Historia de las obras en La Mota
Ricardo San Martín publica Historia viva de Alcalá la Real, un libro de investigación que aborda la transformación de La Mota y otros asuntos del municipio
Incombustible desde 2009, Ricardo San Martín (Burgos, 1949) vuelve a la carga literaria con un trabajo titulado Historia viva de Alcalá la Real. La investigación recorre, entre otros temas, las obras que vivió La Fortaleza de La Mota entre 1527 y 1794. El libro del conocido profesor afincado en el municipio será presentado mañana, sábado, a partir de las 18:00 horas en el Café-Bar Casablanca.
La obra se ha gestado en un periodo próximo a los dos años. En este tiempo ha sido común que Ricardo San Martín pasase horas en la biblioteca, con el portátil entre manos y libros enormes procedentes del Archivo Municipal. La génesis del trabajo son desde las actas de Cabildo hasta otro tipo de documentos como facultades reales, cartas de venta y transferencias sobre terrenos. "He tratado de agruparlos y de darles un sentido común. En concreto, he seguido la evolución de las obras de La Mota", explica a este diario.
El análisis del viraje que experimentó la Fortaleza , cuando era ciudad, comprende diferentes puntos, desde las murallas hasta la cárcel, los corredores y la Iglesia Abacial. San Martín, que se autodefine más como "transcriptor" que como investigador, entiende que la obra tiene dos funcionalidades: dar datos al público acerca de la historia de Alcalá y sembrar hilos de investigación para profesionales que quieran profundizar en alguna área.
LA PESTE, LA SEQUÍA Y LA ENSEÑANZA
San Martín ha indagado en otros temas interesantes para la ciudadanía, como el impacto que tuvo la peste en el municipio en 1682, cuando diezmó a la población. También ha abordado la sequía y los efectos en la población en siglos pasados. Y, cómo no, ha tenido tiempo de acercarse al interés por la enseñanza de los alcalinos desde 1605 hasta 1863.
Historia viva de Alcalá se une a otros trabajos de investigación de San Martín, como Estudios de Alcalá y Documentos para la Historia. Hay tiempo aún para más mañanas de biblioteca y más páginas escritas. Quienes conocen al autor no tienen dudas.
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