La poética del viaje a través de la pintura de Carmen Villasanta
La artista sevillana, afincada en Baeza desde hace más de tres décadas, expone hasta el próximo 29 de noviembre en la Sala 13 de la capital
A María del Carmen Martínez Herrera (Fuentes de Andalucía, Sevilla, 1962), o lo que es lo mismo, a Carmen Villasanta, le ocurre lo que a los pintores del Romanticismo, que entendían el hecho de viajar como una opción de desarrollo espiritual, como una posibilidad de crecimiento.
Tanto peso tiene en su aventura vital el hecho de moverse de un sitio a otro, que se ha convertido en tema capital en su obra. Lo saben bien quienes vieron Un instante del viaje, la pintura con la que consiguió figurar entre los artistas seleccionados en la trigésimo quinta edición del Premio Emilio Ollero, o quienes disfrutaron con su primer accésit del Juan Almagro y su presencia entre los finalistas del Manuel Gracia.
Tras sus dos primeras exposiciones individuales (en Baeza y Úbeda, respectivamente) avanza en su itinerario particular y, hasta el próximo 29 de noviembre, expone en la Sala 13 de Jaén Viaje, movimiento, evolución:
"Son obras de los últimos cinco años, no es una exposición al uso, con una cuestión plástica coyuntural. El concepto de viaje forma una parte importante de mi vida y siempre me ha aportado mucho y me ha hecho reflexionar, he ido siempre tomando notas, fotografías, impregnándome del viaje desde el punto de vista filosófico", comenta la artista a Lacontradejaén.
Afincada en Baeza desde hace treinta y seis años, treinta de ellos los ha dedicado a la docencia en Ibros hasta su jubilación hace un par de cursos, pero la creación ha sido su compañera de viaje desde que tiene conciencia:
"Desde muy primera hora, en la infancia, me recuerdo dibujando. En mi juventud trabajé el dibujo de forma autodidacta, pero con intensidad, a carboncillo y a sanguina. Iba a hacer Bellas Artes, incluso me concedieron una beca, pero por circunstancias de la época al final hice Magisterio", comenta.
En cuanto el tiempo le permitió retomar la paleta y los pinceles, lo hizo y, de la mano de los Carrillo, volvió a decirle a la pintura su amor interrumpido, como confiesa Alberti en uno de los soberbios poemas de su libro más pictórico.
"En la Academia Carrillo llevo seis o siete años. Jaén tiene mucha suerte de contar con ese espacio de aprendizaje de calidad para las artes plásticas; ahí he aprendido técnicas pictóricas y procedimientos, y ellos me han apoyado en mis proyectos, que he podido desarrollar con sus enseñanzas", celebra Villasanta.
De ahí que, para 'debutar' en Jaén, ninguna otra plaza como la del centro de enseñanza de la calle Martínez Molina: "No se me ocurría otro sitio, era el sitio natural. Para mí ess un espacio muy gustoso, que me ha aportado tanto... Es su casa, me la han ofrecido, me han dado la oportunidad, y yo encantada".
Automóviles, huellas o carreteras conforman el lenguaje temático de su propuesta, en la que (en sus propias palabras) mantiene un diálogo, a veces una controversia, entre lo abstracto y lo figurativo:
"Se pueden ver algunas pinturas de Velázquez en el Prado con alguna parte abstracta en algunas zonas del cuadro, aunque su concepto sea figurativo; un artista plástico tiene que tener libertad y poder jugar con las posibilidades que le da tanto una opción como otra". Aviso para navegantes, o sea, para los amigos de las etiquetas.
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Lunes y martes de 17.00 a 19.00 horas, miércoles de 10.00 a 12.00 y jueves y viernes de 18.00 a 21.00 horas está a pie de mirada Viaje, movimiento, evolución: una sugerente invitación al universo creativo de Carmen Villasanta.
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