La verdad artística de una maestra del bic
María José López Cámara expone en Alameda 1 El arte del bolígrafo, doce obras hiperrealistas en las que la pintora jiennense evidencia su dominio de esta técnica
Decir que María José López Cámara da el do de pecho en su última exposición no es peregrino, si se tiene en cuenta que, además de pintora titulada, diseñadora gráfica e ilustradora tiene la carrera de Canto; o sea, que lo mismo hace un retrato de esos que dejan boquiabierto al más pintado (nunca mejor dicho) que se arranca con un aria de Haendel. Una mujer del Renacimiento, de Jaén de toda la vida, hija de pintor, que si no ha cumplido su vocación de arquitecta construye una obra, eso sí, que ya quisieran firmar muchos maestros en el arte de Brunelleschi.
Domina todas las técnicas, desde el grafito hasta el óleo, pero algo tendrá el bolígrafo cuando todos lo usan, como dice el refrán acerca del agua: "Siempre me ha gustado mucho, me ha llamado la atención; en clase, en los laterales de los apuntes dibujaba cosas de arquitectura, y como era el bolígrafo lo que más a mano tenía, pues eso...". Agradecida a sus maestros, destaca un nombre: "Manuela López Sánchez, profesora de la escuela de arte, era una profesora buenísima, de Linares, que fue la que me dio la visión que tengo del dibujo, me motivó y me animó a seguir". recuerda.
Ha cantado, y mucho, pero la pintura le tira más, algo así como lo que le ocurría a Alberti con la poesía. Hondamente tímida, si no se ha dedicado a cantar en los escenarios, si no ha expuesto más es por esa suerte de excesiva prudencia que, si no se le pone remedio, puede destinar a los trasteros cuadros dignos de un museo. No es el caso, López Cámara se ha animado y sus pinturas han abandonado el ostracismo voluntario para iluminar los ojos de cuantos, cuando pasan por delante de su obra, ya no la olvidan. Sí, así de poderosa es la propuesta de esta jiennense que, estos días, ha escogido el más romántico de los paseos de Jaén (como llamaba el insigne Ortega Sagrista al parque hoy dedicado a Adolfo Suárez) para mostrar su trabajo por vez primera en la capital del Santo Reino, en el local de cócteles Alameda 1.
"Para mí, pintar a bolígrafo es un reto", dice. Experimenta con los colores, ahonda en lo que ve y, luego, lo transcribe a boli sobre soporte de papel. Quien quiera verla, que se dé prisa (como decían de Juan Belmonte), porque, animada por unos y otros, ha decidido ponerle precio a esta exposición y lo mismo, en cuestión de días, no queda nada.
Para los que se la pierdan en esta ocasión, María José López Cámara anuncia una segunda exposición jiennense (esta vez con más repertorio en cuanto a técnicas) que, aunque sin fecha aún, le ilusiona sobremanera: el Colegio Oficial de Arquitectos, su vocación frustrada: "Esta exposición me está abriendo muchas puertas; yo he pintado siempre, pero desde mi casa, así que no me conoce nadie. Pero veo que a la gente le gusta", confiesa con humildad, tanta como para tener que sacarle con esfuerzo méritos como su participación en la exposición colectiva Maestros del bic, el pasado verano (si es que este ha acabado) en Palma de Mallorca, entre otras muestras. Incluso impartió, recientemente, una clase magistral en un comercio de bellas artes del Bulevar, a la que le quita importancia, de la que solo destaca el enriquecimiento que ella misma obtuvo de sus alumnos.
La humildad, que no es nada más que verdad, decía San Vicente de Paúl. La verdad que, desde la humildad de un bolígrafo, derrocha su obra.
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