"Hay homofobia hasta en el ámbito universitario"
Reivindican las etiquetas. Sienten que lo más inteligente ahora es visibilizar su bisexualidad. Montserrat Aguilar (Málaga, 1998) y Alejandra Ramírez (Jaén, 1999) son, respectivamente, presidenta y vicepresidenta de ‘Jaén Orgullosx’, la asociación que hace activismo en la capital y alrededores para defender al colectivo LGTB. Las dos remarcan que no hay que bajar la guardia por más que haya conquistas. Aseguran que hasta en las esferas más cultas y libres hay expresiones de rechazo a las minorías. Cuentan casos recientes. Aguilar cursa Estudios Ingleses; Ramírez, Historia del Arte. Aún no han entrado en la veintena, y ya están muy comprometidas con el colectivo al que ponen voz. Atienden a este periódico en La Mona de Jaén, a pocos días de que se celebre el Jaén Pride 2018. Ambas esperan que la afluencia sea incluso más numerosa que la del año pasado.
—¿Cómo nace ‘Jaén Orgullox’?
—M.A.: Costó bastante que llegase a ser lo que ahora es. El origen fue en una manifestación por las víctimas en Chechenia. La información sobre los ataques nos llegó fragmentada, porque no había interés desde el Gobierno en que llegara. Pero nos enteramos. Organizamos una manifestación y creo que todos los que estuvimos nos esperábamos que la respuesta en la capital iba a ser importante. Sin embargo, hubo unas escasas 20 personas. Fue algo que nos chocó. Constatamos que en Jaén realmente no había visibilidad LGTB. No había actividades o si las había, no nos llegaba la información. Empezamos a decir de hacer algo, y así entró gente al proyecto. Un día nos reunimos y a partir de una reunión nos constituimos como asociación. En abril ya éramos un colectivo oficial, con nuestros documentos.
—¿Recuerdan cómo llegaron a la asociación?
—A.R.: Éramos gente de Jaén y alrededores que veíamos que el colectivo LGTB estaba muy invisibilizado. Como ya ha dicho mi compañera, hacía falta una fuerza en Jaén para todas las personas que tenían problemas. Creamos un grupo de WhatsApp y comenzó la difusión en redes sociales. Todas aquellas personas interesadas nos reunimos, y en verano del año pasado sí que nos conocimos más y generamos una actividad más fuerte. También llegamos a personas que no tenían internet o que no estaban en redes sociales. —M.A.: Hubo un parón en la época de exámenes. Cuando concluyeron, dos o tres personas, entre ellas nosotras, sí que pedimos que se pronunciaran quienes se iban a quedar para hacer activismo. Creamos otro grupo de WhatsApp y ahí comenzamos con los proyectos en sí, ya con encuentros semanales. No nacimos a partir de otro colectivo, sino que fuimos nosotras mismas las que impulsamos el actual. Ahora hay otro grupo llamado Jaén LGTB, que difunde noticias relacionadas con el colectivo.
—Ustedes son universitarias. ¿Hasta en los ámbitos más cultos y supuestamente libres se cuelan expresiones de rechazo a las minorías?
—A.R: Sí, y se dan a cualquier minoría, no solo a las del colectivo LGTB. Ocurre igual con el feminismo y con cualquier colectivo oprimido. En cualquier ámbito, da igual que sea en la universidad o en el trabajo, hemos encontrado LGTfobia. —M.A.: De hecho, hubo un caso hace poco que difundimos en redes. Enfrente de la biblioteca de la Universidad, en el césped, había una pareja de chicas besándose. Es lo más normal que hace cualquier pareja después de una tarde de estudio. Un guardia de seguridad les dijo que no lo hiciesen, que no se podía confundir libertad con libertinaje. Que aquello no era un parque. —A.R.: Además las amenazaron con una especie de sanción si seguían ahí. Y es cierto que a nuestra asociación ha llegado gente que ha sufrido rechazo por parte de compañeros e incluso del profesorado.
