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Una experiencia que hace emocionarse a María José Rodríguez

Por Javier Cano - Septiembre 09, 2023
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Una experiencia que hace emocionarse a María José Rodríguez
Las familias huelmense y francesa, a la mesa. Foto cedida por María José Rodríguez.

La huelmense y su familia han sido unos de los protagonistas del primer intercambio entre hogares del municipio jiennense y la comuna francesa de La Flèche

María José Rodríguez Díaz es profesora de Lengua y Literatura, secretaria de la Asociación Huelma-Solera Intercultural y madre de una de las ocho familias "pioneras" a la hora de vivir una experiencia tan novedosa como "enriquecedora", asegura a Lacontradejaén. 

Tanto es así, que las lágrimas se le vienen a los ojos mientras evoca los días vividos (entre los pasados 28 de agosto y 1 de septiembre) en La Flèche, dentro del marco del intercambio llevado a cabo en tierras francesas por ocho hogares huelmenses, promovido por la propia asociación y el Ayuntamiento. 

"Hemos salido de la zona de confort, teníamos allí personas conocidas pero no sabíamos lo que nos íbamos a encontrar", apostilla. Y lo que se encontraron fue casi inefable, inesperado, único: 

"Ha superado con creces nuestras expectativas, lo hemos pasado muy bien, ha sido una inmersión total y una experiencia muy enriquecedora". Rodríguez añade, totalmente emocionada: "Nada más llegar nos encontramos la bandera de España ondeando al lado del Ayuntamiento".

Junto a su marido y sus dos hijos, de veinte y dieciséis años respectivamente, esos solamente cinco días han dado para escribir todo un libro, de tantas vivencias a cuál más interesante. Y es que los Frémondière siguieron al pie de la letra la recomendación de aquel gran líder bahái que fue Abdu'l-Bahá:

"Sed amables con los forasteros… Ayudadles a que se sientan como en su propia casa, y procurad que sus vidas sean un poco más agradables. Pues esta bondad ayudará a que sean mejores". Según la huelmense, les abrieron las puertas de su casa de par en par y, aunque las viviendas de La Flèche "son más grandes, en general" que las de Huelma, se apañaron a las mil maravillas:

"Ellos son cinco, y nosotros cuatro; tenían infraestructura para recibirnos, pero la misma con la que podemos arreglarnos nosotros, echando colchones en el suelo. La cena parecía una Nochebuena de las nuestras, porque además iban amigos que querían conocernos y estar con los españoles".

 El grupo, junto a la catedral de Le Mans. Foto cedida por María José Rodríguez.
El grupo, junto a la catedral de Le Mans. Foto cedida por María José Rodríguez.

¿Y a la hora de comunicarse? "Una torre de Babel; el papá hablaba un poco español (que ha mejorado mucho esos días), y con la mamá, en inglés. Mi hijo en francés con todos, y el resto hemos intentado empezar con el francés y hemos visto todo lo que nos queda por mejorar. ¡Un caos!, porque a veces nos equivocábamos de idioma, y eso provocaba situaciones supergraciosas", celebra Rodríguez Díaz. 

Lo pasaron en grande, y en esa línea de hospitalidad la familia acogedora les procuró una agenda de actividades a la medida: 

"Diseñaron un programa muy completo, en contacto con naturaleza, cultura, patrimonio... Se adaptaron a nuestros intereses, antes de ir ya habíamos hablado y sabían que, por ejemplo, a mí me gustan la arquitectura y el arte, y nos llevaron a Le Mans a conocer la catedral románico-gótica, el barrio medieval.... Y los niños, a hacer paddle surf. Nos han dado lo mejor de ellos mismos", aplaude. 

Ah, y buenos ejemplos, como el aprecio que (asegura María José) derrochan los vecinos de La Flèche hacia los recursos naturales: 

"Me ha entusiasmado ver cómo organizan su vida, con mucho más respeto al medio ambiente que nosotros. Tienen agua a raudales, ha llovido todos los días practicamente, allí se siente la humedad, y sin embargo son muy respetuosos con el agua, no la malgastan, incluso recogen la lluvia en el jardín. Respetan mucho su entorno y todo lo reciclan, intentan no generar plásticos, yo me encontré hasta jabón sólido para lavar los platos. Tienen los recursos, y aun así los cuidan. De eso he aprendido mucho". 

En definitiva, una oportunidad única para la convivencia, que ha alumbrado lazos afectivos ya irrompibles: "Esa familia ya es mi familia", sentencia Rodríguez Díaz otra vez con un nudo en la garganta. 

Dentro de un año, si todo sale como se espera, serán los fléchois quienes vengan a Huelma a comprobar cómo se las gastan los vecinos del municipio cuando se trata de acoger bajo su techo a los foráneos. 

"Queremos tener más familias acogedoras, animamos a todas las familias de Huelma y Solera a formar parte del proyecto", concluye la profesora, no sin antes expresar su gratitud al Ayuntamiento por su "apoyo": 

"Nos ha concedido una subvención, pero al final cada familia se ha pagado sus gastos, así que esa subvención nos servirá para darle difusión al proyecto y, también, para aprender francés, para mejorar esa competencia lingüística, ya que estamos hermanados".

Trés bien, o lo que es lo mismo, a colocar la punta de la lengua contra la parte de atrás de los dientes delanteros inferiores, que dicen que es lo que hay que hacer para usar el idioma del amor. 

 El deporte acuático fue una de las actividades más divertidas. Foto cedida por María José Rodríguez.
El deporte acuático fue una de las actividades más divertidas. Foto cedida por María José Rodríguez.

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