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El legado artístico de Palma Burgos en el Santo Reino

Por Javier Cano - Septiembre 07, 2025
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El legado artístico de Palma Burgos en el Santo Reino
Palma Burgos modela una de sus obras. Foto: Archivo de Felipe Toral.

El escultor malagueño, de cuya muerte se cumplen cuarenta años en 2025, consteló de maravillosas obras la provincia desde su llegada a estas tierras en la década de 1940

De tal palo tal astilla, que ni pintado el dicho en el caso de Francisco Palma Burgos (Málaga, 1928-Úbeda, 1985) si se tiene en cuenta que era hijo de Francisco Palma García, el autor de la venerada Piedad malacitana, entre otras obras. 

Un grande al que la vida atrajo hacia el Santo Reino, con parada primero en Andújar y después en tierras ubetense, en las que dejaría un rastro inconfundible que suma belleza y prestigio al repertorio monumental de la ciudad Patrimonio de la Humanidad.     

Cuarenta años se cumplen, en 2025, de la muerte de este auténtico titán de la escultura sin cuya producción, Jaén sería otra cosa. 

Fuera del ámbito imaginero (en el que brilló como personalísimo discípulo del maestro Benlliure), ahí están su Monumento al atleta en Linares, el busto del alcalde Sola en Úbeda, donde pueden contemplarse igualmente el sobrecogedor grupo de la fachada de la SAFA, los retablos de San Nicolás de Bari o en el santuario del Gavellar..., a más de los que firmó en Andújar, Rus, Baños de la Encina, Porcuna, Jamilena...

Querencia esta, la de decorar templos, que extendió a su faceta de pintor y que puede disfrutarse en Escañuela o la propia Úbeda. 

Sepan los nostálgicos, por cierto, que la estatua de Franco que presidió el cruce de caminos del Paseo de la Estación en la capital de la provincia también fue criatura suya.

Como autor de imaginería religiosa, la Ciudad del Lagarto puede presumir de ese soberbio estudio anatómico que es Jesús del Perdón (de la cofradía homónima) o del no menos impresionante trono de la Virgen de las Angustias, que junto con el que talló para la Oración del huerto capitalina conforman un dúo de semanasantera monumentalidad. 

Andújar, Beas de Segura, Torreperogil, Sabiote, Torredonjimeno, La Carolina, Jódar y Arjona pueden ensoberbecerse, asimismo, sabiéndose elegidos por la gubia del maestro Palma Burgos para su Pasión, pero sin duda el solar donde expiró San Juan de la Cruz (de cuyo sepulcro conventual fue autor) se lleva la Palma (nunca mejor dicho).

El estremecedor Cristo de la Noche Oscura, el Resucitado, el Santo Entierro, la Columna (que participará en la Magna del 4 de octubre), la Dolorosa del Nazareno y un buen número de advocaciones que lo unieron eternamente al lugar que él mismo escogió para morir y reposar, en su cementerio de San Ginés, rodeado de ilustres como el mismísimo cronista Cazabán. 

 Monumento al escultor en Úbeda. Foto: Mari Torres.
Monumento al escultor en Úbeda. Foto: Mari Torres.

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