"No sabría describir lo que sentí al ver Marroquíes Bajos"
- . ¿Podría estar la Atlántida en Jaén?
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La lucha detrás de la Venecia del Neolítico de National Geographic
Hablar de la Atlántida hoy en día pasa necesariamente por hacer un repaso al trabajo de Georgeos Díaz-Montexano. El experto en atlantología histórico-científica desgrana para LaContracrónica sus pesquisas sobre la Atlántida y Marroquíes Bajos. Unas investigaciones plasmadas en un documental de National Geographic que ha despertado en Jaén un sentir unánime de poner en valor la zona arqueológica.
—¿Qué le llevó a iniciar su investigación sobre Atlántida?
—Mi interés comenzó realmente hacia los 14 años, pero fue de modo intermitente (algunos artículos y conferencias en Cuba) hasta que en la primavera de 1994, ya en España, me percaté de cómo se repetía por millares en el Arte Rupestre (también en vasijas de cerámica) de la península ibérica un símbolo que era exactamente el mismo esquema del patrón urbanístico de la capital de Atlantis descrita por Platón, tal como veíamos en los libros especializados y enciclopedias cuando se intentaba representar tal descripción en modo esquemático. Decidí verificar si esto era mera “casualidad” o si realmente podría haber algo que vinculara este símbolo de círculos concéntricos y canales con la leyenda histórica de la Atlántida. Así comencé un proyecto de investigación sobre la Atlántida y, desde entonces hasta hoy, ya ha sido de manera intensa y continua, sin apenas descanso, publicando de modo gratuito centenares de artículos. He impartido conferencias en varias asociaciones, instituciones y universidades (Complutense y Universidad de Barcelona) y concedido múltiples entrevistas radiofónicas y algunas televisivas en programas educativos de menor audiencia, por supuesto. Durante todo este tiempo también he publicado más de una treintena de libros, algunos muy densos y voluminosos, dirigidos a un público más especializado o académico, y otros más breves, como resúmenes de los anteriores, para un público más general y menos especializado. El lector puede visitar http://www.AtlantidaHistorica.com y usar el buscador interno o simplemente el directorio de archivos. Hay mucho material gratuito publicado.
—Son muchos los que se preguntan si la Atlántida existió realmente. ¿Se puede asegurar científicamente? Se dice que era un continente. ¿Es así?
—De momento es imposible afirmar si existió, o no. Ahora bien, mi teoría propone que en caso de haber existido realmente una isla con una ciudad concéntrica circular como la que describen las fuentes, ésta solo pudo hallarse justo donde fue claramente ubicada en los textos, es decir, en el Atlántico, ante la boca del estrecho de las Columnas de Hércules (Gibraltar), y próxima a Gadeira (Gades o Cádiz). Es decir, en esa área del Atlántico que se extiende entre Iberia, Marruecos, las islas Madeira y quizás hasta las Canarias por su parte meridional. Tal civilización atlántica remontaría sus orígenes (no su final como erróneamente muchos aún creen) hasta hace unos 11.580 años, mientras que su final catastrófico sucedería en una fecha más reciente, entre finales del Calcolítico y la Edad de Bronce, aproximadamente entre el 2700 y el 1550 A.C. Todo lo anterior está perfectamente documentado en las fuentes primarias escritas (códices, papiros, manuscritos, inscripciones, entre otros) en antiguas lenguas, pero sobre todo en los mismos escritos del Timeo y el Critias de Platón, obviamente si son leídos e interpretados de modo correcto, especialmente a través de traducciones gramaticalmente correctas.
