"Para ser ambiciosos, hay que salir de la zona de confort"
El Atlético Mancha Real es el reflejo de su entrenador, Manuel Moreno, "Rizos": un equipo bien organizado y muy trabajador, que posee un gran compromiso y una enorme capacidad de sacrificio. Es la constancia personalizada de un proyecto deportivo que funciona con las líneas marcadas y definidas. Rizos (Linares, 1978) encaja como un guante en el club manchego. Están hechos el uno para el otro.
El entrenador que llegó a La Juventud después de deslumbrar en dos modestos del fútbol granadino -Huétor Tajar y Huétor Vega- tiene ante sí el reto de competir al mismo nivel de históricos como el Real Jaén y el Linares, armados hasta los dientes para satisfacer la ambición sin límite de sus exigentes aficiones. Él es consciente de ello y lejos de caer en el discurso complaciente, está dispuesto a plantar cara desde el espíritu de la superación diaria. Para ello cuenta con un plantel que combina el guión tradicional con las variantes que exige la modernidad y al que ha dotado de un orden sin fisuras y con identidad propia.
Se dicen de Rizos muchas cosas: que si es un gran gestor de grupos, que si lee los partidos a la misma velocidad del balón, que si es un colega, que si no le tiembla el orgullo a la hora de enmendar sus errores, y quizás él piensa, como su entorno, que la lógica es la mejor de las soluciones. Sea como fuere, está a punto de emprender un nueva temporada con la ilusión por bandera.
—¿Está preparado para la temporada que está a punto de comenzar?
—Si, totalmente preparado. Cuando comienza una pretemporada no solo los jugadores deben ponerse a punto sino también los entrenadores tenemos nuestra preparación. Un entrenamiento basado en el análisis continuo de nuestro método, por ejemplo de los contenidos técnico-tácticos y principios de funcionamiento de nuestro modelo de juego, de las capacidades de nuestros jugadores y el análisis de su rendimiento, de la observación y análisis de los rivales, de la dirección de equipo y el liderazgo a ejercer, etcétera.
En definitiva, me preparo en todos aquellos aspectos que considero fundamentales para obtener el mayor rendimiento de mi equipo durante la temporada. Por eso, me encuentro en continua formación y de formulación de preguntas que me permitan mejorar como entrenador. A todo esto ayuda la experiencia que todo técnico va adquiriendo con el paso de las temporadas. Así que me siento preparado, y lo más importante siento que mis jugadores estáb preparados para afrontar la temporada que llega, la que considero ilusionante y apasionante.
—Para llegar hasta aquí ha recorrido un largo camino en poco tiempo. ¿Se siente afianzado como entrenador?
—Afianzado no lo sé, lo que sí sé es que he que cumplido un sueño por el que he trabajado mucho tiempo, que es poder dedicarme a la que considero mi vocación, mi auténtica pasión, ser entrenador de fútbol y poder vivir de ello. Ha sido mucho tiempo invertido, he entrenado 8 años en fútbol base pasando por todas sus categorías, siendo coordinador en alguna de ellas y otros 8 años en categoría senior nacional, principalmente en Tercera y con alguna corta experiencia en Segunda B. El sueño se hizo realidad y hoy puedo decir que mi profesión es ser entrenador de fútbol. Me siento afortunado y agradecido por poder hacer lo que me gusta.
—Es un técnico metódico y con unas pautas muy definidas. ¿Eso deberá ocupar mucho tiempo para preparar cada semana de trabajo?
—Para mí es una ‘droga’, te engancha de tal forma que a veces lo quieres dejar pero sin ello no puedes vivir. Digo esto porque el entrenador de fútbol está 24 horas del día. No solo es el tiempo que trabajas analizando a tu equipo o rivales, o el que dedicas a diseñar tus entrenamientos y ponerlos en práctica en el campo de juego, sino la cantidad de pensamientos pasan por tu cabeza. Sea la hora que sea o el lugar en el que te encuentres, siempre aparecerán momentos en los que estarás pensando en cómo mejorar a tu equipo, o cómo superar a un rival, o una tarea a aplicar, etcétera. Aunque son muchas las horas de trabajo dedicadas a la semana, con la experiencia estoy aprendiendo a gestionar eficazmente este tiempo para poder vivir en atención plena cada momento de mi presente fuera del fútbol.
