Cerrar Buscador

"En Jaén es muy difícil poder cantar flamenco, muy difícil"

Por Javier Cano - Marzo 29, 2025
Compartir en X @JavierC91311858
"En Jaén es muy difícil poder cantar flamenco, muy difícil"
El artista jiennense canta y se acompaña a la guitarra en la peña de Bailén. Foto cedida por Francisco Troya.

El árbol genealógico de Francisco Troya Gersol (Jaén, 2001) destila jondura por todas sus ramas, y con esas raíces no le quedaba más remedio que crecer hacia el cante y el toque.

Cantaor y guitarrista, a sus veintitrés años de existencia este singular artista que se acompaña a sí mismo con la sonanta no tiene complejo a la hora de confesar su querencia a la tradición: "Yo me muevo en lo puro, en lo antiguo", asegura. Por lo pronto, escucharle cantar aquellas soleás alfareras que hizo célebres Naranjito de Triana lo deja claro no: lo siguiente.

—¿Cómo empieza la historia musical de Francisco Troya? 

—A los ocho años empecé con el violín, me saqué el básico y el grado medio; luego me pasé a la guitarra flamenca, que tocaba desde chico. Dejé el violín, me puse con la guitarra y al final acabé en la guitarra y el cante. Y hasta ahora. 

—Si se le sabe sacar la jondura, el violín puede ser muy pero que muy flamenco pero, ¿por qué ese instrumento, qué le llamó la atención a un músico de dinastía como usted para decantarse por las cuatro cuerdas y el arco?

—Me gustó mucho la sonoridad que tiene. 

—Le añadió dos cuerdas, le ensanchó la caja, le alargó el mástil y se encontró entonces con que la guitarra era lo suyo...

—Efectivamente. Y más con el cante: como me acompaño yo mismo con la guitarra cuando canto, lo hago a mi forma, con mi medida y lo personalizo más. 

—¿Que fue antes, Francisco: la guitarra o el cante?

—Empecé con el cante y luego me fui a Jerez, di unas clases con profesores conocidos de allí y me decidí a aprender más a tocar. Estuve un año en el conservatorio de Jaén, pero aprendí más por mi cuenta. 

—O sea, que quien acude a una de sus actuaciones tiene que aplaudir el cante y el toque en las mismas palmas, ¿no?

—Efectivamente, las dos cosas a la vez. 

—No es usted el primero, pero tampoco abundan los 'hombres orquesta' dentro del panorama jondo.

—Claro, es que es complicadillo. 

—Lo que no era complicadillo, señor Troya, es que la genética acabara imponiéndose y lo convirtiera en artista flamenco, viniendo de donde viene, con esos ascendientes suyos (el Niño de Cabra, Carmen Gersol...). ¿Lo han dejado hacer, o había que dedicarse a esto sí o sí?

—No, no, si se encartaba pues bien, y si no se encartaba, pues no. Pero se encartó. 

—No se prodiga mucho Francisco Troya por los escenarios jiennenses...

—Es que en Jaén es muy difícil cantar, muy difícil.  

—Con la tradición flamenca que hay en esta tierra, ¿de veras es complicado subirse a las tablas?

—Llevo muy pocas actuaciones, sí. El problema es que hay una asociación de flamenco en Jaén que solo mira por su grupo, no se abre a los demás: hay que hacerse socio y autónomo, y muchos no podemos hacernos autónomos para cantar una vez al año. Y la peña también está muy cerrada. Antes, cuando mi abuelo iba allí a cantar, estaba más abierta, había tertulias para echar un ratillo con los aficionados, pero ya no se hace nada de eso. 

—¿Cómo va construyendo su trayectoria entonces? Si no encuentra donde cantar...

—Hace unos meses estuve en un concurso en la Peña El Puchero de Bailén, he estado también en Lo Ferro (Murcia), en Lorca, para una prueba del Festival de Cante de las Minas... Así voy, poco a poco. 

—¿Ha tenido suerte en los concursos?

—Yo voy para echar el ratico, además en eso hay mucho politiqueo, está muy enrevesado. 

—2025 empezó hace nada y menos, y por lo pronto el nombre de Francisco Troya ya forma parte del 'cartel' de artistas que este año le ofrendarán poemas, música y saetas a El Abuelo, en el Camarín. 

—Sí, hace un par de años ya le canté en el balcón nada más salir la procesión, allí me estrené como saetero. 

—Menudo estreno.

—Sí, sí. Siempre me ha gustado cantar saetas, pero nunca me había decidido a hacerlo en público. Y este año tengo muchas ganas. 

—¿Qué le supone cantarle a Jesús de los Descalzos en su ya tradicional ofrenda poética del Jueves Santo?

—Eso es un gran honor para mí, nunca me imaginé que iba a poder cantarle allí. Mi abuelo y mi tía lo han hecho, así que me emociona. Se lo agradezco muchísimo a la cofradía. 

Se le ve jaenero, apegado a su tierra y sus costumbres. ¿Nunca se le ha pasado por la cabeza buscar fortuna en otras latitudes, acaso más propicias?

—No, abandonar mi tierra, mientras pueda evitarlo, lo evitaré. Jaén me gusta mucho.

He visto un error

Únete a nuestro boletín

COMENTARIOS


COMENTA CON FACEBOOK