Muchas son las fuentes que soportan la posible existencia histórica de la isla Atlantis y su civilización, o cuando menos la existencia de una antiquísima tradición o leyenda histórica sobre una cultura marítima atlántica de considerable desarrollo que pudo florecer entre el Neolítico y la Edad del Bronce en una isla situada frente a Gibraltar, no muy lejos de Iberia y Marruecos. O bien en un archipiélago de islas y colonias distribuidas en regiones continentales de Europa y África, hipótesis esta que parece la más verosímil de acuerdo al conocimiento geológico que tenemos en la actualidad sobre la geomorfología de las islas (tanto emergidas como sumergidas) y el relieve de los fondos marinos del Atlántico. Entre esas muchas fuentes (varias centenas ya) se hallan antiguas fuentes escritas (códices, papiros, mapas, inscripciones rupestres, textos en paredes de tumbas y templos) en lenguas antiguas (griego, latín, egipcio, árabe, asirio-babilónico), y al menos dos posibles (uno pintado y otro grabado) en sitios de Arte Rupestre de la península ibérica. Uno de ellos (el grabado o petroglífico) ha sido datado por los arqueólogos funcionarios, que lo hallaron en torno a finales de la Edad de Bronce, en plena época Tartésica. El otro, pintado en color rojo en el interior de una cueva, es mucho más antiguo y remonta cuando menos al período Epipaleolítico, es decir, entre finales del Paleolítico Superior y comienzos del Neolítico. En ambos se aprecian barcos que van y vienen de una gran isla que tiene una forma similar a la pata de un bóvido (más ancha por su parte Norte y algo más estrecha por el Sur). En ambos casos, la isla parece tener (en cuanto a la proporción con lo que serían las partes de Iberia y Marruecos) casi el mismo tamaño y, del mismo modo, es representada justo frente a lo que sería el Estrecho de Gibraltar y las costas de Iberia y Marruecos. Exactamente en la zona donde claramente es ubicada la isla Atlantis en todas las antiguas fuentes primarias y secundarias escritas que, de algún modo, hablaron de la isla y de su ubicación. A estas evidencias podemos sumar también vasijas de cerámicas con el mismo símbolo circular concéntrico más canal central similar a la de la metrópolis de Atlantis. El mismo que hallamos en centenas de petroglifos y pinturas rupestres de Iberia y Marruecos. Y hasta varios grandes poblados o ciudades del Calcolítico con exactamente el mismo patrón urbanístico usado en Atlantis consistente en alternar fosos circulares que eran igualmente inundados de agua con anillos de tierra o espacios inter-fosos, todos ellos rodeando concéntricamente a una zona central más pequeña donde, al igual que en la capital concéntrica de Atlantis, se hallaría la acrópolis o zona central con edificaciones de la jerarquía o realeza y el templo principal.
Finalmente, también hallamos desde hace ya dos décadas ruinas bajo el mar, en el área del Atlántico que se extiende justo entre Iberia, Marruecos y Madeira, que no pudieron ser construidas después del 6000 o 4000 A.C., teniendo en cuenta la profundidad en la que se hallan y que ya evidencian una cultura desarrollada con un nivel similar al que vemos en culturas que solo se han constatado en áreas continentales en tiempos posteriores. Y no, no era un continente. Siempre fue descrita como una isla. Cuando se analizan todos los códices de la tradición manuscrita de los textos de Platón y demás autores que hablaron de la Atlántida no hay lugar para la duda. Tanto para los griegos como para los egipcios, era una isla. Ni una península ni un continente.
—¿Qué métodos de estudio ha utilizado o, mejor dicho, qué aspectos se han analizado? Si no me equivoco el aspecto filológico ha tenido gran importancia.
— El método general es el histórico-científico multidisciplinar, aunque bien es cierto que los análisis filológicos, lexicográficos, paleográficos y epigráficos de las fuentes primarias han sido los más relevantes, los que han arrojado mayor cantidad de datos con calidad suficiente como para armar una teoría histórico-científica. También han sido muy importantes los estudios de Arte Rupestre y de cartografía antigua. Además, he tenido en cuenta otras disciplinas tales como la arqueología, la antropología, la genética poblacional, la geología y la sismología, entre otras. Es decir, lo que los expertos en tales materias han venido publicando en las últimas décadas.
—Sus investigaciones han generado una gran expectación en Jaén. ¿Cuándo comenzaron sus pesquisas aquí? ¿Cómo ha sido ese proceso de investigación?
