EL SUEÑO FLAMENCO DE LA SIERRA SUR
El Instituto de Arte Flamenco contagia la pasión por el flamenco al sur de Jaén, una comarca sin tradición que gana en alumnado y en espectáculos; cantaores de otros puntos de la provincia admiten que las peñas y el género no pasan por su mejor momento
De ser el germen de una minoría a convertirse en un género que arrastre aficionados y siembre tradición. El Instituto de Arte Flamenco, con sedes en Granada y Alcalá, sueña con ese viraje del flamenco en una comarca, la Sierra Sur, que nunca ha sido fértil para el género, sin peñas y sin arraigo de comunidad. La empresa liderada por José Antonio Hinojosa (Santa Ana, Alcalá, 1983) ha logrado que el número de alumnos alcance los tres centenares en poco más de un trienio. El 90 por ciento proceden de Jaén. Que haya ímpetu por aprender alienta la ambición de cambiar el panorama. El flamenco no pasa por su mejor momento, según coinciden cantaores y peñas de otras comarcas consultadas por este diario. Si aparecen nuevos impulsos desde lugares inesperados es solo por una razón: el género (siempre) late.
Quién le iba a decir a José Antonio Hinojosa, ingeniero de Telecomunicaciones, que dejaría a un lado su ámbito formativo para dedicarse a ser profesor de guitarra a tiempo completo. Los dos centros del Instituto de Arte Flamenco están homologados por la Junta de Andalucía. Además, la asociación Locura Flamenca contribuye a la difusión de espectáculos y cuenta con una escuela. Ya no hay, reconoce Pérez, vuelta atrás. El alumnado jiennense se reparte entre Alcalá, la aldea de Santa Ana y Frailes, y las disciplinas son guitarra, cante, baile y percusión.
EL SONIDO ES UNIVERSAL; EL ARTE, MINORITARIO, Y EL APRENDIZAJE, LENTO
Es jueves 25 de octubre. En el piso más alto del Centro de Día de Frailes, junto al gimnasio municipal, recibe clases un grupo de casi una decena de alumnos de guitarra: hay desde niñas menores de edad hasta mayores pasando por treintañeros. Tocan ahora en parejas o en pequeños grupos, y lo hacen el uno delante del otro. El próximo 10 de noviembre darán un recital en la Casa de la Cultura Michael Jacobs de Frailes. Hay tantas ganas como nervios, según cuenta Javier Álvarez, uno de los primeros alumnos que tuvo Hinojosa en Frailes.
Acaba la clase, y el maestro y el alumno apuntan en la misma dirección cuando atienden a las preguntas de Lacontradejaén:
—Empezamos tres o cuatro, y ya la escuela va por 300 alumnos —dice Álvarez, que ha retomado la formación no hace tanto, ilusionado con el recital en su pueblo.
Es posible, coinciden, que el sur de la provincia se convierta lentamente —y los dos aseguran 'que el flamenco es lento'— en un territorio donde la formación aumenta y los espectáculos sean más habituales. Que un recital para familiares y amigos pase a ser algún día un número repleto de seguidores capaces de distinguir con precisión todos los palos del género.
¿Se puede?
—Queremos crear afición. Aquí nunca la hubo —contesta el guitarrista. Sabe que es difícil, pero posible. Él cogió una guitarra a los siete años influenciado por un vecino de Alcalá. Su nombre es Rafael Jiménez Vega. Con él, en cierta manera, empezó algo parecido a un movimiento. De Jiménez Vega son deudores quienes hoy propulsan el flamenco en la Sierra Sur a través de los instrumentos de púa.
"LAS ACADEMIAS TIENEN AHORA MÁS FUERZA QUE LAS PEÑAS"
Javier Álvarez se ha reencontrado con las cuerdas más de dos décadas después. Fue a los siete años cuando su madre entendió que el chico necesitaba relacionarse más y lo animó a formar parte de la rondalla de Frailes, celebrada y con actividad en el inicio de la década de los años 90. Sus profesores entonces fueron Belén Ramos y Ernesto Del Moral. Este era a su vez discípulo de Rafael Jiménez Vega.
—La rondalla se perdió, pero aquello me sirvió mucho —rememora el frailero, que aprendió a tocar la bandurria.
La bandurria dio paso a la guitarra, y lo ha hecho en un momento de sombras para él. Ha sido un refugio en el proceso de recuperación de un accidente.
—Me ha dado la vida —reconoce.
Hoy ensaya una media de entre seis y ocho horas diarias, y sus intenciones pasan por absorber de este y del otro guitarrista. Escuchar a todo tipo de cantaores. Zambullirse en el flamenco.
Hinojosa admite que Javier Álvarez es de los alumnos que progresa con más rapidez, y matiza que lo ideal es empezar en el flamenco sobre los ocho años.
El profesor está convencido de una idea: las academias representan hoy el espíritu que un día tuvieron las peñas flamencas.
—Tienen más fuerza ahora. Hay un 'boom' de las academias que podemos aprovechar para que el perfil de los aficionados cambie —insiste.
