"Tenemos que ayudar, sobre todo a la gente más mayor"
Las pequeñas tiendas de alimentación son la salvación para vecinos mayores confinados; Juan Antonio Gutiérrez es de Linares y trabaja sin descanso para atenderlos
Juan Antonio Gutiérrez (Linares, 1978) no se considera un héroe, ni mucho menos. Él y su tienda de alimentación abierta en 2010 en la capital minera son de esos servicios considerados esenciales y hoy, como el sábado y como mañana, abre sus puertas. Juan Antonio sólo hace su trabajo, como reconoce humildemente, y en su mente está ayudar en todo momento a las personas mayores, confinadas en casa, y que no pueden salir de casa a hacer la compra.
Cada noche a las ocho, los jiennenses salen al balcón a aplaudir el esfuerzo de los profesionales de la sanidad por frenar la expansión de Covid-19. Pero las muestras de agradecimiento también van para todos esos trabajadores que desde que empezó la pandemia están al pie del cañón para que a ningún vecino le falte de nada. Es el caso de Juan Antonio Gutiérrez, que tiene un establecimiento de alimentación donde vende un poco de todo, desde verdura, frutas y hortalizas, hasta congelados y embutidos.
"Me he dedicado a muchas cosas. He estado en la obra, después me fui por cuenta propia, estuve en el mercadillo y desde 2010 tengo la tienda". Es muy conocido en su barrio en la ciudad minera, pero a pesar de ello ha querido extender su red de contactos para poder llegar al máximo de población, sobre todo la más mayor. Por eso, cuando comenzó la crisis sanitaria habilitó una página de Facebook y un teléfono para que los clientes pudieran hacer el pedido on line y no salir de casa.
¿Se considera un pequeño héroe? No. "Tengo una clientela fija, sobre todo gente mayor, y para que no salgan de casa les llevo los pedidos. Ahora es el tiempo de ayudar e intentar facilitar las cosas en todo lo que se pueda", defiende. Lo hace con todas las medidas de protección establecidas. En ocasiones los pedidos los deja en el ascensor y cuando no es posible, los lleva hasta la puerta enfundado con guantes, mascarillas y todo lo necesario para no contagiarse pero, sobre todo, para que sus clientes en cuarentena no contraigan el virus.
En medio de esta pandemia no para de trabajar, a pesar de que los ingresos han caído. Y es que se da la paradoja que el esfuerzo es mayor, ya que tienen que preparar los pedidos y llevarlos, pero no compensa económicamente a las pérdidas por los clientes que ya no tiene. Y es que este linarense, como otros tantos, suministraban a establecimientos de hostelería de la zona que han tenido que cerrar. Pero para él, ahora no es tiempo de pensar en eso, ahora es tiempo de ayudar.
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