—La hipótesis nació a finales de los noventa del pasado siglo, la publiqué en varios foros y revistas, pero oficialmente fue en el verano de 2003 cuando la envié a la UNESCO dentro de un reporte de mi proyecto Atlantis Tartessos. Poco después, en agosto de 2004, varios medios de prensa se hicieron eco de la misma, especialmente el Diario Ideal y la revista Planeta Humano. Me gustaría que esto quedara bien claro, pues recientemente David Ordóñez ha declarado a la prensa que fue a partir de 2007, cuando yo me puse hablar de la hipótesis Atlante de Marroquíes Bajos, después de haber contactado con ellos en ese mismo año, y de haberme llamado la atención su idea al respecto. Eso es un error de redacción o bien un despiste de Ordóñez, pues no creo para nada que su intención haya sido colgarse medallas ni apropiarse de méritos ajenos, y por eso este error debe ser aclarado. Tal como puede verificarse en los registros de publicaciones citadas y en las hemerotecas, en realidad fue justo al revés. De hecho, los hermanos Ordóñez mencionaron por primera vez la palabra Atlántida con relación a Marroquíes Bajos en un blog en 2007 y justo comentando un artículo mío anterior de 2006. Nadie antes de mis publicaciones había publicado jamás nada sobre que la planta urbanística de Marroquíes Bajos se correspondiera con la de la capital de Atlantis. Es una de mis tantas hipótesis originales, y es fácil verificarlo. Aclarado este punto, puedo decir que el proceso de investigación ha sido muy duro, extremadamente duro, pues prácticamente lo único (salvo muy contadas excepciones) que he hallado a lo largo de estos últimos veinte años de mi vida dedicado a estas investigaciones ha sido críticas crueles, insultos, vejaciones, burlas y hasta ataques personales. Paradójicamente, los más indignos menosprecios y peores ataques personales que he recibido durante años han venido de un par de autores jiennenses.
—¿Qué sintió la primera vez que vio Marroquíes Bajos?
—No sabría describirlo. Cualquiera podría pensar que exagero, sobre todo si ve el lamentable estado en el que se encuentra lo poco que se ha conservado y que sale en el documental que hemos producido recientemente con James Cameron y Simcha Jacobovici para National Geographic. Pero es cierto que no hay palabras para describir lo que sentí realmente la primera vez que puse mis pies sobre la única ciudad, poblado o macro-aldea, como prefieren llamarla quienes creen que no merece llamarla de otro modo, de la antigüedad que llegó a tener un diseño geométrico urbanístico muy semejante al que tenia la capital de Atlantis. Incluso hasta en el detalle tan “sui generis” que siempre se creyó era mera invención de Platón de alternar fosos circulares concéntricos, que eran inundados de agua, con espacios inter-fosos o anillos de tierra sobre los que se erigían casas y otros edificios de la ciudad. Algo tan típico de la capital de Atlantis no ha sido hallado hasta la fecha en ninguna otra parte del mundo.
Si esta ciudad Calcolítica de Marroquíes Bajos hubiera sido hallada bajo las aguas del Atlántico, cerca de Cádiz o Huelva, nadie dudaría hoy en día, ni siquiera en las universidades de mayor prestigio, de que se trataría de la misma ciudad que inspiró la leyenda histórica de la Atlántida que llegó hasta Solón mucho después a través de tradiciones trasmitidas por los egipcios. Pero es obvio que Jaén esta muy lejos del mar Atlántico y las Columnas de Hércules que se situaban en lo que hoy es el Estrecho de Gibraltar desde antes de los tiempos de Solón, como he demostrado con fuentes primarias escritas en mis investigaciones. De modo que la hipótesis que considero más verosímil, dentro del cuerpo de mi teoría, es que Marroquíes Bajos sería una capital del interior de la llanura Bética, una ciudad hermana de la metrópolis de Atlantis que estaría, obviamente, en el Atlántico. Puede incluso que Marroquíes Bajos, o la Primigenia Jaén, como nos gusta llamarla, fuera la capital de alguno de los diez reinos de la Atlántida que se describen en el Critias, aunque no podamos saber cual de ellos, exactamente.