—¿Qué le faltó el pasado curso al Atlético Mancha Real?
—La temporada pasada supuso un cambio de ciclo en el Atlético Mancha Real tras el descenso de categoría. Con un proyecto nuevo, en el que solo seguían tres jugadores del año anterior, se requería del tiempo de adaptación que todo proceso conlleva. La paciencia demostrada por la directiva y, sobre todo, la confianza depositada en el cuerpo técnico y la plantilla hizo que, a pesar de no hacer una primera vuelta a la altura, en la segunda se consiguiera ser, junto al Malagueño, el mejor equipo de la categoría, consiguiendo nueve victorias consecutivas tras el regreso de Navidad. Al final de temporada, y tras recortar 14 puntos de diferencia con el cuarto, todos soñábamos con poder llegar al play off pero en los momentos decisivos nos faltó algo que mermó el rendimiento del equipo.
Con una plantilla muy corta, y tras arrastrar jugadores importantes con lesiones que hicieron perderse esos partidos, nos llevó a no alcanzar el nivel competitivo mostrado en otros partidos. En definitiva, la primera vuelta sirvió de conocimiento y adaptación de jugadores y cuerpo técnico, y la segunda nos faltó haber tenido una plantilla más amplia para afrontar los partidos clave con garantías.
—¿Tiene la plantilla que quiere?
—Sí, la tengo. Uno de los requisitos que solicite a la directiva para renovar es que tenía que haber continuidad en el proyecto en lo que a jugadores se refiere. Tras renovar a un 70 por ciento de ellos, incluir a chicos del filial que se habían entrenado con nosotros el año anterior y cuya proyección es muy prometedora, y traer a cinco fichajes que nos dan un salto de calidad, la plantilla es la que quería en todo momento. Un plantel de buenos jugadores, pero sobre todo de buenas personas con valores acordes a lo que transmite el club, nuestra afición y nuestro pueblo.
—¿Le falta algo?
—Nos faltaría algún retoque en la posición de delantero centro, aunque por presupuesto no podemos ya hacer frente a ello. A pesar de esto, creo que tenemos jugadores muy polivalentes que se pueden adaptar a diferentes posiciones y dar un rendimiento notable en esta posición.
—¿Cuál es el techo de este equipo?
—Este equipo tiene mucho margen de mejora. Es nuestra segunda temporada y, aunque crecimos mucho en la segunda vuelta del año pasado, estoy convencido de que mejoraremos aún más en esta. Nuestro techo radica en comprender mejor el juego, en el autoconocimiento, en la comprensión y adaptación a diferentes entornos, en todo lo concerniente a generar una identidad propia muy marcada y reconocida por todos. Por ello, creo que todavía nos queda para alcanzar nuestro máximo potencial, de ahí que mi motivación y la de mi cuerpo técnico sea altísima para sacar el mayor rendimiento al equipo.
—¿En Mancha Real ha encontrado el lugar idóneo para crecer?
—Sí, totalmente. Mancha Real es un lugar idóneo para seguir creciendo y mejorando en esta profesión. Un club familiar que reconoce tu trabajo y que tiene la paciencia necesaria para aguantar los momentos menos buenos que toda temporada tiene. En este sentido, me siento un privilegiado ya que siempre he estado en clubes que me han transmitido una gran confianza.
No podría olvidar que estuve cinco años en Huétor Tájar, en los que me dieron la oportunidad de entrenar al equipo en Tercera División siendo todavía muy joven. Apostaron y confiaron en mí en una situación muy complicada, y tras salir todo bien me dieron la oportunidad de estar dos años más o los que hubiera querido. Ahí es donde surgió la figura de Manuel Moreno, "Rizos". A partir de ahí, en Huétor Vega ocurrió lo mismo y ahora en Mancha Real. Grandes directivas, cercanas y familiares, que trabajan desinteresadamente por ver el nombre de su pueblo por toda la geografía andaluza.
