Nana: un amor gatuno que bien merece una recompensa

Marcelo Méndez perdió a su gatita el 29 de marzo en Hornos y desde entonces vive angustiado, hasta el punto de ofrecer una recompensa de 500 euros por ella
"Tengo una angustia tremenda, he tenido que ir hasta al psiquiatra". Quien se confiesa así, a corazón abierto, a Lacontradejaén es Marcelo Méndez; un canario residente en Murcia pero enamorado de la sierra jiennense, ese territorio que tantas veces lo ha hecho disfrutar y, ahora, se ha convertido en el escenario de su dolor.
Allí se fue, el pasado 29 de marzo, con Nana, su querida gatita, y desde entonces la vida de este sensible amante de los animales ha oscurecido.
"Me gusta venir a los límites de Murcia con Jaén con mi hijo, siempre hemos tirado hacia Jaén, nos gusta mucho esa zona de Segura, Cazorla y Las Villas; ese día mi hijo estaba de exámenes y decidí llevarme a Nana conmigo allí, para que tuviera una primera toma de contacto con el mundo (la tenemos desde que tenía un mes, la rescató mi hijo y está con nosotros hace cinco o seis años", relata Méndez, y añade:
"La gata fue nerviosa todo el viaje y la saqué a respirar un poco con su collar y su correa, saqué la comida y el agua y se me escurrió y salió disparada, ya no la he vuelto a ver". Eran las cinco y media de la tarde de aquel sábado.
A partir de ese momento todo fue buscarla, intentar que el episodio quedara solo en un mal rato, pero no: más de una semana dura ya la ausencia de su mascota, cuyo amor (lo escribió Dickens) es el mayor regalo que una persona puede recibir.
Marcelo sitúa exactamente el lugar del suceso: "La perdí en el mirador de Morra de los Canalizos, cerca de Hornos; pasé la noche allí, bajé a la pinada que hay debajo unas ocho veces, pero mis piernas no podían más, llegué a caerme y magullarme; pasé la noche confiando en que apareciera, dejé la ventana del coche un poco abierta, por si volvía, y por la mañana seguí la búsqueda, pero nada".
Así día tras día, "en estado de shock", y vuelta a empezar la batida, que por más que se alargue no deja de ser el único recurso que les queda para encontrar a la preciosa gatita.
Carteles, boca a boca, contacto con la Policía... "Hemos dejado arena por puntos estratégicos, para atraerla", concluye Méndez, que ofrece una recompensa de quinientos euros a quien los conduzca hacia Nana o se la entregue. "Es un amor de gata, muy tranquila, un encanto". Seguro que, donde esté, ella piensa lo mismo de sus dueños.
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