Me gustaría que el pueblo de Jaén fuera consciente de otra gran evidencia que también aporté a la atlantología histórico-científica y que según la ficha técnica del Museo Arqueológico Nacional (MAN) fue descubierta en Jaén, al parecer no muy lejos de Marroquíes Bajos. Me refiero a una vasija turdetano/oretana que presenta como elemento decorativo nada menos que diez símbolos del mismo esquema de la metrópolis de Atlantis, tal como veo en los libros especializados y enciclopedias. Casualmente, o no, diez eran las capitales de Atlantis. Una por cada región o provincia regida por cada uno de los diez linajes reales de la Atlántida.
Para los arqueólogos más escépticos todo esto son meras casualidades. Que juzgue el culto lector de este diario si le parecen meras coincidencias fortuitas o más bien el eco de una leyenda o tradición histórica que pudo ser la misma que inspiró a la sacerdotes egipcios y al mismo Solón. Lamentablemente, una evidencia tan crucial como esta no pudo ser filmada porque el MAN se negó a permitirlo. El director del museo dio órdenes de retirar la pieza a unos almacenes situados lejos del Museo sin ningún motivo real o justificable, pues según palabras de los mismos técnicos, la pieza estaba en perfectas condiciones.
El caso es que después de estar durante décadas en exposición permanente en la sala de Arte Ibérico, justo tras haber publicado yo en los medios de prensa esa evidencia y su importancia como otra prueba indiciaria más proveniente de la antigua Jaén a favor de la existencia de una antigua tradición local similar a la de la Atlántida, o un eco de la misma leyenda, fue de repente retirada, y no se permitió al equipo de filmación de James Cameron y National Geographic que la filmaran. Se propuso entonces que fueran ellos mismos quienes la filmaran o fotografiaran y que nos permitieran usar tales imágenes, pero tampoco aceptaron. Sencillamente todo fueron negativas y sin explicaciones. Lo único que alegaban en todo momento fue que no era una pieza importante, que las había mucho mejores, que filmáramos otras. Bien, sin tan poco importante es esa vasija, pienso que el Museo de Jaén debería reclamarla. A fin de cuentas es en Jaén donde debería estar conservada y expuesta para que turistas del mundo entero puedan admirarla por ser también tan única como la misma antigua ciudad calcolítica de Marroquíes Bajos y, al igual que esta, constituir un símbolo que, guste o no, innegablemente recuerda la capital de la Atlántida.
Estas dos evidencias, Marroquíes Bajos y la vasija con posibles símbolos de ciudades atlantes, son dos de mis aportaciones originales a la atlantología histórico-científica de las cuales me he sentido siempre más orgulloso, publicándolas y divulgándolas en cientos de artículos y en muchos libros y no contento con ello, como ya habéis visto, logrando que hasta los mismísimos James Cameron y Simcha Jacobovici se enamoraran de ellas.
—¿Qué le parece el hecho de que a raíz de sus investigaciones y la emisión del documental el pasado domingo, en Jaén se haya reavivado un sentimiento reivindicativo para poner en valor ese espacio?
—Me parece más que genial. Me siento muy orgulloso de haber sido el causante de esta auténtica “revolución” cultural, y solo espero que no pierda el impulso y que no se abandone esta lucha bajo ninguna circunstancia hasta que logremos el objetivo. Esta no debe ser una lucha cultural para cobardes ni mediocres ni para los malos hijos de Jaén. Yo no soy jiennense de nacimiento, pero sí de corazón y alma, y nada me gustaría más que haber tenido la dicha de haber nacido en esta ciudad. Espero que estas palabras no caigan en saco roto, que no tenga que recordarle a nadie lo dichoso que es por haber nacido en una de las ciudades más antiguas de toda la humanidad que, muy probablemente, formó parte de aquello que forjó las bases de la leyenda histórica sobre la mismísima Atlántida, esa ciudad legendaria que todas las naciones del mundo se disputan el tenerla, pero que solo aquí -los que se creen más científicos que el que inventó la Ciencia- rechazan. Por mi parte, pienso seguir apoyando la causa en todo lo que pueda y a través de todas las influencias culturales, mediáticas y cinematográficas posibles.