—Los rivales del Atlético Mancha Real son….
—En principio, el propio Atlético Mancha Real. Somos muy conscientes de que este año seremos más observados y analizados, siendo uno de los rivales a batir. Si como equipo estamos dispuestos a progresar, tendremos que perder mucha comodidad teniendo que trabajar mucho más. Ahí es donde radica nuestra primera rivalidad, en salir de nuestra zona de confort, queriendo en todo momento ser ambiciosos y seguir creciendo y mejorando. Luego, aparecerán los rivales que opten por tus mismos objetivos, que pueden ser Linares, Jaén, Antequera en un primer momento, porque están obligados a estar arriba, y después El Palo, Motril, Velez, Huétor Tájar, Torredonjimeno, Atarfe o Loja, que son equipos que pueden estar en una lucha similar a la nuestra.
—¿Partido a partido?
—No, semana a semana en la consecución y establecimiento de objetivos y contenidos a trabajar, además de una hoja de ruta a corto, medio y largo plazo en cuanto a objetivos de resultado y rendimiento se refiere.
—¿Siente presión?
—No, ni mucho menos. Hace tiempo que llevo trabajando sobre estos aspectos. Cuando uno se convierte en entrenador aprende que debe aceptar la crítica y utilizarla para su crecimiento, que la presión está en uno mismo y en la forma de autocontrol emocional que tenga de ella. Esto es deporte, a veces ganamos y otras aprendemos.
Los entrenadores debemos ser muy conscientes que ni podemos controlar todo ni podemos sentirnos responsables de todo. Siempre utilizo una pregunta cuando las cosas no van bien, y es ¿qué debo aprender de lo que está pasando? Aceptar que no todo sale como a uno le gustaría y trabajar sobre cómo salir de ciertas situaciones adversas es fundamental para seguir creciendo como entrenador.
—¿Cómo se maneja una plantilla en la que trabaja la mayoría de sus jugadores?
—Empatizando con ellos, comprendiendo sus situaciones personales y adaptando todo lo que esté en nuestra mano para que se sientan cómodos entrenándose y compitiendo. Yo solo puedo elogiar a mis jugadores por el grado de profesionalidad que demuestran en cada entrenamiento a pesar de que muchos ya han dejado de serlo. Un ejemplo es Óscar Quesada, trabaja 10 horas y viene al entreno directo de la fábrica. No le he visto nunca que no venga con una sonrisa al entreno, cansado sí, pero siempre con unas ganas de ayudar y con la ilusión de un chico que está comenzado su carrera.
—¿Qué papel juega la afición?
—Nuestra afición es única, es espectacular. No conozco un pueblo de diez mil habitantes que movilice a tanta gente en un partido, ya sea en casa o fuera de ella. Siempre apoyando y, sobre todo, respetando a su equipo y al rival. No me cabe ni la menor duda, que haremos que sientan orgullosos de nosotros porque en un club, sin duda, la masa social es lo más importante. Vendrán entrenadores y jugadores nuevos, incluso directiva nueva pero ellos siempre estarán ahí. Como entrenador del club al que represento sólo puedo darles las gracias por el esfuerzo que hacen, demostrarles cercanía y sobre todo trabajar mucho para que sientan identificados con el equipo.
—¿La directiva del Mancha Real es una bendición?
—La directiva del Mancha Real es más que una bendición, es impresionante, y no lo digo solo yo, lo dicen los muchos entrenadores que han pasado por aquí. No solo porque sean cumplidores en cuanto a los pagos y los acuerdos tratados, eso a veces es secundario, es por el trato que recibes a diario. Un trato cercano y cordial, sincero y comprensivo, compasivo cuando lo requiere y exigente cuando también tiene que serlo. Todo ello habla de unos valores como personas con un nivel de conciencia muy elevado, y eso hoy en día en el fútbol en el que nos encontramos por desgracia escasea.
Únete a nuestro boletín