LA BISEXUALIDAD, MAS INVISIBILIZADA
—La sensación que tengo es que hay una brecha de aceptación social entre gais, lesbianas y bisexuales con respecto al colectivo transexual. ¿Por qué estos últimos parecen más incomprendidos?
—A.R.: De alguna manera se ha invisibilizado a los bisexuales, que estamos bastantes activos. Quería remarcarlo. Pero sí que la transexualidad está aún más invisibilizada. —M.A.: Nosotras no somos transexuales, y la información que tenemos proviene de un compañero del colectivo que sí lo es. Él nos ha dado muchos datos que nosotras ignorábamos. Es cierto que están más invisibilizados y no son tan comprendidos como nosotras. Parece que cuesta más llegar al entendimiento de identidad que al de sexualidad. Se necesita más lucha. Ellos tienen su propia lucha. En Sevilla celebran su Orgullo. Realmente las letras de la acronimia están más o menos ordenadas: los gais son los que más representación tiene, por ejemplo, en la política y en otros ámbitos. Cuando aparece una pareja de chicas no suelen ser bisexuales, sino lesbianas. ¿Los bisexuales? Estamos ahí, pero si salimos con una pareja de nuestro mismo sexo ya somos lesbianas o gais. Y cuando estamos con una pareja del sexo contrario somos directamente heterosexuales. No se concibe que haya bisexualidad. —¿Creen que la gente conoce las diferencias entre sexo, orientación social y género? —M.A.: Cada vez más, pero aún no del todo. —A.R.: Hace falta explicarlo más. Nuestro colectivo ya ha dado charlas en institutos y sabemos que es una de las preguntas que más se hace. Tenemos que explicarlo para que quede asentado desde pequeños. Se necesita una visibiilización para entenderlo. —M.A.: No podemos permitir que un chico o una chica ‘trans’ que crezca se sienta en el más puro aislamiento. La gente debe entender las diferencias.
—¿Se animan a hacer las definiciones?
—A.R.: Sí. El sexo son los genitales con los que nacemos. La orientación sexual, como implica el término, alude a lo que nos gusta. Y el género es cómo tú eres y quieres mostrarte socialmente. Tu sexo no define tu género. —M.A.: Es lo que más se defiende: separar la unión tan fuerte que hay entre pene-hombre y vagina-mujer. No, puede haber mezclas.
—Sobre las orientaciones, ¿pansexual es la menos conocida?
—A.R.: Pansexual no debería entrar y no entra en el colectivo LGTB. Porque la pansexualidad es bifóbica y al mismo tiempo es una construcción extraña. —M.A.: Los pansexuales defienden que les gustan los hombres, las mujeres y los transexuales. Es algo muy tránsfobo, porque apartas a este colectivo de las personas. Cuando estos se tiran todo la vida defendiendo que son mujeres y que son hombres. La pansexualidad es bisexualidad igualmente, pero es una noción bífoba, porque hay personas que defienden que los bisexuales estamos dejando atrás a los transexuales, porque nos gustan hombres y mujeres. Pero es al contrario: son ellos los que tienen esa fobia. En España hay consenso en que la pansexualidad está haciendo bastante daño, porque suma discriminación. —A.R.: Es un discurso posmoderno y que sí está haciendo bastante daño. No se puede decir que alguien transexual es una persona aparte.
—Y el género fluido apela más a la identidad que a la orientación.
—M.A.: Sí, gender fluid supone que en función del día y de los sentimientos pueden sentirse hombres o mujeres. Hay que mirarlo como una escala. No conocemos a nadie gender fluid, pero es cierto que esa identidad cada vez es más referida.
“HACEMOS UNA FIESTA PARA CELEBRAR LAS CONQUISTAS”
—¿Qué nos pueden adelantar del Jaén Pride 2018?
—A.R.: Será el día 16. Va todo muy bien, con bastante difusión. —M.A.: Sí, al final hubo un cambio por falta de dinero. Las dos personas que están dentro de la organización no son muy grandes y nosotras acabamos de empezar: no tenemos fondos para montar un Orgullo de dos o tres días. La Diputación nos ayudó el año pasado, pero este no. Al final será un día, pero hay Orgullo, que es lo más importante.
