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'Resaca' de emoción rociera tras un fin de semana histórico

Por Javier Cano - Enero 25, 2021
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'Resaca' de emoción rociera tras un fin de semana histórico
El simpecado de los rocieros jiennenses, en un lugar de honor en el presbiterio durante la eucaristía. Foto: Hermandad del Rocío de Jaén.

La frustración por no poder acudir a la cita de enero a la aldea deja paso a la satisfacción en la hermandad jiennense por el desarrollo de la cita celebrada en la Catedral

Tacto de arena tuvo para los pies rocieros el solado de la Catedral jiennense, ese damero inmemorial sobre el que, ayer domingo, hicieron uno de sus caminos más especiales los peregrinos de aquí. Si llega a ser de tierra, todavía estaría rezumando barro la puerta del Perdón, de tanta lágrima contenida como trasminaron esas huellas.

Tan hermosa fue la celebración que tuvo lugar ayer domingo en el templo mayor de la diócesis que la frustración de la hermandad jiennense por no poder acudir a la peregrinación extraordinaria a la aldea por culpa de la pandemia dejó paso a la satisfacción, después de una ceremonia copada de emociones. 

Presidida por el obispo, Amadeo Rodríguez Magro, y concelebrada por el deán, Francisco Juan Martínez, y el consiliario de la cofradía, Francisco de la Torre, la eucaristía estuvo precedida de una entrada de esas que anudan la garganta hasta al más duro. 

Y es que eso de oír tamboriles y flautas entre los venerables muros vandelvirianos a ver quién lo soporta sin que le tiemble hasta el alma... ¡Nadie! Luego, la solemnidad festiva de una liturgia ilustrada por el coro de la hermandad que disfrutó al máximo el acontecimiento inédito de colocar el simpecado en el presbiterio catedralicio, a un paso del Santo Rostro: momento para la historia.

"Estamos resacosos", ha afirmado esta misma mañana María Dolores Galán, presidenta de los rocieros jiennenses: "Fue nuestra primera misa en la Catedral con el simpecado, una cosa histórica para nosotros, y con el Santo Rostro", celebra la máxima responsable del colectivo rociero. Bonito y triste, como el camino que desandan los Amigos de Gines en uno de sus clásicos.

Arropados también por el alcalde de la ciudad, Julio Millán, se sintieron a los pies mismos de la Blanca Paloma, pese a los más de trescientos kilómetros que separan la aldea de la capital del Santo Reino "en uno de los caminos más duros" vividos por la hermandad desde su fundación, en palabras de Galán.

Y tan duro, como que apenas hace tres días que el presidente de la matriz de Almonte, Santiago Padilla, hizo pública la decisión de quedarse en casa, otra vez, en 2021. Una realidad que, ayer, pudieron olvidar por un buen rato en una Catedral que, más que nunca, pareció una ermita.

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