La escuela estival multiusos
La Escuela de Verano de Mengíbar, cuya oferta abarca desde refuerzo hasta fiestas temáticas, llegará a los 80 alumnos en agosto
Verano, una de las épocas preferidas de los menores, y buena parte de ellos no se libra de la escuela. Claro que no es lo mismo el colegio o el instituto en invierno que una escuela de verano. La de Mengíbar tiene unos números de matriculación muy significativos: ya está en 60 y la previsión es rondar los 80 en agosto, como el año pasado. ¿Por qué tanto tirón? La oferta es la respuesta. La amplitud y diversidad de la oferta: desde apoyo escolar hasta actividades lúdicas como ir al cine o celebrar cada semana la fiesta del agua.
Rocío Martos (29 años) es la veterana del grupo de cuatro monitoras, formado también por María del Carmen Alabarce (29), Cristina Gómez (27) y María Jesús Gallardo (27). Martos acumula seis años de experiencia. Reconoce que la escuela ha evolucionado en este tiempo: “Al principio yo sólo tenía cinco menores en mi clase, y en total eran 20. El número de alumnos ha crecido hasta llegar a los 80”, remarca.
Es habitual que a medida que avance el verano más padres apunten a sus hijos a la escuela. La de Mengíbar brilla por la diversidad del alumnado, pues comprende las edades que hay entre los tres y los 12 años. Hay estudiantes extranjeros y algunos con necesidades específicas que son debidamente atendidas.
COORDINACIÓN MÁXIMA
Las cuatro monitoras se dan cita en las instalaciones del Colegio Manuel de la Chica a las 09:00 horas, treinta minutos antes de que lleguen los pequeños. “Hasta las 11:00 impartimos sesiones de apoyo escolar”, precisa María del Carmen Alabarce en declaraciones a Lacontradejaén. Es, quizá, el fragmento menos distendido, que requiere mayor concentración. “Por la época que es, vienen más revoltosos”, dice.
El número de alumnos supone un reto para las docentes. “En los primeros años daba Matemáticas y Lengua; ahora casi de todo, con idiomas incluidos”, apunta Rocío Martos.
A partir de las 11:00 horas el recreo toma protagonismo. Comienza el despliegue de actividades de todo tipo: juegos tradicionales, manualidades y fiestas por temas, como la del agua.
Las monitoras han fijado días para cuestiones concretas, como ir al cine, por ejemplo. Está previsto que visiten la Biblioteca Municipal y que en agosto reciban clases de educación vial. También se vestirán de gala en el umbral de la Feria de Santa María Magdalena.
EXPERIENCIA PARA EL FUTURO
¿Qué les dan ellos, los pequeños, a ellas, las profesoras? “Nosotras nos divertimos más aún”, dice Martos. Además de las risas, la experiencia que las cuatro acumulan para el día de mañana. Es decir, para su futuro como docentes en las aulas. “Es un reto”, coinciden.
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