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LA TALLA 'PERDIDA' DE HIGUERAS QUE NUNCA SALIÓ DE JAÉN

LA TALLA 'PERDIDA' DE HIGUERAS QUE NUNCA SALIÓ DE JAÉN

Por Javier Cano - Julio 22, 2023
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El Crucificado de la Expiración que talló en los años 40 el universal escultor santistebeño estaba en paradero desconocido hasta hace nada y menos, cuando su actual propietario la reconoció en una foto de la monografía escrita por la nieta del artista

"Este bellísimo Cristo nunca salió de Jaén". Con estas emocionadas palabras celebra Ana Higueras Rodríguez el inesperado hallazgo del Crucificado de la Expiración que entre finales de 1945 y principios de 1946 talló su abuelo, el universal escultor Jacinto Higueras Fuentes.

Una pieza de primer orden que andaba en paradero desconocido, del que apenas se tenían datos y que, recientemente, su actual propietario reconoció en una fotografía:

"Fue una sorpresa para mí; todo surgió cuando, durante la Feria del Libro de Jaén, me acerqué a la Librería Metrópolis y me recomendaron el catálogo que había publicado Ana Higueras, nieta del escultor", comenta el propietario de la talla a Lacontradejaén. Y apostilla:

"Le eché un vistazo y de pronto me encontré con la foto del Cristo; me extrañó mucho que lo calificaran como que estaba sin localizar. En cualquier caso, siempre gusta ver en un libro una pequeña obra que tú tienes", añade con modestia, con la misma humildad que lo anima a no presumir de dicha posesión; porque lo de "pequeña obra", llevando la firma del autor del Monumento a las Batallas, se queda corto. Vaya que sí. 

Un descubrimiento que ha llenado de satisfacción a su poseedor (quien prefiere mantener el anonimato aunque, eso sí, ha cedido a este periódico unas fotografías del Cristo en su actual ubicación: el despacho de su casa). 

Y sobre todo a la familia del escultor, especialmente a Ana, la descendiente autora de la monografía sobre la trayectoria vital y creativa de su insigne abuelo: 

"Para mí fue una sorpresa extraordinaria, una gran alegría; el actual propietario me llamó tras averiguar el número de teléfono de Higueras Arte; enseguida reconocí el acento de Jaén y me relajé, pensé que seguro que llamaba para algo simpático. E inmediatamente me dijo que me llamaba para darme una noticia que me iba a agradar". Higueras continúa.

"Me dijo que tenía el libro sobre mi abuelo, que lo compró y que vio que estaba sin localizar el Cristo de la Expiración".

En ese momento, todos los sentidos de la hija del también reconocidísimo escultor Jacinto Higueras Cátedra se pusieron en guardia, acaso anticipándose a la buena nueva que estaba a punto de llegarle desde el Santo Reino. "Y entonces me dijo: 'Ese Cristo lo tengo yo en mi despacho, aquí, delante de mí, colgado en la pared". 

 Una de las cartas enviadas por Jacinto Higueras Fuentes a Manuel Martínez, a cuenta del encargo del Crucificado. Foto cedida por el actual propietario de la obra.
Una de las cartas enviadas por Jacinto Higueras Fuentes a Manuel Martínez, a cuenta del encargo del Crucificado. Foto cedida por el actual propietario de la obra.

HISTORIA DE UN ENCARGO

Lacontradejaen cumple escrupulosamente con el deseo de anonimato del propietario del Crucificado, sin que ello suponga renunciar a hacer pública la historia de esta singular obra.

Hasta ahora, los datos que manejaba la familia Higueras en torno al Cristo de la Expiración lo situaban en tierras navarras y fechaban su realización en el año 1941:

"Así es como venía en todas las listas que conserva la familia y en todas las cosas de Jacinto Higueras Fuentes que aparecian, donde se decía que estaba en Pamplona, en la catedral o en su museo, pero averiguamos que jamás había estado allí; puede que haya otro Cristo igual en Pamplona, de 1941, algo mayor de tamaño, y que luego hiciera otro igual, más pequeño, al encargarle Manuel Torres un Cristo expirando. Eso lo hizo el abuelo en otras ocasiones, es una posibilidad. Pero lo cierto es que el Cristo de Pamplona no se localiza ni hay prensa ni cartas suyas que lo documenten".

Sí existe correspondencia, por otra parte, que sustenta documentalmente la talla protagonista de este reportaje; un intercambio epistolar del que tampoco tenían noticia los descendientes del artista de Santisteban del Puerto y que, a raíz de este hallazgo, pasa a formar parte de los archivos higuerianos.

