Antonio Fernández Sánchez: "No soy profeta en mi tierra"
Enamorado de Villanueva del Arzobispo, el artista agradece el cariño de su gente pero lamenta la "indiferencia institucional" a su labor en beneficio del pueblo
Cantante, saetero, rapsoda, actor de teatro, pintor, cofundador de la Asociación Cultural Cristo Vive y, en sus propias palabras, "un montón de cosas más": "Mi curriculum es interminable", asegura Antonio Fernández Sánchez (Villanueva del Arzobispo, 1948).
Un abanico de actividades que (en sus propias palabras) desarrolla encantado, pese a no sentirse plenamente reconocido: "Yo no soy profeta en mi tierra, ese refrán me viene como anillo al dedo. La gente de a pie me quiere, me admira, y me lo demuestra, pero no las instituciones", se queja.
No ha faltado de su patria chica más que los diez años, aproximadamente, que pasó en tierras levantinas y en Menorca buscándose la vida: "Cuando tenía diecisiete años me marché, eran tiempos difíciles y mucha gente emigró; luego me vine y desde entonces no me he movido de aquí".
Aunque eso de que no se ha movido es un decir, porque si algo caracteriza la cotidianidad de este artista autodidacta y decorador de techos de escayola jubilado es, precisamente, la actividad, la creatividad, la inquietud... Y siempre con un leit motiv claro, transparente: "Trabajar por mi pueblo".
"Es de esas personas sencillas que hacen grandes las ciudades donde viven", dice de él el cronista oficial de la villa, Manuel López Fernández, quien califica de "maravillosa" la interpretación de Antonio en la Semana Santa viviente, de "dignos, hilvanados y bien compuestos" sus poemas y de "prodigiosa" su memoria: "Le dieron un papel por la noche y al día siguiente ya lo llevaba perfectamente aprendido".
Según el historiador local, es "una persona entregada" a su pueblo, que "defiende su tierra a capa y espada", y "en Villanueva se le tiene estima, aunque él tiene alguna espina y cree que no se le reconoce, lo ha dicho en público muchas veces".
UNA LLAMADA DE ATENCIÓN
Que llega Semana Santa, ahí está Antonio con su voz a flor de labio para cantarle saetas a las devociones pasionistas villanovenses; que es tiempo de feria, le falta tiempo para escribirle a la patrona y publicar en sus redes (activísimas redes) versos dedicados a la Virgen; canta (tiene hasta espacio propio en Youtube), recita, pinta al óleo...
Y hace teatro, una de las iniciativas que más le apasionan, nunca mejor dicho: ahí está la década larga que le tocó encarnar al mismísimo Jesucristo para la "célebre" Pasión viviente de su tierra, nacida en el seno de 'Cristo Vive' y, afirma, el papel que más le ha marcado en su trayectoria, que acumula ya alrededor de treinta y cinco obras teatrales: "La cultura es lo más importante para mí, soy muy activo y siempre estoy creando", sentencia.
Con estos mimbres, Antonio Fernández considera que su labor merece, al menos, un poco de atención institucional, que concuerde el "aprecio de sus paisanos" con la consideración de la administración: "Es lamentable el trato que me dan, que no es el que merezco por mi labor de engrandecer el pueblo, todo el mundo lo dice; mi pueblo me adora, pero las instituciones me ignoran".
Casado y padre de tres hijos, disfruta con la "admiración" de sus vecinos al tiempo que se duele de lo que define como indiferencia oficial: "No es que merezca gran cosa, pero estoy triste de ver que no me tienen consideración".
Eso sí, de sus labios no salen más que proyectos de poema cuando habla de Villanueva y los villanovenses: "Es un pueblo maravilloso y una gente maravillosa, yo estoy encantado con mi pueblo, siempre lo he querido, lo llevo dentro, vivo por y para mi pueblo". Ahí quedó.
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