—Hay voces que entienden que la celebración del orgullo resta seriedad al colectivo LGTB. ¿Qué piensan? ¿Hace falta la fiesta?
—A.R.: Totalmente. Se trata de visibilizar al colectivo. —M.A.: Es una fiesta para celebrar todo lo que hemos conseguido. Ha sido mucha lucha. Fueron y son aún muchas muertes. Realmente la gente ve lo que quiere. Antes de la fiesta hay una manifestación y una lectura de un manifiesto, con el momento de gritar nuestras consignas. Esto parece que desde fuera no se tiene en cuenta. La fiesta es merecida, y no hay nada de lo que avergonzarse.
—La del año pasado tuvo un gran respaldo. ¿Lo esperaban?
—A.R.: No, la verdad es que no. —M.A.: Para nada. Además vinieron artistas muy buenos y muy conocidos aquí. Este año repite Sofía Cristo.
—¿Hay algo que les gustaría cambiar con respecto al año pasado?
—A.R.: Que venga más gente —y ríe a carcajadas. —M.A.: Sobre todo necesitamos más afluencia en la parte de la manifestación, para que luego no se diga que el Orgullo no tiene seriedad.
“LAS ETIQUETAS HACEN UNIÓN”
—El heterosexual no tiene que sentarse delante de sus padres para explicar por qué le gusta el sexo opuesto. ¿Creen que llegará ese día también para la mayoría de homosexuales?
—M.A.: Se puede, pero va a costar muchos años y mucho trabajo. —A.R.: Supondrá una gran deconstrucción por parte de la sociedad. Cuando ya esté bien deconstruida, será posible. —M.A.: Tenemos un debate con las etiquetas. Hay gente que las cuestiona: “¿Por qué dices que eres bisexual?”. Yo les contesto que el día en que pueda tener una novia durante un año, cortar y luego estar con un hombre sin dar explicaciones no harán falta etiquetas. —A.R: Estamos invisibilizados y necesitamos darnos a conocer. Reivindicamos la etiqueta no solo en el ámbito LGTB. Además, la etiqueta hace unión.
—¿Ese momento es tan difícil como describen anónimos y famosos?
—M.A.: Sí que es muy difícil. Te puedes imaginar lo que te vas a encontrar, pero nunca lo sabes. En mi familia no fue el peor caso. Yo tengo novia y me siento muy aceptada por mi familia. Pero al principio tienes que explicar tu sexualidad, algo que te lleva pasando toda la vida y que el resto no entiende que estaba ahí. Solo se asume la heterosexualidad. Es un proceso largo porque no sabes si llegará el entendimiento pleno. Pero es muy idílico que llegue. —A.R.: Yo, por ejemplo, solo he tenido una pareja, que es un hombre. Es cierto que también me han gustado mujeres, y en mi familia lo he comentado. Y me han dicho: “Pero si has tenido novio, ¿cómo te va a gustar ahora una mujer?”. Incluso por la calle, aunque no me haya pasado a mí, pero he escuchado a gente decir: “Entiendo a los homosexuales, pero no a los bisexuales. Son guarros, viciosos”. No tiene nada que ver ser vicioso con ser bisexual. —M.A.: De hecho, dentro del propio colectivo hay mucha fobia a los bisexuales. Los gais y lesbianas dicen que ellos eligen, pero que nosotras no. Es una lucha constante.
“LA IGLESIA SE CAMBIA DESDE DENTRO”
—¿Tiene importancia hablar en medios y en la calle de sexo y sexualidad?
—A.R.: Sí, sí, es muy importante. —M.A.: Como decíamos, cuando no sea necesario entonces no se hará. Pero aún lo es. Ahora se habla de la sexualidad de dos nuevos ministros, y la gente pregunta que por qué se habla de eso. Justamente porque aún hace falta. El hecho de que alguien abiertamente homosexual llegue a un puesto importante se tiene que decir y se tiene que celebrar en fiestas como El Orgullo.
