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'Aceitunitas negras' parte de la nostalgia, del anhelo de mi tierra"

Por Javier Cano - Mayo 25, 2024
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'Aceitunitas negras' parte de la nostalgia, del anhelo de mi tierra"
La cantante, compositora y profesora alcalaína. Foto cedida por Laura Marchal.

Laura Marchal (Alcalá la Real, 1995) canta con su rotunda voz de jondas suavidades lo que escribe con su delicada creatividad. Lo mismo que hacía Lole con las letras de Manuel Molina, solo que en el caso de la jiennense ambos talentos salen al escenario al alimón, geminados en una misma arquitectura humana, como la hermosísima ventana de la torre de la Cautiva de la Alhambra en los ojos de cualquiera.    

Cantaora y compositora, la avala una formación académica tan apabullante como su currículo profesional, pese a su juventud; ahí están sus años en el Conservatorio Profesional Cristobal de Morales, la carrera de Magisterio musical en la Universidad de Sevilla, su especialización superior en flamenco o su presencia en el claustro docente de la Escuela Superior de Música de Barcelona, donde imparte clase.

Ahora que saca a la luz el sencillo inaugural de su discografía (de evocador título, La semilla del encanto), la artista comparte con los lectores de Lacontradejaén el germen de este trabajo discográfico, sus inquietudes y la querencia al terruño con la que convive, cotidianamente, a casi mil kilómetros de nostalgia.

—"Aceitunitas negras / traigo de la serranía, / mi canastito de enea / pá llevarlas yo al molino / y que el dinerito vea...". A pesar de su reconocida trayectoria, ¿es este su primer trabajo de estudio, su primer disco?

—Siempre he cantado flamenco y siempre he interpretado cante clásico, digamos, pero sí, este es el primer single del que va a ser mi primer disco: La semilla del encanto

—Un título de lo más ensolerado: eso lo cantaba don Antonio Mairena y antes que él, Joaquín el de la Paula...

—Sí, viene de ese verso. 

—¿Por qué ese título, Laura? ¿Supone una reivindicación de la pureza del cante, del clasicismo, o no es para tanto?

—Realmente no es tanto por quién lo cantaba, sino porque me parece bonita la metáfora de la semilla, de que en el título esté la palabra encanto, junto con el canto, el cante... Me encanta esa simbología de la semilla y, luego, algo que brota. 

—Una letra muy poética. Parece que concede usted importancia a esos detalles en las letras que interpreta, que no le da lo mismo ocho que ochenta.

—Sí, sí, lo valoro mucho, lo tengo en cuenta. 

—Y como adelanto de ese primer disco, un sencillo con perfume de almazara: Aceitunitas negras. ¿Un canto, quizás, a sus orígenes, ahora que su vida discurre lejos de su patria chica?

—Este tema lo llevo haciendo algún tiempo en los directos y aunque siempre contaba lo mismo, la gente se reía.

—Cuente, cuente...

—Que por cosas de la vida me fui a estudiar a Barcelona y sigo en Barcelona, pero que un trabajo tan laborioso como es tener que ir por las Navidades a tu casa a coger aceituna se te hace hasta bonito, te da la nostalgia hasta de esa tarea, de ese trabajo. Siempre intento ir a casa en Navidades, por supuesto para gozar de la familia, pero es que también da cosa que esté toda la familia y no estés tú. Así fue, hace tres o cuatro años que compuse esta letra y parte de la nostalgia, del anhelo de mi tierra, de romantizar ese trabajo de la recogida de la aceituna. 

—Aquello de Homero, ya sabe: que llevadera es la labor cuando muchos comparten la fatiga. Y a usted le sirve, además, como cordón umbilical para mantenerse unida a sus raíces.

—Exactamente, sí. 

—Hablando de compartir, ¿en La semilla del encanto todas las letras son de su autoría o también se deja componer?

—En este disco hay mucho flamenco tradicional, que obviamente son interpretaciones de cantes populares y palos flamencos, pero también es un disco muy personal, porque hay canciones como esta de letra y composición propia que son parte de mis vivencias. He tenido la suerte de tener a gente a mi lado que me ayude a producirlas y a que estén en este disco. 

—Un cante (este de las aceitunas) que viene con videoclip debajo del brazo: un repertorio de imágenes que, a primera vista, traducen visualmente lo que usted se cuaja sobre el papel y con su garganta, ¿verdad?

