"Es prácticamente imposible realizar un arbitraje perfecto"
Mari Ángeles García Crespo lleva unos días con una sonrisa permanente en los labios. No es para menos, acaba de lograr un hito para el baloncesto jienennse. La próxima temporada pitará en EBA y en la Liga Femenina 2, algo que representa un paso de gigante en una provincia poco habituada a éxitos en el deporte de la canasta. Así que hablamos de palabras mayores. Tiene 24 años y es de Linares.
El silbato llegó a su vida porque es una mujer inquieta, un culo de mal asiento. Lo suyo es estar en movimiento. Compagina su carrera arbitral con los estudios. Graduada en Administración y Dirección de Empresas por la Universidad de Jaén, acaba de sacarse un master para ser profesora de instituto y el próximo curso comenzará otro de enseñanza bilingüe y lenguas extranjeras.
Mari Ángeles muestra una cercanía y una humildad fuera de lo común. A lo largo de toda la entrevista transmite una arrolladora pasión por lo que hace. Ese entusiasmo contagioso por el deporte sin duda la ha ayudado a colocarse en el importante lugar que ahora ocupa en el campo del arbitraje.
—Ha alcanzado algo histórico dentro del colectivo de árbitros jiennense.
—Bueno, he tenido más suerte que otros compañeros quizás. El poder ascender a una categoría superior, además de la preparación, también depende de tener esa oportunidad. En mi caso he intentado prepararme lo mejor posible y al final he podido aprovechar la oportunidad.
—Mujer y árbitro, una combinación perfecta. ¿No cree?
—Creo que si. Es un buen momento para hacernos ver en el mundo del arbitraje, pues hasta el momento siempre hemos sido minoría pero estamos demostrando que estamos aquí y queremos trabajar.
—Muchas compañeras suyas de otras disciplinas, como el fútbol, sufren lo suyo en los terrenos de juego. ¿El baloncesto ocurre lo mismo?
—En mi experiencia personal nunca he tenido ninguna situación en la que se me recrimine mi trabajo por ser mujer. He podido recibir comentarios al igual que los reciben mis compañeros hombres, sin tener nada que ver con el sexo.
—¿El baloncesto es machista?
No lo creo, más allá de las diferencias físicas, que es evidente que existen, no creo que las mujeres recibamos un trato diferente por el hecho de serlo, ni beneficioso ni desfavorable. Al final, los resultados que se obtienen suelen ser consecuencia del esfuerzo que hagas.
—¿Por qué se metió en el arbitraje?
—Yo he jugado desde pequeña al baloncesto y comencé a hacer mesas para sacarme un dinero, pero al final decidí empezar a arbitrar porque estar en movimiento en la pista pegaba más conmigo. Además, era otra forma de estar ligada al baloncesto y conocer el deporte desde otra perspectiva.
—¿Qué es más difícil, lidiar con los alumnos o con los jugadores?
—Con los alumnos sin duda (risas). En la pista tengo más recursos para controlar a los jugadores, en el aula a veces pienso que ojalá pudiera pitar una técnica (risas).
—Cuando pita en categorías inferiores, ¿quiénes son más exigentes, los padres o las madres de los jugadores?
—Creo que depende del caso, pero habría que hacer un llamamiento a ambos para que dejen jugar y disfrutar a los niños, que ya tienen un entrenador y que en muchas ocasiones el ejemplo que dan desde la grada no es nada beneficioso para los niños.
—¿Existe el arbitraje perfecto?
—Pregunta difícil. Si consideramos perfecto el no fallar en nada, creo que es prácticamente imposible, al igual que un jugador tenga un 100% de acierto en tiros. Lo importante en este sentido es tener la sensación de que has realizado un buen trabajo, aunque se hallan cometidos fallos de los que aprender y mejorar.
—¿Cuál ha sido su referente arbitral?
—La verdad es que tengo varios... No podría elegir sólo uno porque de todos se puede sacar algo y aprender.
—¿El árbitro ha de ser un buen deportista?
—Por supuesto. El baloncesto está evolucionando y los jugadores cada vez son más físicos, por lo que los árbitros debemos estar a la altura. Al final nuestro trabajo se trata de tomar decisiones continuamente. Y para poder decidir de la manera más justa y correcta no puedes estar pensando en que te falta el aire o que no llegas a un contraataque.
—¿Qué le pasa al baloncesto de la provincia que no acaba de despuntar?
—Por lo general hay una tradición muy arraigada por el fútbol, por lo que hay menos aficionados al baloncesto u otros deportes. Sin embargo, el baloncesto siempre tiene su público y por lo que parece cada vez gusta más y tiene más repercusión.
—¿Tiene alguna manía antes de un partido?
—Sí, es una tontería pero siempre me tengo que atar bien los cordones de las zapatillas una vez que salgo a la pista.
—¿Qué no falta nunca en su maleta?
—Gomas para el pelo de sobra. Correr con el pelo suelto es bastante incómodo (risas).
—¿De qué equipo es?
—Como aficionada de ninguno, si que me fijo en el juego y algunos equipos me gustan más que otros pero sin ninguna predilección.
—Los deportistas siempre tienen sueños. ¿Los árbitros también?
—Todos. Creo que por norma general en el mundo del arbitraje se empieza de casualidad o sin tener muy claro que te va a esperar, pero conforme vas aprendiendo y creciendo también lo hacen tus sueños, aunque sin dejar de ser realistas, al final lo que se espera de ti es que des el máximo, estés en la categoría que estés, y estar preparado por si te llega una oportunidad para avanzar.
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