Ese perfil de espectador remite a dos grupos: mayores de 60 años y extranjeros.
JUAN CORONEL CHICO: "LAS PEÑAS DEBEN SER EL ENLACE A LAS ACADEMIAS"
La voz de Juan Ruiz Coronel Chico (Linares, 1984) es única en la Ciudad de Las Minas. Tiene 34 años. Ya ha ganado prestigiosos premios: dos Cabrias de Plata en Linares; el primer premio de la Federación de Peñas Flamenca de Málaga y el primero en el Certamen de Saetas y Cantes mineros, entre otros galardones. El cantaor, curtido en las lides del flamenco, se considera alguien joven, capaz de ofrecer más. "Mi sensación es que la masa de aficionados 'grandes' se ha aminorado en todo el país. El género no pasa su mejor momento", resume en conversación telefónica con este periódico. "Hacia abajo y hacia arriba de Jaén, aunque todavía quedan grandes aficionados, cuesta encontrar ese nivel excepcional", valora.
En Linares hay cinco peñas: El Cabrerillo, la Taranta, Carmen Linares, Plomo y Plata y Luquitas de Marchena. La idea de la peña, explica Juan Ruiz Coronel, ha evolucionado: "Antes éramos personas que empezábamos a cantar entre tapas y vinos. Yo me he criado escuchando a mi abuelo, Francisco Coronel de Linares, Gregorio Palomares, Manolo González, Vicente Molina y Gasparín. Nos juntábamos a cantar cada semana. Ahora es diferente. Hay programación y actividades", cuenta.
¿Qué necesita un territorio como el sur de Jaén para seducir en el flamenco? "Sí que que se puede crear afición. Y considero que hoy la labor de la peña pasa por ser un enlace a las academias", dice, y comparte opinión con José Antonio Hinojosa. "Es interesante que si una peña sabe que un niño canta o baila y tiene interés en aprender sepa derivarlo a una escuela de formación. Tienen que divulgar la cultura flamenca y hacerla atractiva", ejemplifica. A su juicio, es muy importante que el profesor interprete las capacidades del alumno. "Lo que fluye de dentro no puede ser cortado de raíz por una ecuación matemática", dice.
'Coronel Chico' se crió en un entorno familiar con una constante: el flamenco siempre sonaba. "He podido experimentar lo que es normal en otras zonas de tradición, aunque Linares siempre ha destacado por los cantes de taranta", expresa.
ROSALÍA, LAS REFERENCIAS Y EL DEBATE DE LA PUREZA
—La parte jonda es muy dura de asimilar —señala José Antonio Hinojosa al contestar por qué el género siempre ha estado ligado a la minoría, y de ahí esa lucha por llegar a más público.
Y qué pasa cuando una voz que evoca al flamenco, sea o no sea parte del género, se convierte en un éxito de masas.
Un nombre propio, de mujer, domina la actualidad musical: Rosalía. Señalada por un sector de la prensa como reina del pop trufado con ritmos de la calle como el trap, la catalana reivindica raíces flamencas que reabren el debate entre la fusión de géneros y la pureza. Tanto Juan Coronel Ruiz como José Antonio Hinojosa coinciden: la música de Rosalía no encuentra acomodo en el flamenco. Es otra cosa, aseguran. "La respeto mucho como artista, pero su cante y cómo coloca la voz no me suena a flamenco", opina Juan Ruiz Coronel.
La canción de Rosalía Pienso en tu mirá, incluida en el reciente disco El Mal Querer, tiene más de 18 millones de reproducciones en Youtube. ¿Puede ayudar el impacto de la artista a que aficionados al pop se asomen al flamenco?
Hinojosa advierte una jugada efectista en la campaña de marqueting de quienes guían el futuro de la cantante: "Creo que piensan que cuando pase el tiempo la gente recordará la irrupción de Rosalía como un aporte al flamenco. Pero yo no lo veo así", se moja.
El cantaor de Linares señala nombres de guitarristas da la provincia que son flamencos genuinos: Pedro Montesinos, Julio Romero, Iván Palmero, Juan Ballesteros, Juan Gutiérrez y Antonio Gómez. Son solo algunos de los nombres propios en el mar de olivos.
"Tenemos un legado espectacular a nuestro alcance gracias a internet. Antes solo se aprendía a base de ir a las peñas", recuerda. "Necesitamos que la afición dé un par de saltos de calidad. Si un día un festival se llena de verdaderos aficionados, cuando canten dos que suenen artificiales, la gente protestará", especial el linarense.
El consejo para las nuevas guitarras y voces del sur de Jaén seguro que les suena: el aprendizaje es lento, y es mejor no tener grandes pretensiones económicas. Porque, según dice, no es lo mismo cantar que saber cantar, aunque el mercado reparta suertes en función de otros criterios.
José Antonio Hinojosa y su cantera ahondan en un destino:
—Ojalá algún día haya una peña en Alcalá y podemos hacer recitales con frecuencia —coinciden profesor y alumno.
La pasión y el tiempo determinarán ese sueño.
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