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Javi Aranda y esa visita pendiente a Torrequebradilla, sus orígenes

Por Javier Cano - Mayo 20, 2023
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Javi Aranda y esa visita pendiente a Torrequebradilla, sus orígenes
El protagonista de este reportaje, junto a sus padres, José Aranda Raya y Maria Martínez Sánchez. Foto cedida por Francisco Javier Aranda Martínez.

Hijo de emigrantes churrianeros y de Las Infantas a Cataluña, el protagonista de este reportaje no ha dejado nunca de interesarse por sus orígenes jiennenses

"Torrequebradilla, tierra de mi sangre, / que apenas te he visto. / De pequeño te buscaba en los mapas y no te veía. / Pero mis raíces están allí y las siento. / Por muy lejos que estemos, no hay distancia que nos separe...".

Así, en forma de poesía sencilla y honda, le rebosa la nostalgia por su geografía ancestral a Francisco Javier Aranda Martínez. Un catalán de Badalona, nacido en 1969, que pese a haber pisado el pueblo de sus antepasados nada más que en dos ocasiones (y en plena infancia), se muere de ganas de respirar su ambiente, de poblar sus espacios, de firmar con su huella el libro abierto de sus calles:

"Me gustaría visitar mis orígenes, esa calle donde jugaba mi padre, esa casa palacio. Lo tenía pendiente con mi tío, hermano de mi padre, pero murió a principios de año. Me gustaría visitar también el cementerio, a ver si hay algún antepasado enterrado ahí. Intentar ampliar el árbol genealógico, seguir indagando, y evidentemente visitar el pueblo, las plazas, el Museo Cerezo Moreno en Villargordo, visitar los alrededores, Úbeda y Baeza...", expresa. 

Una necesidad que lo acompaña desde hace no poco tiempo y que se acrecentó cuando las redes sociales le permitieron estrechar el cerco y achicar distancias:

"Soy una persona nostágica, me gusta la historia, ¿cómo no me va a gustar la mía, mis orígenes? Hace unos años, miré la página web de Torrequebradilla, vi unas fotos preciosas. Tomé contacto a través de Juan Bedmar y su hermano Arcángel, que escriben cosas y son personas que hacen un trabajo encomiable por el pueblo junto con otras personas; entonces me puse en contacto con él vía Facebook, nos dimos los teléfonos y me explicó muchas cosas del pueblo, me envió la revista Pueblo y Cultura...", recuerda. 

 Primero por la izquierda, con un ejemplar de la revista Pueblo y Cultura en la mano, Francisco Javier Aranda posa en una foto de familia con mucho sabor churrianero. Foto cedida por Francisco Javier Aranda.
Primero por la izquierda, con un ejemplar de la revista Pueblo y Cultura en la mano, Francisco Javier Aranda posa en una foto de familia con mucho sabor churrianero. Foto cedida por Francisco Javier Aranda.

"Veo en fotos de esa plaza donde jugaba mi padre con sus hermanos, primos y amigos / como si fuese la plaza de mi barrio de cuya fuente bebía yo de pequeño. / Y qué decir de la casa Palacio, historia plasmada en piedra y al lado nació mi padre, nacieron mis tíos y quizás hasta mi abuelo. / El cerro de San Gregorio donde jugaban de niños, ahora unas cenizas reposan para dar nueva vida", continúa el poema de 'Randy' Aranda. 

José Aranda Raya y María Martínez Sánchez se llamaban sus padres: él (con el apodo familiar de los Belmontes), de Torrequebradilla y ella, de los Barbotas de Las Infantas, que en los años en que vino al mundo pertenecía, legalmente, a territorio villargordeño.

Un matrimonio que, como tantos, encontró en tierra ajena una posibilidad de ganarse la vida dignamente, de prosperar: "Se vinieron los dos con quince años a Cataluña a trabajar. Una anécdota: mi padre cantaba muy bien por Antonio Molina, le daba vergüenza hacerlo en público y mi abuelo le dijo que si lo hacía delante de todo el pueblo, lo llevaría a Barcelona. Y así lo hizo". 

Paradojas de la vida, siendo José y María prácticamente vecinos, no sería hasta su llegada a Cataluña cuando la vida los uniría: "Se conocieron en Santa Coloma, en Badalona". 

Allí formaron su hogar, tuvieron a sus dos hijos y consiguieron salir adelante hasta el punto de sentirse como en casa. Pero siempre "esta nostalgia, esta inseparable nostalgia que todo lo aleja y lo cambia", con palabras de Rafael Alberti: 

"En casa, yo les preguntaba por su pueblo y ellos me explicaban. Y cuando vi la web y se las enseñé, me decía mi padre que ellos vivían justo al lado de la casa palacio y que allí jugaba él de pequeño, concretamente en la Plaza del Horno o de los Hornos, y que luego se trasladaron a la calle Mesones", evoca Aranda, tan interesado en el devenir de sus apellidos que hasta se ha trabajado un cada vez más completo árbol genealógico.

Ahora, fallecido José hace quince años, y María en agosto de 2022, queda en Cataluña un tío paterno, Francisco que, a día de hoy, es el último embajador de Torrequebradilla en la familia. Un numeroso clan que hace pocos días, precisamente, se reunió en torno a una buena mesa sobre la que pululó, constantemente, el espíritu de la tierra solariega. 

A ellos les contará (de vuelta de esa visita pendiente que acaricia realizar para las próximas fiestas patronales) las vivencias que se lleve de suelo jiennense, sus nuevos hallazgos y, si la emoción se lo permite, las experiencias vividas allí donde, muchas décadas antes, su padre ejercía de chavea:

"Me gustaría bajar para San Marcos, lo estoy hablando con un primo, estamos tanteándolo. Mis abuelos se casaron por esas fechas, y sé que son días muy importantes para Torrequebradilla".

Y a las gentes de Torrequebradilla, de Villatorres, les dice: "Tengo muchas ganas de bajar, de conocerlos, y sobre todo si alguien cuando lea esto coincide con los apellidos, que se ponga en contacto conmigo a ver si podemos agrandar ese árbol genealógico". 

Será entonces cuando, como él mismo escribe, "nacerán nuevas flores y plantas, que con sus semillas esparcirán nuestros recuerdos".

 Con Josefa Raya Berrio, prima de su padre, que sostiene una vieja fotografía de Juana Raya Martínez, abuela de Randy. Foto cedida por Francisco Javier Aranda.
Con Josefa Raya Berrio, prima de su padre, que sostiene una vieja fotografía de Juana Raya Martínez, abuela de Randy. Foto cedida por Francisco Javier Aranda.

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