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"Cuando descubrí la música clásica, vi que era música de verdad"

Por Javier Cano - Junio 01, 2024
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"Cuando descubrí la música clásica, vi que era música de verdad"
El joven guitarrista peroxileño, en plena ejecución de una partitura durante el concurso en Vilches. Foto: Ayuntamiento de Torreperogil.

En la provincia natal del maestro Andrés Segovia, el joven guitarrista Álvaro Vargas Moraga (Torreperogil, 2008) sigue con paso firme la huella del marqués de Salobreña y empieza a cosechar los primeros aplausos de una trayectoria que promete. ¡Vaya si promete!

Flamante ganador del XVII Certamen Internacional de Guitarra Mario Egido, en Vilches, el intérprete peroxileño inaugura sus vitrinas con uno de los certámenes punteros en el instrumento de las seis cuerdas. 

—¿Cómo se siente, Álvaro, tras obtener un galardón que se disputaban guitarristas de diferentes nacionalidades? 

—Orgulloso de mí mismo, por el trabajo que he hecho hasta llegar hasta aquí.

—¿Ese trabajo al que alude, ¿le había procurado ya algún reconocimiento o es este el primero de su prometedora carrera?

—Sí, es el primero, sobre todo porque es el primero en el que he concursado.

—Eso es lo que se dice llegar y besar el santo...

—Sí, sí [ríe]

—Por su respuesta se entiende que no está pendiente de los concursos, que no le quitan el sueño. ¿Cómo supo del 'Mario Egido', entonces?

—Lo conocí porquelo organiza, en Vilches, Enrique Muñoz, director de la Escuela de Música de Torreperogil, al que conozco desde que me apunté a Guitarra, mi maestro desde chico. Nos lo comentó, y como me veía con un buen repertorio y buen nivel, me apunté. Y al final...

—Al final, nada más y nada menos que un premio internacional: palabras mayores.

—De hecho, el único de Jaén en la final era yo; los otros, un niño de Ucrania y dos niñas de Málaga.

—¿Qué tocó, con qué se ganó al jurado?

Capricho árabe de Tárrega en la semifinal, y en la final la Sinfonía sevillana de Joaquín Turina y el Marabino de Antonio Lauro, un vals venezolano. 

—¿Muchos nervios?

—En la semifinal sobre todo, porque no conocía nada, llegué como a ciegas, pero en la final, ya con gente en el teatro, como llevaba bien la canción y sabía que tenía posibilidades, me liberé y lo hice bien.

—Hay quien sale de un certamen maldiciendo haberse presentado a él. Parece que usted no es de esos, que lo mismo repite...

—Ya que hemos empezado, iré a todos los que me entere por aquí cerca. Tengo un repertorio preparado que me sirve para cualquier concurso.

—Álvaro, ¿por qué la guitarra y no un sampler, propio del perreo reguetonero que copa emisoras y discotecas?

—Porque es lo que me gusta; me viene de mi madre, que toca la bandurria, está en el grupo de plectro Isaac albéniz de Torreperogil. Con ocho años, cuando hay que empezar a estudiar música, me dijo que si quería apuntarme a guitarra y le dije que sí, que iba a probar suerte. Me empezó a gustar y hasta ahora.

—Se lo digo porque, con su juventud, habrá gente de su edad que no comprenda su gusto por la música culta.

—Cuando era pequeño, la música clásica no me gustaba tanto, más el rock y la guitarra eléctrica; pero cuando empecé a descubrir la música clásica y vi que era música de verdad, me enganchó. Toco música clásica porque de verdad me gusta.

—¿Dónde se ha formado Álvaro Vargas como guitarrista de concierto?

—Empecé en la Escuela de Música 'Marcos Villar' de Torreperogil y ya, cuando acabé el Básico y empecé el Profesional, me fui a Úbeda, al 'María de Molina'. 

—¿Seguirá con el Superior?

—Una de mis ideas de futuro es esa, sí.

—¿Una de ellas? ¿Y las otras? ¿Por dónde quiere encaminar su futuro académico y, por ende, profesional?

—Voy a hacer el Bachillerato de Ciencias de Salud, que es el que me gusta, y el Conservatorio a la vez, quinto y sexto cursos.

—¡Vamos, que le van a usted las batas blancas!

—Algo así, pero la opción que priorizo antes que eso es el Superior, aunque siempre hay que tener un plan b.

—Entonces es que se plantea la música como profesión incluso, ¿no?

—Sí, es una de las cosas que de verdad me apasionan, y dicen que trabajar en lo que te gusta es lo mejor.

—¿En quién se inspira, a quién quiere parecerse?

—Hay figuras tremendas de la guitarra en Andalucía, pero no tengo ningún referente. Quizá david Russel, uno de los mejores del mundo, pero no es de aquí.

—Ese apellido de David no es de Vilches ni de Écija, efectivamente, pero sepa usted que, en sus principios, el guitarrista escocés se moría de ganas de parecerse (tocando) al maestro Segovia. En otro orden de cosas, suponga que le va bien, estudia pero no deja de conseguir éxitos con la sonanta, que le invitan a convertirse en profesional. ¿Qué salidas tiene hoy en día alguien que opta por la guitarra de concierto?

—Como oncertista de guitarra, en orquestas, en un grupo de cámara... Tiene muchas salidas, la guitarra es uno de los instrumentos más valorados en todo el mundo.

—¿Le atrae la posibilidad de vivir de lo que más ama?

—Sí, sí.

—¿Aunque eso le supusiese pasarse la vida viajando, lejos de su Torreperogil natal?

—Sí, me gusta ir a donde sea; por ejemplo, ahora voy a tocar con la Orquesta de Guitarras de Albacete, el 8 de junio. Me gusta descubrir ese mundo, convivir con otros guitarristas, conocer a otra gente.

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