—Le pregunté a un sacerdote de Jaén si se imaginaba a Jesús condenando a los homosexuales. Me contestó que no, claro. ¿Entienden que haya homosexuales creyentes?
—M.A.: Todos somos personas, y puedes creer en Dios, pero no en la Iglesia. —A.R.: Una cosa es la religión y otra es la Iglesia. Al estudiar Historia del Arte te das cuenta de que en la Biblia hay personas homosexuales. Lo que ha predicado Jesús no tiene nada de homofóbico, pero es cierto que la Iglesia sí ha condenado, por sus intereses, la homosexualidad tildándola de antinatural. Cualquier persona del colectivo LGTB puede ser creyente de lo que sea.
—¿Entienden que alguien gay vaya a misa?
—M.A.: Sí, yo sí lo entiendo. Si tú crees que llegas a Dios a través de prácticas como la misa, entiendo que lo hagas. Incluso hay gente LGTB en la Iglesia porque quiere cambiarla. Esa es la mejor forma. Lo sé por testimonios de gente que conozco.
—El Papa Francisco no condenó al colectivo.
—M.A.: Sus declaraciones fueron una sorpresa. —A.R.: En la Iglesia hay que eliminar leyes que se han inventado que no tienen nada que ver con la creencia. Considero que no hay que unir tu orientación o tu identidad con la creencia. Si creo, ¿por qué no puedo estar en la Iglesia?
—¿Y por qué el tabú en el deporte de élite?
—A.R.: Porque todo se percibe como muy unga, unga —se ríe—. Muy patriarcado. Y esto conlleva hacer la diferenciación entre deporte y deporte femenino, como si no fueran lo mismo. Y de ahí el cliché: el deportista exitoso de élite tiene que ser muy macho, alguien que se las lleva a todas de calle.
"FALTA MADURAR EN JAÉN"
—¿Les ha sorprendido que alguien conocido hiciese pública su sexualidad?
—A.R.: No, ¿por qué me tiene que sorprender? Ya no me impacta. —M.A.: La última persona que yo me enteré fue una cantante que hizo pública su bisexualidad, y me sorprendí de que no me sorprendiera. Así es como tiene que ser.
—¿Han visto La vida de Adèle? ¿Qué les parece?
—M.A.: Aburrida. —A.R.: Yo la he visto bastantes veces. Y es cierto que he pensado que en algunos momentos da más bombo a la idea de excitar al hombre con escenas de mujeres teniendo sexo. Echo de menos que se visibilice más al colectivo. ¿Por qué ellas se tiran tanto tiempo follando en la película? Me resultó que era, como decía, más un bombo hacia los hombres heterosexuales que hacia el colectivo LGTB. —M.A.: También tuve esa sensación del morbo, pero aun así me aburrió. Recomiendo otra mejor que se llama Pride. Está basada en hechos reales y narra la lucha de gais y lesbianas en Irlanda. Se unen a la lucha de mineros porque también estaban siendo oprimidos por el Gobierno. De ahí la unión. —A.R.: Es lo que ocurre ahora: todos los sectores oprimidos nos estamos uniendo. Hay que ser interseccional. La unión hace la fuerza.
—¿Cómo está la aceptación en Jaén? ¿Se ha madurado más?
—A.R.: Se ha madurado un poco, pero se necesita más consistencia aquí en la capital. Aún hay homofobia. —M.A.: Conocimos el caso de dos chicas que fueron expulsadas del Bulevar por besarse. Igual que ocurrió en la universidad. Hay gente que nos dice que aquí, en Jaén y el resto de España, ya no pasa nada porque está permitido el matrimonio entre personas del mismo sexo. —A.R.: Pero eso no puede ser una excusa para no seguir luchando. Ya sabemos que el año pasado en Madrid hubo colegas que recibieron palizas tras la fiesta de El Orgullo. —M.A.: Dejaremos de luchar cuando a nadie lo echen de su casa por su sexualidad. A nuestro colectivo puede entrar cualquier, heterosexuales incluidos, que nos lo preguntan mucho. Tienen las puertas abiertas. Vídeo y Fotografías: Esperanza Calzado
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