'El Inmortal': made in USA
La apuesta de la serie española consiste en que la cámara desborde la pantalla sin reflexión soterrada alguna
En opinión del que escribe esta crítica, hay dos clases de películas españolas que más o menos directamente se nutren del cine norteamericano —en especial del thriller—; por un lado encontramos las cintas que como El Niño, Celda 211 o La isla mínima integran un lenguaje visual propio de la industria estadounidense, pero a la par son capaces de narrar una historia de manera inequívocamente española. Y por otro, aquellas que se limitan a importar la estética de directores americanos sin necesidad de articular un estilo que remita lo más mínimo a la tradición patria. El Inmortal estaría dentro del segundo grupo. La nueva producción de Movistar+ toma elementos de directores como Martin Scorsese sin conseguir ninguna tensión entre fondo y forma o remitir a un cine propio de nuestro país. El resultado es un entretenimiento lleno de efectismo, y vacío de profundidad.
La primera escena —y quizás la más potente del episodio piloto— nos muestra al protagonista llevando a su hija al colegio. A partir de este momento toda la historia del Inmortal suponemos que se desarrollará en pretérito, ya que la pantalla sitúa la acción en los 90 indicando que la acción se encuadra en un flashback. Lo sustantivo de la trama es la forja y vicisitudes del antihéroe, un tipo cualquiera de clase trabajadora que no se conforma con su limitada posición y quiere medrar en la ilustre carrera 'gangsteril'. El sueño americano a la madrileña, o lo que es lo mismo, Uno de los nuestros a la española. Si Henry Hill escuchaba a Clapton, nuestro narco escucha a Extremoduro —lo más español a lo que llega el capítulo—, mientras intenta diversificar la venta de cocaína llegando a la gente pudiente de la farándula de la época.
José Manuel Lorenzo es el creador de este serial basado en hechos reales. Rafa Montesinos y David Ulloa son los directores —a los que se le supone talento al haber estado implicados en proyectos como La Peste— y su estilo es tan dinámico como superficial. El Inmortal reúne ingredientes para todos los gustos: sexo, drogas, acción, robos y mafiosos mezclados a un ritmo vertiginoso. No hay apenas pausa para indagar en las motivaciones de sus personajes, que a pesar de unas actuaciones más que dignas de Álex García o Marcel Borrás, entre otros, no van más allá del arquetipo. El montaje y las secuencias de acción —especial atención a la tensión creada por un simple parabrisas— hacen de la serie un producto sin duda divertido, entre otras cosas porque en lo que dura el primer capítulo no hay apenas tiempo para pararse a pensar en los errores del conjunto.
Sin atrevernos a juzgar toda la serie por un capítulo, sí podemos aventurar una dinámica que está bien marcada desde el principio: aquí de lo que se trata es de que la historia fluya a velocidad de crucero, sin importar la cantidad de situaciones predecibles o absurdas se acumulen en la trama: la clave es no dejar al espectador ser consciente de que tras una dirección vibrante e intensa, el sustrato es más que frágil. Puro estilo USA sin especies españolas. Pura 'fast-food' que sacia rápido y se digiere regular. Al contrario que el referente más nítido de esta obra, el mencionado Scorsese, la apuesta consiste en que la cámara desborde la pantalla sin reflexión soterrada alguna. Al final acaba pareciéndose más a Tony Scott —salvando las distancias— que al maestro italoamericano, a Oriol Paulo que a Daniel Monzón. Su lema parece rezar: “Que no pare la fiesta y, sobre todo, que los árboles sí nos impidan ver el bosque”.
FICHA TÉCNICA
Título original: EL Inmortal
Año: 2022
Duración: 50 min
Creador: José Manuel Lorenzo
Nota en IMDB: 7
Nota en FilmAffinity: 6,8
La primera temporada de la serie está disponible en Movistar+
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