—Exactamente, a través de mi persona muestro ese viaje desde mi casa, desde mi tierra, con esa conexión del olivo, desde un pueblecito de Jaén a la gran ciudad. 

—Se la ve bien acompañada, con un 'equipo de confianza'.

—Sí, sale mi abuelo, mis primas en la lumbre, gente del pueblo...

—Pregunta arriesgada, alguien puede decir, incluso, que temeraria: con este disco en la mano, quien escuche Aceitunitas negras reconocerá rápidamente sonidos nuevos, refrescados, junto al tono sobrio que también capitaliza esos tangos.  

—Es difícil de valorar pero al final, cuando hay conocimiento de causa, la gente lo nota: que cada uno tome sus propias decisiones. Para mí son flamenquísimos estos tangos, y cuando los compuse pensé en el folclore, en las letras populares, en no hacerlos complejos, para que precisamente conservaran esa esencia. 

—¿Pero qué se siente: flamenca o flamenquita? Y usted perdone.

—Nunca me he visto en esa tesitura, siempre he cantado flamenco. Eso de flamenquito no existe para mí, puede haber quien lo haga, pero es más música comercial. ¡Es una cosa tan subjetiva! Nunca me ha interesado mucho. 

—Seguro que a los lectores de esta entrevista sí les interesa saber por qué ahora, qué la ha hecho publicar un disco en 2024 y no antes, con ese currículo suyo.

—Antes no he tenido esa oportunidad, ni esa inquietud siquiera. Además, dentro del flamenco es complicado publicar un disco, incluso creo que yo lo estoy haciendo demasiado pronto. 

—¿Por qué lo publica, entonces?

—No sé, por mostrar algo de mí que quizá la gente no conoce, como cantaora. Este es un camino muy complicado, pero básicamente es para eso, para mostrar mis facetas no tanto a nivel industrial (no creo que vaya a vivir del famoseo ni de la industria) sino porque he tenido gente a mi alrededor que me lo ha reconocido y ha querido subirse a este carro. Pero siempre con la intención de seguir trabajando.

—Lo de los sellos discográficos tampoco es sencillo, ¿no? Ha tirado usted por el camino de la autoedición.

—En este mundo del flamenco es difícil que se fijen en mí, no doy el perfil que buscan. De todas formas, tampoco soy una máquina de hacer canciones: cuando salen, salen. Yo sigo cantando, me lo tomo con calma, no entro en esta máquina consumista y capitalista que nos venden hoy en día. El productor es mi pareja, eso me lo ha hecho todo muy fácil, porque si no quizá no me hubiera planteado sacar esto adelante. 

—¿Gira, presentación del disco, conciertos...? ¿Qué tiene por delante Laura Marchal?

—No voy a sacar el disco de un tirón, sino poco a poco, single a single. Voy a hacer también una campaña de crowfunding, de forma que la gente pueda comprar el disco físico y yo se lo envíe a casa firmado, de una forma artesana. En cuanto a los conciertos...

—¿Cómo está esa agenda de actuaciones?

—La verdad es que no está mal, este año tengo la suerte de tener muchos conciertos de cara al veranito. Y preparar la gira para el año que viene, la presentación del disco...

—En esa gira, ¿se dejará caer por Alcalá la Real, por Jaén, por Andalucía?

—Me encantaría adelantar algo de eso, pero todavía no tengo nada cerrado.

—No venir solo para coger aceituna en Navidad...

—Estaría muy bien, la verdad es que sí, y lo voy a intentar. 

—¡A ver si es que se ha hecho ya a vivir lejos de aquí, Laura! ¿O no? ¿Le gustaría volver a sus paisajes primeros?

—Lo tengo clarísimo: estoy aquí por necesidad, tengo muy claro que vivir del arte en Andalucía es complicado, y en Jaén no te voy a decir cuánto, te lo puedes imaginar. Realmente, ahora mismo, me siento afortunada de haber terminado mi carrera de Música y estar colocada como profesora de cante flamenco en un conservatorio superior, eso es un lujo, estoy muy a gusto. Pero siempre tengo la expectativa, muy grande, de volver. 

—Le tira la cuna del cante.

—Me tira, me gustaría vivir en Andalucía, y cuanto antes mejor. Pero ahora mismo las cosas están así. Gracias a mi trabajo puedo, entre otras cosas, financiar este disco, pero quiero volver a mi tierra. 

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