El inquietante descanso del Deán Mazas
Muy probablemente a don José Martínez de Mazas, prócer de la ciudad de Jaén, se le retendrá mucho tiempo en la memoria de los jienenses, por su labor histórica en pro de la ciudad y de gobierno eclesiástico, entre otras, y, principalmente a partir de cuándo fundó la Real Sociedad Económica de Amigos del País de la Ciudad y Reino de Jaén allá por 1786, 22 años posteriores a la llegada a Jaén de este ilustre cántabro.
Pero también podría resultar posible que desde su último descanso en 1805 a la muy longeva edad en aquellos tiempos de 73 años y desde el Panteón inferior de la Sala Capitular, exprese a su manera, la desaprobación e inquietud por ese “amago de disfraz” al que ha sido sometida la Plaza que supuestamente honra su nombre, ante el cúmulo de desatinos vertidos sobre el diseño y ejecución de las pertinentes ¿obras?
-Ha transcurrido en su ejecución el doble de tiempo que el inicialmente programado.
-Una baja presupuestaria estratosférica de aproximadamente un 23%, con posterior sobrecoste sobre dicho porcentaje.
-Amplias polémicas en desacuerdo con las obras, procedentes de vecinos y comerciantes.
-Ausencia actual del oportuno mantenimiento de las instalaciones y falta de riego, incluso manual
Ya se ha escrito bastante y bien a través de otros artículos de opinión y, sobre todo, el texto de don Manuel Muñoz y Garnica, canónigo lectoral sobre la vida de nuestro personaje, y, en este sentido, poco o nada hay que añadir, salvo en lo que a la Plaza que lleva su nombre, algo indigno en cuanto a su resultado estético final de proyecto y construcción, supuestamente auspiciados o con la intervención de los servicios profesionales y consistoriales de la ciudad de Jaén.
Leídas las reiteradas descripciones que efectúa este medio, así como otros de la capital jienense, además de las protestas del vecindario, dirigido todo ello al desacuerdo con los trabajos realizados bajo la responsabilidad directa del Consistorio de Jaén, no tenemos más remedio que reconocer, que de nuevo nos encontramos ante la “patología” persistente que merodean este tipo de trabajos menores, que luego resultan que no lo son tanto, por lo que huelgan los que pueda aportar el Autor.
Una pregunta obligada, ¿tiene algo que decir la Dirección de Obra ante tamaños dislates cometidos? Otra duda que nos surge es la referente a la ausencia de fijación de las fianzas pertinentes al contratista en una ejecución de obras, y, que normalmente, figuran entre las condiciones de licitación. S.e.u.o. no las hemos observado, con lo cual difícilmente se podrá reclamar. Es urgente esperar, aunque sigan siendo anchas las espaldas del contribuyente.
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