"Hemos generado un sentimiento especial en Mengíbar con el fútbol sala"
Javi Garrido (Jaén, 1972) ha elegido ser valiente. La vuelta a los entrenos será una lucha constante contra el espejo de la mejor temporada del Atlético Mengíbar. Admite el entrenador que la decisión de seguir merecía paciencia. Se siente en familia en un club que lo arropa y que lo ha señalado como líder del proyecto deportivo durante cinco temporadas. Habrá una sexta ligada al sueño de luchar otra vez por el ascenso a Primera División.
Garrido empezó entrenando a un equipo femenino y fue protagonista de una etapa brillante del fútbol sala en Linares. Cómodo en el restaurante de la Estación de Autobuses de Jaén, el preparador rojillo habla de su vocación fuera de las pistas: la enseñanza. El entrenador y el profesor se retroalimentan. Y coinciden en un punto que trasciende lo deportivo: la perseverancia crea talento.
—Míster, no pudo ser el ascenso, pero la temporada fue buena. ¿Lo comparte?
—Sí, la verdad es que es una temporada muy buena. Siempre la vamos a recordar. Nos ha faltado la guinda del pastel, porque estábamos muy ilusionados. No ha podido ser, pero intentaremos lograr el sueño del ascenso.
—¿Reconoció al equipo de la liga regular cuando llegó el play off?
—Sobre todo en los partidos de la final sí que echamos un poco en falta al equipo que fuimos durante la Liga regular. También es cierto que hablamos de competición, de deporte, y el otro equipo jugó muy bien sus armas. Fueron mejores. Tenemos que intentar volver al mismo punto.
—¿Cuáles han sido las grandes virtudes este curso?
—El compromiso de todos ha sido clave. Tanto de jugadores como de la directiva hacia el proyecto. Había mucha ilusión desde el 6 de agosto, cuando ya respirábamos que el equipo podía hacer algo. Luego la plantilla se confeccionó muy bien, y la llegada de Emilio Buendía a finales de agosto nos dio un salto de calidad. Todos pensábamos que si trabajábamos, la temporada sería buena. Hasta en la última jornada peleamos por la segunda plaza. Creo que el secreto ha sido el compromiso, la ilusión y las ganas de hacer algo grande en Mengíbar.
—¿Cuál fue la idea que más veces trasladó en la fase de eliminatorias?
—La idea era seguir creyendo y confiando en lo que ya habíamos hecho. Pasamos una eliminatoria muy dura con Manzanares, porque perdimos el primer partido y teníamos que superar dos más. El segundo tuvo una prórroga muy agónica y en el tercero, a las veinticuatro horas, nos condicionó la parte física. Llegamos justos, pero no fue determinante. Nos faltó acierto en el último partido, en Córdoba. Generamos muchas ocasiones de gol, pero no fuimos capaces de marcar. Y si no marcas, no ganas.
—Hablemos de la final contra el Córdoba. Fuera de casa se vio, bajo mi punto de vista, a un equipo menor. Pero en el segundo partido, en casa, sí volvieron a ser ustedes mismos. Merecieron más.
—Estoy de acuerdo a medias. En Córdoba vivimos situaciones difíciles. Me refiero sobre todo al segundo gol, cuando faltaban cuatro segundos. Nos marcó mucho. En el descanso teníamos la cabeza un poco perdida, porque teníamos un diez metros que nos costó el 2-1 por una falta que no pitaron. Fue difícil concentrar en el vestuario a los jugadores. El inicio de la segunda mitad sí fue malo. El 3-1 nos condicionó y a partir de ahí fue un querer y no poder.
En el segundo partido creo que hicimos muchos méritos para forzar el tercero. Tuvimos muchas ocasiones para tener ventaja y trabajar con tranquilidad. El factor cancha te limita: la cabeza te genera dudas cuando te ves ahí empatando, con la importancia de no cometer errores en los minutos finales. Eso nos condicionó mucho. En una esquina nos hicieron un gol que no estuvo defendido. Lástima que ni con el cinco contra cuatro supimos convertir las ocasiones. Nos quedamos con una tristeza que nos ha durado bastantes días.
—¿Fue una decepción no forzar el tercer partido?
—Sí. Tal y como se desarrolló el segundo partido fue una decepción. Confiábamos mucho en que íbamos a llegar al tercero. El tercero contra Manzanares, en la eliminatoria anterior, fue el mejor que hicimos en la serie del play off, pese al cansancio. Confiaba en llegar al tercer partido en la final, con el apoyo de la gente en Mengíbar. No pudo ser, y tenemos esa sensación amarga.
—Había una ilusión especial en Mengíbar.
