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Irene Gómez Cruz o cómo ser ilustre a los veintiocho

Por Javier Cano - Junio 11, 2023
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Irene Gómez Cruz o cómo ser ilustre a los veintiocho
Irene Gómez, en el laboratorio donde desarrolla su trabajo como investigadora. Foto cedida por Irene Gómez.

Villacarrillo tiene a una de sus mejores embajadoras en la joven científica, con un currículo académico y deportivo apabullante y una emergente carrera oleícola

¡Si será único y característico el acento luso! Pues más atrayente y sugestivo les resulta a los portugueses escuchar el deje de Villacarrillo de labios de Irene Gómez Cruz, una de sus mejores y más apasionadas embajadoras, que desde el pasado mes de enero repite estancia en el país vecino a cuenta de su apabullante currículo académico, de esos que achantan: 

"Como hice el doctorado en Energías Renovables, para poder tener la mención internacional tuve que irme y he repetido Portugal, pero en esta ocasión en Aveiro; la otra vez estuve en Lisboa", comenta a Lacontradejaén. Y apostilla: "Soy muy de mi pueblo, me encanta. Soy más de pueblo, más de campo que un terrón".

Y es que, aunque nacida en 1994, a sus veintiocho primaveras a esta científica le ha dado tiempo ya a graduarse en Ingeniería de Recursos Energéticos con premio al mejor expediente, obtener un máster en Energías Renovables, doctorarse 'cum laude' con una tesis sobre Valorización de orujillo para obtención de compuestos bioactivos y azúcares y, desde comienzos de este año, disfrutar de la prestigiosa ayuda posdoctoral Margarita Salas y ejercer como investigadora en uno de los centros de referencia en su ámbito, ubicado en la ciudad portuguesa de Aveiro:

"Desde pequeña he querido ser profesora de Matemáticas; cuando hice la Selectividad daba nota para Enfermería o Fisio, que también me ha gustado siempre, pero pedí consejo a los profesores y me decidí a hacer una ingeniería; ¿por qué?, porque tiene mucha matemática y es cosa de comprender. A mí no me gusta repetir algo como un papagallo, necesito entender las cosas", asegura.

Con estos mimbres, Irene Gómez Cruz es, a día de hoy, una villacarrillense ilustre cuando todavía no ha alcanzado ni la treintena de vida. Vamos, que lleva un carrerón de vértigo. 

 Con sus padres y su hermana, en el paseo de Villacarrillo. Foto cedida por Irene Gómez.
Con sus padres y su hermana, en el paseo de Villacarrillo. Foto cedida por Irene Gómez.

Hija de Miguel Gómez y Antonia Cruz y segunda hija del matrimonio, a Irene se le llena de orgullo la boca cuando habla de los autores de sus días, del espíritu de trabajo y esfuerzo que ha mamado en casa desde que apenas levantaba un palmo del suelo: 

"Yo nací en una casa de gente trabajadora, mi padre siempre se ha dedicado a la agricultura y a revestir fachadas, y mi madre siempre ha bordado las típicas sábanas de cuando la gente se casaba". Paradojas de la vida, muchas de aquellas parejas estrenaban ropa de cama, precisamente, traída de la tierra donde ella, ahora, da cuenta de su talento, crece como científica y, también, personal, humanamente.  

Todo estupendo si no fuera por eso, por la distancia que impone el crecimiento, por los kilómetros que los separan y que Irene lleva de la mejor forma que puede, con ayuda del móvil: 

"Mi casa, mi familia es lo que más echo de menos, soy muy familiera; todos los días, aunque sea cinco minutos, tengo que hablar con ellos. Algunas veces me dicen "¡ya no nos cuentas nada nuevo!, y yo les digo "¿qué os voy a contar, si os llamo todos los días?" [ríe]

Así, entre la evocación constante y el recurso a las nuevas tecnologías transcurre la cotidianidad de esta mujer cuyo nombre y apellidos se disputa ya más de una calle de su pueblo, o una plaza, un centro escolar...

"¿Un día normal mío? Me levanto y me voy a mi laboratorio, me pongo mi bata, los trastos por la mesa y como yo digo, me pongo a hacer mis experimentos. Hay días que son mucho de laboratorio, otros de ordenador, para contrastar la información con bibliografía... Las tardes siempre intento tenerlas para el deporte, que me encanta. Lo necesito para terminar el día, para ponerle la puntilla".

Sí, y no lo dice una aficionada ni alguien que se pone el chándal solo para ir a por el pan, ni mucho menos; que Irene puede presumir de tener en su armario una percha exclusivamente dedicada a los cinturones: al marrón de kárate y al negro de kenpo. 

O lo que es lo mismo: que brilla tanto con bata blanca como con birrete y muceta de doctora o revestida de kimono o kenpogis, y que si su capacidad intelectual no deja de abrirle puertas, quizá la ciencia le niegue al mundo a una grandísima senséi (nunca mejor dicho, hablando de llaves).

 La protagonista del reportaje, en el puente de la Amistad de Aveiro (Portugal), donde reside actualmente. Foto cedida por Irene Gómez.
La protagonista del reportaje, en el puente de la Amistad de Aveiro (Portugal), donde reside actualmente. Foto cedida por Irene Gómez.

Enamorada de su patria chica, celebra esta experiencia enriquecedora en territorio luso, pero en cuanto puede se escapa a su Jaén de su alma, como hizo el pasado mes de mayo, cuando tuvo la oportunidad de participar en la última edición de Expoliva.

¿Ah, que no se ha dicho todavía? Pues sí, también en el campo oleícola destaca Gómez Cruz, y mucho si se tiene en cuenta que a la edad en la que más de uno anda todavía pensándose si apuntarse a la aceituna o pedir el paro, ella ya forma parte de la junta rectora de una cooperativa local:

"La semana pasada fuimos reelegidos, así que estaré otros cuatro años; soy la más joven y me dijeron de llevar las redes sociales, la tienda 'on-line', la página web..., hago todo eso. Me lleva rato, mucho, pero me mantiene unida al pueblo", manifiesta. 

Unida al pueblo... Así se siente y se sentirá si la vida la pone en el dilema de escoger entre el terruño y la lejanía para ganarse el pan:

"Me gustaría, porque soy muy de mi pueblo, pero conforme me vaya viniendo la vida intentaré llevarlo lo mejor posible. Nunca se me había pasado por la cabeza esto de vivir fuera, pero no me da miedo ni reparo si tengo que estar lejos. Mi pueblo es maravilloso, con muy buena gente, gente trabajadora. Por eso, todo el tiempo que tenga libre será para volver a casa". Como la sangre al corazón.

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