"Conocí el esparto en 2009 y me enamoré de él"
Ronte Alonso expone en Peal de Becerro una singular muestra que exhibe las posibilidades de esta artesanía desde sus usos tradiciones hasta la expresión artística
"Conocí el esparto en 2009, en un taller de empleo de mujeres en Huesa, y me enamore de él; a partir de ahí me formé, y hace dos años inicié un camino que el pasado mes de octubre me llevó a darme de alta como espartera".
Son palabras de Ronte Alonso Pereda, una artesana quesadeña que, si se empeña, en lugar de imprimir sus tarjetas de visita como toda la vida se ha hecho (sobre cartulina), lo hará con esparto, de tan versátil como es, en sus manos, esta entrañable fibra que la ha cautivado hasta hacer que cuando pronuncia su nombre, quien la escucha cree que, en realidad, oye la palabra de un poema.
Lo saben bien quienes han pasado ya por la sala de exposiciones del Ayuntamiento de Peal de Becerro, donde desde el pasado 23 de febrero exhibe Decreciendo el esparto: "El título se explica con la propia exposición, que entre otras cosas es una invitación para que la gente actúe en consecuencia con el mundo que nos rodea", explica a Lacontradejaén.
Dividida en varias partes, la propuesta ofrece piezas tanto de la propia Alonso como de su maestro, Francisco García López, quesadeño como ella, quien a sus ochenta y seis inviernos largos todavía sigue al pie del cañón, haciendo virguerías con sus manos.
"Las piezas del maestro son más tradiconales, desde útiles del campo hasta botelleros, un soplillo, espuertas... ¡o un sujetador!, detalla [y han leído bien, sí: un sostén].
Por su parte, Ronte Alonso firma manufacturas que dejan más que claro que el esparto "no tiene límites" y que, incluso, se eleva a la categoría de arte si quien lo trabaja es un espíritu creador. ¿No aseguró Gropius (el gran arquitecto) que no existe ninguna diferencia esencial entre el artista y el artesano? Pues eso.
"Recreo también objetos del Neolítico, en homenaje a las pimeras piezas encontradas y al carácter milenario de esta artesanía", apostilla.
UNA PRÁCTICA QUE UNE
Entre las bondades de su oficio, la espartera destaca la capacidad de unir que destila esta práctica: "Es un trabajo manual muy sencillo, donde vas creando tus piezas, y un mundo muy generoso, todos compartimos todo; se trabaja mucho en grupos con otros esparteros, se habla, nos relacionamos. Es enriquecedor, ¡y las cosas tan bonitas que puedes hacer!".
Según Alonso, "cada persona le da su toque, todo es único", y resalta también la sostenibilidad que procura su oficio: "En la zona hay mucho esparto, y no se mata la planta para cogerlo". Hasta los tintes que ella utiliza están impregnados de ese espíritu limpio, si se tiene en cuenta que para policromar sus obras tira de productos naturales, lejos de los tintes de ropa, "tóxicos", todavía generalizados.
Quienes se acerquen a admirar Decreciendo el esparto tienen la oportunidad, además, de responder a una invitación particular de Ronte Alonso: "A golpe de click, con el móvil, se pueden salvar vidas, y uno de los cuadros invita, a quien le apetezca, a donar dinero a una entidad".
Una muestra, abierta hasta el próximo 22 de marzo, que en consonancia con el enamoramiento experimentado por su autora, promete conquistar a quienes decidan acecarse a conocerla.
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