Preocupación ante el notable incremento de agresiones físicas a sanitarios
De las 69 agresiones registradas, 14 son de carácter físico, mientras que en el periodo comprendido entre enero y junio de 2022, solo una fue de este tipo
Los datos hablan por sí solos y la Junta no esconde su preocupación. La delegada territorial de Salud, Elena González, reconoce que las agresiones a profesionales de la sanidad se han incrementado en el primer semestre de este año, con respecto al mismo periodo del año pasado. Y en algunos casos, hacen saltar las alarmas.
Desde enero hasta junio de 2023, en la provincia se contabilizaon 69 agresiones en el ámbito sanitario, 13 más que durante los primeros seis meses de 2022. Lo más preocupante es que de este total, 14 son de carácter físico, mientras que en el periodo comprendido entre enero y junio de 2022, solo una fue de este tipo.
Así lo manifestó en la inauguración de las II Jornadas de Prevención de agresiones a sanitarios, organizadas por el Colegio de Enfermería de Jaén, en colaboración con la Policía Nacional y la Guardia Civil. En su intervención, recalcó la oportunidad de la cita, coindiciendo con el caso sufrido esta semana en Guarromán.
La subdelegada del Gobieno en funciones en Jaén, Catalina Madueño, profundizó aún más en las cifras. Explicó que las denuncias presentadas por profesionales sanitarios por hechos delictivos ascienden a 14 durante el año pasado. Fueron 3 en la demarcación de la Policía Nacional, de las que 2 se denunciaron en la ciudad de Jaén, por delitos de amenazas y por atentado contra la autoridad y la tercera fue en Andújar, por amenazas. En el ámbito de actuación de la Guardia Civil, se registraron 11: por amenazas (6), por atentado a funcionario público (1), por atentado contra la autoridad (1), por coacciones (1), por daños (1) y por injurias (1).
En lo que va de año 2023, se han contabilizado 11 denuncias en total, tres en la demarcación de Policía Nacional y ocho en la de Guardia Civil. "Es fundamental la colaboración del personal sanitario, ya que toda agresión que no se denuncia es una agresión que no existe y, por lo tanto, no se pueden implementar nuevas medidas para su erradicación", remarca la subdelegada, para pedir la máxima colaboración de los responsables sanitarios.
Estas citas se pusieron de manifiesto en las jornadas celebradas por el Colegio Oficial de Enfermería de Jaén. Se presentó la segunda encuesta sobre agresiones a enfermeras jiennenses correspondiente a este año, 2023. Alguno de los datos más significativos que se extraen es que prácticamente el cien por cien de las encuestadas ha sido víctima de algún tipo de agresión a lo largo de su carrera profesional.
Respecto al perfil de las encuestadas, tres cuartas partes son mujeres, esto es, un 73,79%, distribuyéndose de forma homogénea entre los diferentes grupos etarios que conforman el colectivo enfermero en la provincia, y donde prácticamente la mitad, concretamente un 45,31%, es mayor de 50 años y donde el grupo con más de 20 años de ejercicio profesional representan el 58,58%.
Ante la pregunta “¿Dónde sucedió la agresión o la mayoría de ellas?”, la ubicación que destaca en cuanto al desarrollo de las agresiones son los pasillos hospitalarios (75,95%), seguidos de la habitación de los pacientes (13,92%) y a continuación las consultas (13,59%). Las visitas domiciliarias suponen un 3,56%, “un hecho preocupante por el desamparo que el profesional sufre en esta situación, puesto que se encuentra habitualmente solo, rodeado de usuario y familia, y en un ambiente desconocido”, manifiesta el presidente del ICOEJ, José Francisco Lendínez Cobo.
A la pregunta sobre la causa del acto violento, destaca no cumplir las exigencias del usuario que es el origen de un tercio de las mismas (33,66%); le sigue con un 21,04% el apartado “otros”; las discrepancias con la atención recibida (17,80%) ocupan el tercer lugar y un 14,89% se deben al malestar por el funcionamiento interno del centro, representado por último con un 10,68% un tiempo de espera prolongado.
Respecto al autor del acto violento, más de la mitad de las veces (51,13%) es el propio usuario/paciente y algo más de un tercio (36,57%) los familiares.
Entre los que reconocen haber sido víctima de tal acto violento destaca por encima de todos los tipos de agresión, la verbal, con un 39,16%. Le siguen de cerca los insultos y vejaciones con un 34,63% del total y, respecto a las amenazas, refleja este porcentaje un 10,68%, mientras que las agresiones físicas representan un 4,53%.
Ante la pregunta “¿Denunció la agresión?”, llama la atención que un 76,70%, es decir, algo más de las tres cuartas partes de los agredidos, no lo denunció, mientras que sólo un 10,36% lo hizo frente a la autoridad judicial o las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado (FFCCSE), cifra aún inferior que el 11,97% que lo hizo en los Servicios de Prevención de sus respectivos puestos de trabajo.
Para Lendínez Cobo “las agresiones a las enfermeras constituyen un mal endémico y perenne, presente en el tiempo y casi normalizado secularmente”. “Ahora están empezando a visibilizarse, no obstante, hay una interiorización y asunción del acto violento por parte de la enfermera, viéndolo como algo normal e inherente a su profesión”, ha añadido. Y ha insistido en tener tolerancia cero con las agresiones y denunciar siempre. “Desde el Colegio estamos a disposición de las enfermeras y la única forma que tenemos de frenar este problema es denunciando”, ha concluido.
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