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Los 90 'flamencos y toreros' años de Francisco Moreno Galán

Por Javier Cano - Marzo 17, 2024
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Los 90 'flamencos y toreros' años de Francisco Moreno Galán
Francisco Moreno Galán, el día de su 90 cumpleaños. Foto: Filo Garrido.

Activo y comprometido con su ciudad donde los haya, preside la Peña Flamenca Baezana y mantiene vivo el espíritu de la Escuela Taurina local

Entre el poeta y pintor Francisco Moreno Galván (La Puebla de Cazalla, 1925-1999) y el protagonista de este reportaje solo hay una letra de diferencia: la v del segundo apellido de Francisco Moreno Galán (Baeza, 1934). Así de claro.

Porque si el sevillano podía presumir de haber descubierto nada más y nada menos que a uno de los genios contemporáneos del cante, el gran José Menese (La Puebla de Cazalla, 1942-2016), el baezano no le va a la zaga y se ha codeado, a lo largo de su vasta existencia, con las más grandes figuras del arte jondo de los últimos años:

"No me imaginaba que iba a llegar a los noventa años, ni tampoco que yo iba a contratar a Jose Mercé, a Aurora Vargas, a todos los cantaores desde que empezó la Peña Flamenca Baezana hasta ahora. Y jamás tuve la idea, pese a ser tan taurino, de que iba a contratar a Curro Romero, a José Tomas, a toda esa gente...", explica a Lacontradejaén el actual presidente del colectivo de aficionados al flamenco y alma máter de la Escuela Taurina de la ciudad machadiana.

Dos entidades fundadas por Moreno Galán en la década de los 80 del pasado siglo XX, una vez abrochado su periplo laboral por la villa y corte y, de nuevo, arraigado en su patria chica. 

APUNTE BIOGRÁFICO

Hijo y nieto de baezanos, de gente del campo, el protagonista de este reportaje se alejó temporalmente de la cuna de Gaspar Becerra para labrarse una trayectoria profesional de la que está más que satisfecho: 

"En el 57, cuando terminé el Ejército en Jerez de la Frontera, me marché a Madrid, como la mayoría de los jóvenes que se iban. Yo tenía trabajo en el campo, gracias a Dios, pero quería aspirar a otras cosas". Y las logró, vaya que sí.

En la capital de España se adentró en el mundo de la construcción, comenzó desde abajo y, a fuerza de tesón y pundonor propio de un matador curtido en el esfuerzo, se hizo un hueco en su sector, ascendió a oficial todoterreno y terminó siendo un respetado empresario: "Allí, en Madrid, entre otros trabajos, hice los andenes de la estación de Atocha", evoca.

En el Foro conoció a Manuela, su esposa y madre de sus hijos, a la que perdió hace tan solo veintiocho meses, llevándose mucha de su vitalidad: "Eso ha sido lo peor de mi vida", relata, emocionado mientras recuerda a la que todos conocían en Baeza como Manola. Con ella regresó, en 1976, a su pueblo y, lejos de mantenerse al margen de la vida cultural y social de la ciudad, se involucró en ella de la mejor manera posible.

Concejal en los años 90, es un vecino comprometido con su geografía sentimental hasta el punto de que, a día de hoy, le queda tiempo no solo para sacar adelante los cargos locales que ejerce, sino también el de tesorero de la Federación Provincial de Peñas Flamencas de Jaén.

¿De dónde saca el tiempo y la energía? Ni él mismo se lo explica: "Eso quisiera yo saber", responde entre risas. ¿Será esa "energía descomunal" que Antonio Gades decía que le era propia al flamenco? Será.

 Con el Niño de Peñaflor y el guitarrista Morilito, en una actuación en Baeza. Foto: Peña Flamenca Baezana.
Con el Niño de Peñaflor y el guitarrista Morilito, en una actuación en Baeza. Foto: Peña Flamenca Baezana.

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