"La prisión, aun siendo un mundo oscuro, tiene su poética"
Juan Trinidad Carretero García no le hace ascos a casi ningún género literario. Nacido en Villargordo en 1972, este funcionario de Prisiones y licenciado en Derecho por la Universidad de Jaén ejerce como nombre propio de la cultura de Villatorres, el municipio que lleva siempre a ras de labio en sus novelas, poemas, columnas de opinión o los contenidos de Pueblo y Cultura, revista de la que es director.
—Abogado (aunque no ejerce) y funcionario de prisiones: parafraseando a los Burning se le podría preguntar aquello de qué hace un chico como usted en un oficio como el de las letras.
—Siempre me ha llamado la atención la literatura, pero la descubrí en profundidad ya tarde. En el colegio no era de los más lectores; con el tiempo fui descubriendo autores, profundizando en muchos de ellos. Platero y yo, por ejemplo, sí fue siempre un libro de cabecera para mí, un libro que transmite mucho: cosas que yo veía en mi pueblo trasladadas poéticamente a una obra que es, además, una obra de arte de Juan Ramón Jiménez.
—No fue usted, entonces, eso que se llama un niño prodigio de la literatura.
—No, no.
—El primer relato... ¿Cuándo empezó a tomar conciencia de su condición de creador de historias?
—En el colegio escribía, pero era una especie de diarios al estilo Dickens, pequeños textos inspirados por Platero y yo, cosas de adolescente. Durante la carrera, la inspiración se frenó y con el tiempo retomé ese gusanillo literario, primero leyendo y luego atreviéndome a escribir algo. Recuerdo que una de las primeras cositas que escribí fue un artículo que me evocaba muy buenos recuerdos: el cine de verano de mi tía Paca.
—Dicho así, señor Carretero, suena a título de película de Berlanga. Cuente, cuente...
—Ese cine que veíamos cuando éramos chicos... Lo que escribí era una especie de guiño a esos cines de los pueblos, una evocación de la infancia. Aquel primer artículo tuvo muy buena acogida en el libro de fiestas de aquel año, cuando lo publiqué como homenaje a mi tía, que fue la que montó el Cine Maravillas, hoy día prácticamente arruinado. Luego salió en la prensa provincial y también tuvo bastante aceptación. A partir de entonces empecé a publicar en las redes sociales, y hasta hoy.
—Al final se ha convertido en columnista frecuente en la prensa jiennense, ¿no?
—Sí, cada dos semanas publico.
—¿Qué alienta, temáticamente, sus columnas?
—A veces entro a valorar cualquier tema de actualidad y otras, encuentro momentos para evocar literariamente (incluso poéticamente) cosas cotidianas, momentos que te inspiran para escribir algo.
—Habla del hecho poético como algo si no ajeno, tampoco característico de su escritura. Sin embargo, el nombre de Juan Trinidad Carretero aparece con frecuencia en las convocatorias del Grupo Villatorres de Poetas. ¿Qué es la poesía para usted, qué le aporta, qué significa en su vida?
—La poesía siempre me ha infundido mucho respeto, lo considero un arte mayor, incluso por encima de la prosa: tienes que tener algo grande dentro de ti para trasladarlo al papel; de hecho me encuentro más cómodo en la prosa, quizás una prosa poética. La poesía, indudablemente, me encanta leerla, tanto a autores de cabecera como a otros que vas descubriendo: Juan Ramón, Bécquer, Lorca, Machado, Manuel Alcántara (que he descubierto y me gusta mucho), Alberti... Hasta hace poco leía cosas muy variadas, textos científicos, novelas, pero a partir de este gusanillo poético es verdad que me fijo más en las estanterías de poesía de las librerías.
—Poeta y funcionario de prisiones: ¿escribe cartas desde (fuera) de la celda, o no es el penitenciario un ambiente muy inspirador?
—La prisión, siendo un mundo oscuro, tiene también su poética, allí descubres historias tremendas. Yo estoy en la unidad terapéutica de la prisión, donde los presos expresan muchas de sus historias (que suelen ser bastante negras), muchos de ellos se derrumban cuando abordan el origen de su situación. Hasta en esos momentos, los más tristes, hay poesía: poesía hay en todos sitios. De hecho, cuando hago noches, a veces me inspiro en algo que veo allí y luego lo escribo.
—Pueblo y Cultura: costumbrismo, ficción, poesía, arte... Sigue al frente de esta edición, que dicen que está a punto de publicar nuevo número.
—Vamos sacándola poco a poco y este año nos está costando, tenemos menos disponibilidad de algunas personas, pero va saliendo y si todo va bien, antes de que acabe este año estará en la calle, quizá coincidiendo con Navidad.
—¿Seguirá fiel a sus contenidos?
—Sí, aunque en este caso será monográfica, en torno al mundo rural, con artículos muy bonitos que abordan, por ejemplo, la minería en Torrequebradilla, textos poéticos, un homenaje al pintor Francisco Cerezo...
—Más de un lector se estará preguntando, a estas alturas de la entrevista, cómo una persona tan literariamente activa como usted no cuenta todavía con ningún libro editado.
—Material para un libro hay, lo que falta es darle un hilo conductor. Es un proyecto que lleva mucho tiempo en mi mente y habrá que sacarlo, pero es que soy muy autoexigente. En algún momento habrá que lanzarse a la piscina y sacar ese libro.
—Hablando de mojarse: ¿será de prosa o de poemas, esa ópera prima?
—Será prosa. Me ronda una novela de capítulos cortos o glosario de artículos, ambientada en personajes de mi pueblo, retomando aquel homenaje a mi tía que hice al comenzar a escribir pero con gente muy reconocible del pueblo, gente entrañable.
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