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"Necesitamos más tolerancia y escuchar a los demás"

Por Javier Esturillo - Diciembre 29, 2018
"Necesitamos más tolerancia y escuchar a los demás"
Rafael Rus, redactor y director del documental Jaén 1973-1978. Transición y Democracia. Foto: Ayla Luz

Rafael Rus Lillo (Jaén, 1969) es uno de los rostros más conocidos de la televisión municipal de la capital (Onda Jaén). Un viejo rockero con muchos tiros pegados a sus espaldas que domina como nadie el mundo cultural de la ciudad que lo vio nacer. Como buen conversador que es sabe escuchar, algo que echa en falta en la sociedad actual, sobremedicada, edulcorada y con poca mano izquierda. 

Está de enhorabuena porque la serie documental que ha dirigido para su cadena, "Jaén 1973-1975: Transición y Democracia", está nominada a los Goya del cine andaluz. Rafael Rus retrata, a través de 19 capítulos y 26 entrevistas, la idiosincrasia jiennense de un momento clave para la Historia de España. Aquel Jaén en blanco y negro, de efectos retardos y poco dado a la rebelión que, sin embargo, abrazó la democracia gracias a un grupo de políticos y sindicalistas "modélicos" que supieron aparcar sus enormes diferencias para llevar a la provincia por la senda del diálogo y la tolerancia. Rafael Rus defiende la libertad insobornable y el humor en tiempos de corrección política y autocensura. Si se lo cruzan por la calle no duden en tomarse una caña con él, les sabrá a poco.

¿Cómo era el Jaén de la Transición?

—La ciudad de Jaén siempre ha sido una urbe de funcionarios y servicios, con poca industria. Por eso se movía poco sindicalismo y los antifranquistas eran señalados en aquellos tiempos en los que el dictador vivía. Había poco margen para hacer reivindicaciones. Pero cuando murió, en noviembre de 1975, los opositores, en su mayoría del PCE, sacaron la cabeza para hacerse visibles. A partir de aquí, la maquinaria comenzó a moverse. Pero la provincia era históricamente socialista. Cándido Méndez Núñez, padre del que fuera secretario seneral de la UGT, decía: “en esta provincia pegas una patada y salen socialistas debajo de las piedras”. Y así fue. A principios de 1976 eran dieciséis en toda la provincia. En junio de 1977 ganaron las elecciones. Por lo tanto, todo estaba muy oculto, pero había miedo.

¿Era una provincia en blanco y negro o se percibía apertura?

—En blanco y negro totalmente. La sociedad era cerrada. Muy cerrada. Todavía lo sigue siendo. Había más movimiento político en Linares que en Jaén capital. ¿Había ansias de cambio? Pues sí. De hecho las películas “S” estaban en cartelera constantemente y las revistas pornográficas se agotaban, símbolo de que la represión sexual era fuerte. Pero pocos se atrevieron a escenificar ese cambio. Todavía había miedo. Mientras en otras ciudades más grandes se rebelaban a la mínima, aquí costó. También influía que la policía era más implacable. Pero en todos los lados hay soñadores.

¿Hemos cambiado lo suficiente o seguimos teniendo problemas similares a los de aquellos años?

—En algunas cosas hemos cambiado, pero la sociedad jiennense sigue siendo estática. Aquí llegan las cosas con cierto retardo. Aunque hubo pioneros, el rock en Jaén comenzó a surgir a mediados de los ochenta, más de un lustro después de que lo hiciera en Madrid y en otras partes de España. Para las administraciones, de todos los colores, somos una provincia pequeña, que no tiene valor alguno. Muchos jiennenses quieren salir de aquí para buscarse la vida fuera. Y no me extraña. Las oportunidades escasean por estos lares. Hasta que no miremos nuestro ombligo y nos demos cuenta de nuestro potencial, seguiremos siendo esa provincia que no avanza. Y eso pasaba en 1976 y ahora. Algún día nos tocará.

 Foto: Ayla Luz
Foto: Ayla Luz

¿Cómo surge la idea de realizar un documental sobre esa época tan importante en la Historia de España?

—Tengo que reconocer que la política no me gusta. Me gusta más la Historia. Pero, dentro de la serie documental, 'Criados cuesta arriba', hice un trabajo sobre Calahorro antes de salir de la Subdelegación del Gobierno, allá por noviembre de 2011. En ese reportaje no hablamos nada de la política actual y si de la clandestinidad y el final de los setenta y principios de los ochenta. Me imbuí en la época y me enamoré de ella. El problema era poner imágenes. Con el archivo Ortega, que está en el IEG, algún archivo fotográfico particular y recortes del Jaén e Ideal pude tirar para adelante.

¿Cuántos personajes han pasado por el documental?

—Se han hecho veintiséis entrevistas, algunas de más de tres horas de duración. Evidentemente, no están todos los que son, pero sí son todos los que están. He tenido problemas porque han pasado cuarenta años y hay muchos que ya han fallecido. En UCD y Alianza popular casi todos, ya que las candidaturas estaban compuestas de gente que oscilaba los cincuenta años. Al final más de cincuenta horas de entrevistas que han arrojado luz sobre la época.

¿Quién de los entrevistados le sorprendió más?

—Todos en general, pero la entrevista de Antonio Garrido, que en esos años era periodista del Ideal, cubrió cosas necesarias por su trabajo en prensa. Era como un complemento. También entrevistas a Pilar Palazón, con su edad y ese ramalazo mezcla de persona mayor tradicional, mujer revolucionaria y abuela que cuenta batallitas a sus nietos, me divirtió mucho.

