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Rafael de la Torre: "Me hice maestro por defecto de economía"

Por Javier Cano - Septiembre 17, 2022
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Rafael de la Torre: "Me hice maestro por defecto de economía"
El pintor, ante algunas de las pinturas que expone en Cazorla estos días.

Rafael de la Torre Carrasco (Villacarrillo, 1954) lo tenía todo para ser pintor, pero ni los consejos de sus profesores pudieron superar las limitaciones económicas que le impidieron estudiar Bellas Artes. Criado en la capital de la provincia y vinculado profesionalmente a varios de sus pueblos, se hizo maestro y, estos días, expone Espacio, tiempo e intimidad en uno de esos municipios que pusieron paisaje a su andadura profesional hasta su jubilación, Cazorla. Autodidacta confeso, dedica a la pintura el tiempo libre que se ha ganado a golpe de clases durante décadas. 

—Cazorla lo acogió como docente, le ha premiado su arte en más de una ocasión y, ahora, acoge su última exposición. Sentimentalmente debe de ser muy importante para usted compartir con muchos de sus antiguos alumnos, papás y hasta hijos de alumnos lo que lleva dentro como artista, ¿no?

—Sí; de hecho mis compañeros, cuando íbamos de cursillos, decían: "¡Que hable el cazorleño!", y eso que soy de Jaén; bueno, nací en Villacarrillo pero en Jaén es donde me he criado, he estudiado...

—¿Qué lo llevó de la patria chica del gran Cristóbal Ruiz hasta la capital?

—Cuando yo tenía solo un año, mi padre se trasladó a Jaén con todos mis hermanos y mi madre; trabajaba en el antiguo Sindicato Vertical, cogió y pegó el salto. 

—¿Cuáles fueron los paisajes de su infancia, de su adolescencia, de su juventud en Jaén?

—Me crie en el 'barrio la Guita', en Peñamefécit, y el paisaje que teníamos eran olivos. Yo he hecho pocos paisajes, porque lo que me ha gustado siempre es el retrato, pero tengo muchos recuerdos de la infancia. De hecho, tengo un cuadro aquí expuesto [en el patio del Ayuntamiento cazorleño] que es muy gracioso.

—¿Gracioso? ¿Por qué, Rafael?

—Tengo reflejados en el cuadro a Franco, José Antonio, la pizarra, mi clase y aparecen dos cuadernos, libretas las llamábamos nosotros, abiertas: en una parte dibujé los Evangelios antiguos, el Señor con la barca, y llené dos hojas enteras. Mi maestro, don Juan Jiménez Arroyo, cuando se lo enseñé, dijo que eso era una barbaridad, que era imposible gastar dos hojas en eso, que borrara aquello; me costó media goma Milan, y al borrarlo se quedó inmaculado, perfecto. Entonces, de coraje, dibujé la misma barca con los apóstoles y Jesús en medio entre las rallitas de la libreta. Voy todo ufano, le digo a mi maestro que qué le parecía aquello (que era miniaturesco) y se lía conmigo a darme palos en la mano, con la palmeta. Es una anécdota de la que me acuerdo siempre. 

 Una de las obras de corte simbolista salida de los pinceles de De la Torre.
Una de las obras de corte simbolista salida de los pinceles de De la Torre.

—La palmeta no le causó rechazo a los docentes; antes bien, al final terminó usted mismo impartiendo clases...

—Siempre me ha gustado enseñar; es más, yo tenía dos hermanos que han sido maestros también. Esto me vino a mí por defecto de economía.

—¿Cómo es eso, "por defecto de economía"?

—En el instituto teníamos un profesor, don Juan Cuenca, que llamó a mis padres 'a consultas' y les dijo que no estudiara nada, que fuera a la escuela de arte de Sevilla o a Valencia o a Madrid. Mi padre, un poquito apenado, me dijo: "Esto es lo que hay; tu profesor me aconseja que te lleve, pero como verás la economía no da para tanto". Es más: en el instituto teníamos unas chaquetas grises y mi madre, que era modista no de calle, sino de casa, cogía las chaquetas y les daba la vuelta entera, primero al mayor, después venía otro y también le daba la vuelta, yo tuve la tercera vuelta. Para que veas la economía cómo estaba. 

—Hubiera disfrutado usted en las aulas de Bellas Artes, ¿verdad? 

—Mi padre decía: "Tú haces Magisterio y después, cuando puedas, haces Bellas Artes". Pero una vez que haces Magisterio y te vas para acá y allá, ya es más difícil.

—¿Nunca pensó en retomar esa asignatura pendiente?

—Estuve un año en la Escuela de Artes y Oficios, uno de los años más felices de mi vida, y allí aprendí a ver. Una profesora mía, doña Violeta, me dijo: "Me va a ser más difícil enseñarte a ti que a cualquier alumno, por muy novato que sea, porque tú ya tienes un toque, y no puedo enseñarte".

—No se formó académicamente como artista, pero de pintar no ha dejado nunca.

—Exacto, de hecho he ganado algún concurso, en Cazorla el primer premio del cartel dos años, en el instituto... Siempre he ido matando el gusanillo hasta que me jubilé, en 2014, y ya he dedicado todo el tiempo a esto, prácticamente. 

—Dice usted que lo que más ha hecho a lo largo de su vida creativa son retratos. ¿Los pinta por iniciativa propia o son encargos que recibe?

—Los retratos son encargos.

—¿Retratos realistas, no? Es usted un clásico en eso. 

—Para el resto sí utilizo mucho el simbolismo, es donde mi mente empieza a dar vueltas y vueltas hasta que aparece lo que tiene que aparecer. 

—¿Quiénes son sus referentes pictóricos?

—Mis referentes han sido, como bien dice Juan Jesús Cañete en el díptico de la exposición, los artistas de siempre, los libros que haya visto, las imágenes que haya visto también. En alguna ocasion me he visto influido por Dalí, pero no tiene nada que ver con mis cuadros, solo algunas influencias en algunos de ellos. En los retratos no tengo referentes de ninguna clase, sin embargo es lo que más le gusta a la gente. 

—¿Tendrá continuadores Rafael de la Torre en esto de los pinceles?

—Bueno, mis nenas tienen cierta habilidad pero no la han querido desarrollar. La mayor ha tomado ahora clases de Dibujo y Pintura y hace cosas muy bonitas, y la chica también, pero no se lo ha creído nunca. 

—Eso las nenas, como usted dice. ¿Y el nieto? Porque es usted abuelo...

—Sí, gracias a Dios tenemos un nieto muy bonico, que se llama Rafael, como yo. 

—Lo mismo sale pintor. Por lo pronto, el nombre de grande de la pintura lo tiene ya. 

—Pues seguro, coge los pinceles y los colores y aunque es muy chiquitillo, es muy habilidoso. A ver de aquí a que desarrolle, qué nos cuenta.

 Los paisajes, urbanos o serranos, son uno de los temas predilectos del artista.
Los paisajes, urbanos o serranos, son uno de los temas predilectos del artista.

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