña en la que no faltarán tampoco incentivos para los vecinos, para los clientes...
—Exacto, dentro de este impulso se desarrollará también una campaña, con el mismo eslogan, que repartirá por los comercios de Cambil y Arbuniel unos boletos de participación, que se entregarán a los clientes. Al final de cada mes se sorteará el gasto de cincuenta, treinta y veinte euros para consumir en restaurantes, hoteles, casas rurales... de ambas localidades.
—¿Tiene fecha de comienzo esta campaña de apoyo al comercio?
—Sí, el presupuesto íbamos a aprobarlo esta semana pero, con la pandemia, hemos creído conveniente no juntarnos los concejales. Tenemos además un Consejo de Participación Ciudadana al que damos voz y voto sobre en qué gastar el dinero que recauda el Ayuntamiento, así que vamos a dejar pasar estos días para ver si baja la incidencia y podemos reunirnos con las asociaciones del consejo, para que el pueblo decida.
—Y el otro gran proceso en marcha, el de vacunación, ¿qué tal va en el municipio?
—Bien, bien. Se empieza a ver la luz al final de un túnel largo. Es curioso, este cargo de alcalde va por emociones también, al final el pueblo es como tu casa y la gente, como tu familia.
—¿Por qué lo dice, alcalde?
—Porque me acuerdo de la emoción que sentí el día que me dijeron que empezaban a vacunar en Cambil, y sobre todo lo que sentí ese primer día que vacunaron a la primera persona del municipio. Sobre todo, lo que más me conmovió fue la alegría con la que venían a vacunarse, a recibir ese pinchazo de esperanza, las personas mayores, para que su vida fuera mejor. Al fin y al cabo están sufriendo en sus casas, sin poder salir.
—Por cierto, ¿usted no se ha vacunado aún? ¿No le han 'invitado'?
—No, no, qué va, el alcalde tiene que ser como me decía un compañero: además de bueno, parecerlo. Este alcalde se vacunará el día que tenga que vacunarse, hará lo que tenga que hacer en ese aspecto. Al final, la educación que recibe uno en su casa es que las cosas son como tienen que ser, y yo estoy aquí como otro vecino más, para luchar desde la posición que tengo y que agradezco a los vecinos, pero para eso, para que tanto Cambil como Arbuniel tengan lo mejor. Soy uno más de ellos, no tengo que tener privilegios.
—Poco más de un año después de aquel histórico 14-M y 'en modo' futuro, ¿qué mensaje envía el alcalde a sus vecinos de Cambil y Arbuniel?
—Primero quiero decir a los niños que, aunque ellos no entiendan lo que está pasando, que no se preocupen, que vamos a luchar por ellos, que se sigan comportando de forma extraordinaria como lo están haciendo, que de esta vamos a salir.
—¿Y a los 'menos niños'?
—Al resto del pueblo, que aunque sé que llevamos ya mucho tiempo así, que estamos cansados, que hemos tenido que dejar en el camino muchos abrazos, muchas juntas, muchas cosas, lo estamos haciendo bien. Sigamos haciéndolo bien, la luz se ve al final del túnel peso seguimos en el túnel. Muchas personas se están dejando la vida para que estemos bien, trabajando, y todo pasará y volverá a ser normal, pero tenemos que seguir luchando para que esta pandemia pase por Cambil y Arbuniel lo más desapercibida posible. ¡Gracias a mi pueblo, porque no me ha faltado nunca un ánimo, una persona que me haya dicho: — "Lo estáis haciendo bien!".
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