¿Recuerda cuántas horas de trabajo echó para realizar esta obra?

—Pues no lo puedo cuantificar, ya que también estuve haciendo dos programas a la vez como son 'De Lagartos y Lagartijas' y 'Onda corta', pero en total fueron dieciocho meses de trabajo, sin contar vacaciones. O sea, casi dos años de proyecto ilusionante, pero por su prolongado tiempo llega a cansar. Es una serie documental de diecinueve capítulos que necesita investigación. No es fácil.

 Foto: Ayla Luz
Foto: Ayla Luz

Nominados a los Premios del Cine Andaluz. ¿Qué siente?

—Satisfacción. Es una serie necesaria, pero no cercana al gran televidente. Pero en Onda Jaén tenemos que pensar, lo primero, en que somos un servicio público. Por eso es una apuesta arriesgada a pesar de que no tenga tanto espectador generalista. Sigue el idilio con estos premios, pero esta es la nominación más importante. En “otras categorías” se engloban serie de televisión, vídeo clips, web series o telefilmes. Competir con TVE, Canal Sur o Netflix desde una televisión local como Onda Jaén no es fácil, pero estamos en la pomada y eso ya es un premio en sí. Trabajo recompensado.

¿Necesitamos una nueva Transición?

—Necesitamos tolerancia. Es mucho más interesante mirar a todos los lados que a uno solo y con anteojeras. Tenemos que tener nuestra opinión, pero también escuchar la de los demás. En eso, los políticos de los setenta eran modélicos. Y se ha perdido. En el primer Ayuntamiento de Jaén, con Emilio Arroyo a la cabeza, había un ambiente modélico.

Todos los concejales, del equipo de Gobierno y de la oposición, tuvieron cartera. Todos tenían una responsabilidad. Y en los personal también fue ejemplar. Por ejemplo, la relación entre Rosario Ramírez, concejal del PCE y represaliada en el tardofranquismo, con Felipe Oya, de Alianza Popular, era de diálogo y cariño. Y eso es lo que no tenemos hoy en día. El otro día un diputado de Podemos le dijo a uno del PP que era, sobre todo, buena persona. La gente se rasgó las vestiduras. No debería ser así. Vivimos en un continuo estado de crispación política y pensamiento único. Yo no dejo que ningún partido me ordene ser como soy. Tengo mi opinión de un lado y sobre otra cosa opino de otro lado. Me considero un librepensador, a pesar de que se trate de un término decimonónico, pero me gusta no dejarme encorsetar por la línea de un partido. Luego votaré lo que quiera cuando llegue el momento.

¿Por qué la política ha olvidado el consenso y el diálogo para instalarse en el enfrentamiento continuo?

—Porque lo ha invadido todo. En unas elecciones a una asociación de vecinos cada partido aporta su candidato. ¡Joder… no hay tregua para el ciudadano!. Las personas normales necesitamos un espacio en el que no esté la política. Y también la profesionalización de los políticos ha convertido todo en un circo dominado por la publicidad. Ya no hay consenso ni diálogo. Ahora se escucha a quien hable más alto y la gente no filtra.

¿Cree que sigue siendo útil la Constitución cuarenta años después o considera que es necesario retocarla?

—En la Constitución del 78 hay cosas que ya están caducas como la mili o se debía revisar el tratamiento de la mujer. Está escrita hace cuarenta años y hay cosas que han cambiado. Pero en líneas generales, aquel texto englobó a todos los españoles que la votaron sin fisuras. Sigue estando vigente. Es necesario que se le den ciertos retoques, pero ha sido la Constitución más larga de nuestra historia y creo que debería respetarse.

Otro de los programas de éxito de Onda Jaén es “De Lagartos y Lagartijas”. Ahí lo veo en su papel de Bertín Osborne jiennense.

—(Risas) Ese programa nació nueve meses antes del que tiene Bertín Osborne. Y la verdad es que se ha salido de madre. No entiendo cómo puede interesar ver a dos personas hablar en un sofá, pero a la gente le encanta. Jamás entenderé los gustos del público. Nadie lo sabe. Pero la verdad es que estamos en la quinta temporada y sigue vigente. Quizás el tono de mesa camilla que le imprimo y las preguntas fuera de la habitual sean lo que le dan ese interés especial, pero todavía me lo estoy preguntando. Lo cierto es que es el programa más visto de los que he hecho en Onda Jaén y todavía le queda carrete para rato.

¿En qué proyecto se encuentra embarcado?

—En la continuación de la serie sobre la Transición. Se llamará Jaén 1979-1982: Nuevos tiempos y muestra el cambio del Ayuntamiento a un sistema democrático, también en la Diputación o como se vivió el paso al estado de las autonomías. Todo sin perder de vista los cambios físicos de la ciudad, los sociales o los culturales. Tengo nuevas entrevistas en mente, como Landelino Lavilla, Eduardo Gallardo o Sebastián Cruz, que se unirán a las que ya hice. Cuando pensé en la primera serie también tenía en mente la segunda, o sea, que parte del trabajo está ya hecho.

Es un gran cinéfilo. Me recomienda alguna película para estas Navidades.

—Te puedo recomendar 'Cold war', 'Ha nacido una estrella', que para ser un remake está más que bien, 'Isla de perros', lo último de animación japonesa o cualquier película de Koreeda que me gusta mucho, pero me conformo con que vayas al cine. Y si es una española mejor, que te pilla culturalmente más cerca.

 

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