La Buena Muerte honrará a su cuerpo de caballeros anderos

La real hermandad sacramental del Miércoles Santo jiennense rendirá un homenaje a sus anderos con la entrega de un diploma y una medalla

Cuenta en el recordado Manuel López Pérez en su libro Buena Muerte, una historia de Gloria y Pasión (1726-2006) que la idea de formar un cuerpo de caballeros para portar los monumentales tronos de la hermandad sacramental nació alla por 1976 y que tomó cuerpo un año después, cuando "un grupo de treinta y dos jóvenes, encabezados por Antonio y Joaquín Muñoz Villar (...) iniciaron la aventura de crear un peculiar cuerpo de cofrades costaleros". 

Desde entonces hasta hoy, la presencia de esta singular agrupación forma parte ya imprescindible de la procesión que, Semana Santa tras Semana Santa, deja boquiabierto a quien asiste a su salida desde la Catedral jiennense o la contempla por cualquier punto de su itinerario, que marca con sello propio.

Agradecida a sus anderos, la cofradía anuncia (para el próximo 29 de enero) un acto de tributo que, en palabras del hermano mayor, Manuel Rico, les reconozca "el amor y la entrega que estos cofrades ofrecen a sus queridas imágenes":

"Un reconocimiento que tiene su fundamento en los sentimientos vividos a lo largo de los años, por cada uno de vosotros, bajo los varales de nuestros tronos. Muchos de nosotros hemos visto pasar la vida debajo de estas maderas y hemos llevado la cruz de Jesucristo en nuestros hombros con honor y amor", continúa Rico. 

Así, los miembros de este cuerpo (al que el fallecido compositor Carlos Cerveró dedicó, incluso, una marcha procesional) recibirán un diploma y una medalla conmemorativa con el deseo de que la Semana Santa venidera puedan lucirla durante el cortejo: "Para que la llevéis, este próximo Miércoles Santo, cerca de vuestro corazón", sentencia el hermano mayor. 

La agrupación Nuestra Señora de las Angustias de Alcalá la Real, habitual tras el paso del Descendido, pondrá la ilustración musical a un acontecimiento que promete lágrimas, muchas lágrimas: las de la emoción de sus protagonistas y, si la pandemia no lo impide, la de la certeza de tocar calle el 13 de abril.