"La poesía puede ser muy reivindicativa y yo quiero lo mejor para Jaén"

Una muy sentida ausencia y algún susto de la salud cambiaron el tono de voz del poeta José María Valderrama Vega (Torredelcampo, 1953), hasta hacer pensar a sus lectores que terminaría por exiliarse en el silencio. Pero no, y recién resucitado regresa con eso que esperan de él quienes lo aprecian y admiran a partes iguales: nuevo libro, aunque con su estilo de siempre. 

—Tres años después de Pétalos de niebla vuelve a la palestra lírica con Versos de cristal: ¿poemas de última factura, José María, o tira de textos guardados en el cajón?

—Hay de todo, poemas de última factura (que publico con su fecha original) y sonetos de nueva factura. Uno de los poemas 'antiguos' es sobre el plan Colce (¡el que se llevó Córdoba!, ahí pongo a los políticos 'a gusto', a todos, me da igual el color) y el otro, un poema dedicado a un amigo que murió en 2021. El resto, todos nuevos. 

—Treinta y seis meses dan para mucho, bueno y malo, alegrías y tristezas...

—La muerte de mi mujer, entre ellas. 

—¿Esa conciencia de la fragilidad informa el título de su obra más reciente?

—Un poco sí, pero más que nada le he puesto ese título porque me gusta. Mi forma de escribir es clásica, con rima y medida; lo iba a titular Versos de siempre, pero después se me ocurrió Versos de cristal y lo dejé. 

—¿Se hacen presentes los últimos sucesos de su vida en las páginas del poemario? ¿Hay mucho de elegíaco en él?

—He escrito algunos poemas a mi mujer, pero no están en este libro. Está todo tan reciente, que no he querido tocar el tema. En el próximo sí irán cosas dedicadas a ella, seguro. 

—Seis libros ya de poesía: ¿se empacharán de novedades estilísticas quienes se acerquen a sus poemas, o José María Valderrama, poeta, persiste?

—Sigo en mi línea; hay una primera parte de sesenta sonetos de amor (alguno en dodecasílabos) y una segunda de otros poemas, desde tercetos encadenados hasta sextinas manriqueñas, cuartetos, cuartetas..., de todo. 

—Hablaba del plan Colce, al que convierte en curioso y desusado protagonista de uno de sus poemas, junto con el amor. Temáticamente, ¿qué más ofrece en esta nueva propuesta lírica?

—He tocado también la violencia machista. ¡Ah, y el velatorio!

—¿Cómo dice? ¿El velatorio?

—Sí, sí [ríe]: en los velatorios se habla de todo menos del muerto: se cuentan chistes, se habla de las series de televisión, de la cosecha, ¡de todo menos del muerto! Eso he querido reflejarlo como una cosa simpática, pero hecha en serio. 

—Unos versos de ese poema en su voz, señor Valderrama, si es tan amable.

—"Con toda tristeza fui / al velorio de aquel hombre / del que me callo su nombre / por ser conocido aquí. / (...) Tras de dar mi condolencia / a los parientes cercanos / tomo asiento entre fulanos / sin ninguna preferencia. / (...) Un poco más alejado / otro alguien se refería / al partido de aquel día / en que Messi fue expulsado. / (...)Resumiendo este jolgorio, / que con todo el que me junto / nadie alude al buen difunto, / siquiera en su velatorio". //

—Se ha puesto en modo poeta jocoso...

—Así es, incluso he escrito un poema a Nuestro Señor Jesucristo, al que nunca le había escrito nada. 

—Debuta en la poesía religiosa, entonces. 

—Sí, con un poema a Jesús Resucitado.

—No se le conocía esa veta sacra: Dios ha entrado en su poesía, ¿o es algo puramente circunstancial?

—No, pero ahora he escrito dos poemas religiosos, nada anecdóticos. He encauzado por ahí el tema de la muerte de mi mujer y he visto en Jesús Resucitado la respuesta, el sentido a todo esto, a nuestra vida, pensando en que algún día habrá otra vida mejor, algún tipo de resurrrección. Me he fijado en la figura de Cristo, que es la más bonita que puede haber. 

—¿Seguirá ese camino temático, habrá más versos religiosos salidos de su pluma?

—Seguro; si no lo había hecho hasta ahora es porque no me lo había planteado, y no porque tuviera nada en contra de la poesía religiosa, de Jesucristo o de las cofradías, pero ahora sí. Y habrá más, es un tema muy bonito siempre que no sea repetitivo. De hecho, en Versos de cristal solo va uno de esos poemas, el otro lo dejo para el próximo libro. 

—Ciertos sobresaltos de salud (felizmente superados) le han impedido presentar el libro públicamente, pero eso no quiere decir que quien desee leerlo no pueda hacerlo. ¿Ya está en las librerías?

—Sí, sí, por ejemplo en El Corte Inglés, o en cualquier librería, donde se lo podrán facilitar. 

—Días de Navidad, ya mismo Reyes, fechas propicias para el obsequio: ¿qué hace de su nueva obra un regalo perfecto?

—La poesía, en general, es bonita, y yo hago además una poesía a mi aire, donde sigo los cánones del Renacimiento, que es donde yo me quedé: estrofa, rima, medida... Procuro buscar palabras sencillas, no enrevesadas, que pueda entender la persona muy culta y la que no tiene tanta preparación. Y en la poesía se cuentan cosas: quienes lean el poema del plan Colce, muchos me darán la razón, porque la poesía es muy reivindicativa cuando hay que reivindicar, y yo quiero lo mejor para mi provincia, para la tierra de Jaén.