—¿Cómo cree que debería ser esa puesta en valor?
—La mejor opinión al respecto estoy seguro que la tienen los buenos jienenses de las plataformas que están luchando por la causa. Estoy seguro que la misma plataforma de Acción Conjunta por el Patrimonio y las arqueólogas y arqueólogos que la apoyan, deben tener ya una buena propuesta. Yo no tengo suficiente experiencia como para saber cuál sería la mejor manera de hacerlo. Ahora bien, una cosa está clara, lo primero es conseguir que pase a ser espacio protegido como bien cultural y que nadie pueda construir encima nada que no sea para proteger el sitio y convertirlo en un centro de interpretación, por ejemplo.
—Hay quienes critican la falta de rigor científico en el documental, donde no se explica con exactitud sus investigaciones. ¿Está de acuerdo?
—Para mí no es falta de rigor. Simplemente es un documental y como tal hay que entenderlo. Por muy riguroso que pretenda ser un documental, nunca lo será de modo que satisfaga a todos los arqueólogos. Es cierto que me habría gustado que se expusieran mis hipótesis de manera más amplia o más detallada o con otro orden quizás, pero no ha podido ser por muchas cuestiones técnicas de logística y de tiempo, que son difíciles de explicar al público. Fue muy difícil meter todo lo filmado en un documental de más de dos horas, que al final se tuvo que reducir de nuevo en poco más de hora y media. Era mucha, muchísima la información. Solo de mis investigaciones la lista de sitios para filmar era de medio centenar de lugares con sus respectivos argumentos e hipótesis. Todo se tuvo que reducir muchísimo, y entre tantos cortes de edición de lo filmado este fue el resultado. Yo soy el autor principal de la teoría central que se defiende en el documental y he quedado muy satisfecho y contento. No obstante, agradezco de corazón a quien se ha preocupado porque mis investigaciones no hayan sido expuestas con más rigor.
—Sobre la Atlántida se ha hablado y escrito en diversas ocasiones. En Jaén no es la primera vez que se hacen públicos estudios al respecto, como por ejemplo el de Antonio Morales. ¿Conoce alguno de estos estudios? ¿Se podría decir que usted fue uno de los pioneros?
—Como ya expuse antes, cualquiera puede verificar quién fue el primero en la cuestión de la teoría de vincular la antigua o primigenia Jaén Calcolítica y del Bronce con la Atlántida. Ahí están las hemerotecas. Antonio Morales, al igual que Luis Lucena Canales, José Torres y Mario Morcillo Moreno (un gran amigo lamentablemente fallecido en un trágico accidente) son igualmente pioneros, y poco importa ya que haya sido yo el primero en publicar al respecto. Ellos lo hicieron no mucho después, y cada uno aportó sus propios granos de arena a este inmenso mar de la Atlántida, nunca mejor dicho.
—Con vistas al futuro, ¿dónde le llevará su investigación? ¿Es osado pensar que algún día se descubra la ciudad de Atlantis?
—Creo firmemente que algún día se llegará a confirmar si realmente existió tal legendaria ciudad, o si fue tan solo una invención de los sacerdotes egipcios que trasmitieron la narración a Solón como una historia verdadera (no como un mito), según aclara Platón y acredita después el historiador Plutarco, entre otros. No tengo duda alguna de que una de esas dos opciones será posible determinar algún día, y puede que ello sea en un futuro no muy lejano. Mientras tanto, invito al lector a que siga mis investigaciones al respecto a través de mi página AtlantidaHistorica.com. Hallará numerosos artículos y capítulos de mis libros y, por supuesto, información sobre mis hipótesis donde vinculo evidencias y pruebas indiciarias de la provincia de Jaén con ciertos elementos claves para la leyenda histórica de la Atlántida.
Créditos:
Ilustraciones para el documental de Atlantis Rising de James Cameron y Simcha Jacobovici, para la SAIS y National Geographic: Monik Perz (http://www.MonikPerz.com).
Fotos: Caroline Biolay / Georgeos Díaz-Montexano (2016).
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