"El horno de leña ha salvado la producción de pan en una jornada de locos"

El presidente de la Asociación de Fabricantes y Expendedores de Pan relata la histórica jornada de los panaderos condicionada por el apagón masivo
"Fue un día de locos. Menos mal que yo tengo horno de leña y pude sacar adelante la producción, pero aun así fue un caos". José Antonio García, presidente de la Asociación Provincial de Fabricantes y Expendedores de Pan, salvó literalmente una jornada de empleo el día del apagón masivo en España y en Portugal.
En el negocio desde casi hace cuatro décadas, García reconoce que no había vivido nada similar. "Que no hubiese suministro eléctrico era un problema para todos. Sé de compañeros que vivieron las horas completamente paralizados y no pudieron sacar nada", lamenta en declaraciones a Lacontradejaén.
El fundido en negro propició que los profesionales del pan hayan cambiado por un día su horario de trabajo. Si la jornada convencional es desde las once de la noche hasta las seis de la madrugada, cuando comienza el reparto a los comercios y negocios de la restauración, ayer todo cambió: panaderos trabajando —en lugar de descansando— a plena luz del día.
"Me ha tocado preparar para mañana [por hoy] todo lo que he podido. Ha sido una completa locura", expone el presidente y dueño de El Horno de José Antonio García. "Los repartos a Úbeda no pude completarlos", recuerda.
"HUBO COLAS EN LAS PANADERÍAS"
Daniel Plaza, secretario del colectivo, confirma a este periódico que la situación, una vez pasaban las horas sin luz, fue compleja. "Me contaron que hubo colas en panaderías y tiendas de repostería, porque el pan es algo muy socorrido si no puedes cocinar: cualquier se hace un bocadillo o una tostada", apunta.
Plaza reconoce que los más de 130 socios de la asociación vivieron un día "muy delicado". "Y tuvieron que trabajar en una jornada inédita, poco habitual", resuelve.
Felizmente, el suministro regresó a Jaén y ahora ya vuelven al horario convencional. A la tranquilidad del silencio en la noche. José Antonio García nunca —ya sí que nunca— olvidará cuánto vale su horno.
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