A partir de estos documentos puede afirmarse que fue el perito agrícola jiennense (nacido en Jimena) Manuel Torres Torres quien encargó la pieza al escultor no en 1941, sino cuatro años más tarde, en 1945. 

Pero, ¿qué relación había entre el cliente y el creador más allá de este interés por contar con una obra de Higueras en su casa?  

"Yo creo que Jacinto Higueras y Manuel Torres no se conocían; de hecho se hablaban de usted en las cartas, y mi abuelo rápidamente se tuteaba con la gente con la que tenía cierta confianza, la fórmula que utiliza en estas cartas informa de que seguramente no se conocían. Lo más probable es que Torres conociese otras obras del abuelo en Jaén, como el Cristo de la Buena Muerte o el de la cripta de la Catedral, que le gustaban, y le hizo ese encargo", apunta Ana Higueras.

Sea como fuere, lo cierto es que Torres sumó esa joya a su patrimonio, a los bienes de su domicilio del Paseo de la Estación:

"Yo hice indagaciones y creo que voy por buen camino sobre cómo se conocieron, probablemente a través del cronista Luis González López, y que de ahí surgiera la idea para que se lo encargara", comenta el actual propietario, sobrino de Manuel Torres. No en vano, el escultor envió el resultado final al propio González, a la sazón jefe de Correos de la provincia. Y añade:

"Él se iba a casar ese año 1945, y lo que sí tenía claro es que quería un Cristo viviente, que no hubiera muerto aún; se lo encargó para su dormitorio". 

Como se especifica en las cartas que amablemente ha tenido a bien ceder para su reproducción en estas páginas digitales, nada más terminar el Crucificado fueron varios los miembros de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando (de la que Higueras formaba parte) los que no ahorraron elogios hacia la talla, entre ellos el marqués de Lozoya y José Francés. 

Una obra de la última década de vida de Higueras, de alrededor de setenta centímetros de alto por treinta de envergadura, que representa a Jesús en la cruz en el momento de expirar, en madera sin policromar, como otras de las mejores piezas del autor (el San Juan de Dios, el propio Crucificado de la cripta de la Catedral de Jaén...).

Eso sí, las analogías entre este Cristo y otros, como el de la Buena Muerte, deja claro el sello estilístico de Jacinto Higueras Fuentes, claramente comparable en detalles como el tratamiento anatómico o, más conceptualmente, en la majestuosidad que ambas piezas destilan. 

EN UN DESPACHO DEL PASEO DE LA ESTACIÓN

Los privilegiados que visitan, con frecuencia, el domicilio del actual propietario de la obra lo disfrutan colgado en su despacho, en el noveno piso del mismo edificio donde Manuel Torres lo tuvo muchos años (en la segunda planta) tras recibirlo de manos del cronista González López en los 40, por entonces en la vivienda de aquel, en la Plaza de la Constitución: 

"Yo nací en el 46, y empiezo a verlo cuando tengo ya doce o trece años, en casa de mi tío, con el que tenía muy buena relación; él me decía que era del mismo autor que el Cristo de la Buena Muerte y del que está en la cripta (que es impresionante), que a mi tío le encantaban", explica el dueño de esta ya localizada obra de arte, y prosigue:

"Van pasando los años, a mi tío le gustaba mucho el arte, iba mucho a los museos y a mí me pasaba igual; un día, hablando con él, me dijo que un día me iba a llevar el Cristo, que sabía que me gustaba mucho. Yo le dije que no, eso debió de ser por los años 80".

Así llegó a sus manos, donde sigue, "de donde no ha salido nunca, este es el triángulo que ha recorrido", sentencia.  

En poder de los Higueras quedan un boceto de este Cristo y cinco copias en bronce, que el abuelo Jacinto labró para los cinco hermanos, como cuenta Ana Higueras. Pero este, que llegó a Jaén en plena posguerra tras salir del estudio madrileño del escultor, jamás de los jamases ha salido de la capital del mar de olivos. 

"No sé si saldrá de aquí alguna vez, eso dependerá de mis hijos, pero yo puedo decir que me gustaría que no saliera nunca de Jaén, ese es mi deseo", concluye el poseedor de la obra. 

Un 'nuevo' hito para esa impagable ruta artística que, con la firma del santistebeño, constela el mapa urbano de la capital jiennense.

 El Cristo cuyo paradero ha sido recientemente descubierto, en una fotografía de los años 40 tomada por el prestigioso fotógrafo madrileño Moreno. Foto cedida por Ana Higueras.
El Cristo cuyo paradero ha sido recientemente descubierto, en una fotografía de los años 40 tomada por el prestigioso fotógrafo madrileño Moreno. Foto cedida por Ana Higueras.

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