—Le soy sincero: no me esperaba el apoyo tan tremendo que hemos tenido en la localidad. Ha sido un mes de locura con el play off. La gente se ha volcado con nosotros. Nos paraban por la calle. Si tomábamos un café, nos alentaban. Ha sido tremendo. El pabellón estaba lleno dos horas antes, frente al Córdoba. Nos hicieron la recepción con el autobús. Los aficionados han conseguido que nos sintiéramos importantes. Nunca lo vamos a olvidar. La pena es no poder ser de Primera División, porque la afición se lo ha merecido y se lo merecen.
"TODAS LAS COMPARACIONES SERÁN CON LA TEMPORADA ANTERIOR"
—El objetivo es volver al play off y el club ha confiado de nuevo en usted. ¿Le costó tomar la decisión de renovar?
—Bueno, ha costado un poco. Son ya cinco temporadas. Viví un momento complicado porque confiaba mucho en este temporada. Creo que soy valiente al renovar. Todas las comparaciones serán respecto al último curso. Es cierto que estoy muy identificado con el club y con las personas que lo dirigen. Hace cinco años llegué a finales de agosto en un proyecto nuevo de Segunda División B. Recuerdo que incluso faltaban jugadores. Desde entonces hemos ido creciendo mucho. Si hace cinco temporadas me dices que íbamos a estar jugando un play off de ascenso a Primera División, diría que es de locos. Lo hemos logrado con esfuerzo y trabajo. Hemos generado un sentimiento en la localidad respecto al club. Es una alegría ver a pequeños que llevan la camiseta del Mengíbar en lugar de la del Barça o la del Madrid. Me sentía en deuda y quiero intentarlo un año más: ojalá volvamos al play off y caiga de nuestra parte.
—Fran Peña se ha marchado al Jaén Paraíso Interior. ¿Qué futbolista pierde el Atlético Mengíbar?
—Es talento puro. Hace cinco temporadas ya lo seguía. Lo vi en un amistoso antes de que yo firmase como entrenador. Ha logrado pulir capacidades durante estos años en Segunda. Tiene mucha calidad. Respecto al talento, no tengo duda de que será capaz de jugar en Primera. Deberá adaptarse, porque no es fácil, porque todos los equipos entrenan siete u ocho sesiones a la semana. Exige un alto nivel de esfuerzo. Pero sí que confío en él, porque si le respetan las lesiones y se esfuerza, en Jaén verán un jugador con muchísima calidad.
—A la hora de los refuerzos, ¿usted pone nombres sobre la mesa o sólo demarcaciones?
—Marcamos las líneas generales. Nos reunimos con la dirección deportiva y hablamos de qué tipo de jugadores necesitamos: si hace falta un cierre defensivo que se mueva de tal manera; si es mejor que sea organizativo; si hace falta un ala, o un portero con determinadas cualidades. A partir de ahí barajamos nombres en función del seguimiento que hacemos durante la temporada. Hacemos listas de jugadores y en función del presupuesto, que es lo más importante, contratamos. Es muy fácil cuando tienes dinero. Nosotros valoramos que el jugador quiera venir a un proyecto humilde. Hay que ofrecer seguridad. Al final vamos tachando y a quien vemos con ilusión y con ganas, si se adapta al presupuesto, lo fichamos para nuestro proyecto.
—¿Son más necesarios para la temporada que viene jugadores del perfil de José López o de Emilio Buendía?
—Mejorando lo que usted ha nombrado, que es muy difícil porque hablamos de dos jugadores top del fútbol sala, es cierto que nuestras prioridades son tanto una demarcación como otra: un cierre, un pívot y un ala izquierdo. Necesitamos jugadores de ese perfil. Suplir a los que cita es muy difícil —la entrevista se hace antes de que López renueve— porque son campeones de España. Uno ha sido mejor jugador de la Copa de España, y el otro, mejor joven de la Liga Nacional. Necesitamos otros jugadores para cubrir las necesidades. Cuarenta minutos se hacen muy largos. Hacen falta rotaciones. En algún momento hemos ido algo justos.
"ESTOY MÁS CERCA DEL FINAL DE MI ETAPA EN MENGÍBAR"
—Le pregunto por Buendía. Si se queda, ¿volverá a rendir al nivel de este curso? En el play off no apareció su mejor versión.
—Confío en que volverá a rendir igual de bien. Un goleador vive con las dinámicas. La mala suerte que hemos tenido es que ha estado menos acertado en la fase del play off. Pero el acierto que ha tenido en la fase regular nos ha permitido llegar a las eliminatorias. Emilio irá a más, porque el año pasado vino con una lesión complicada. Ha ido superándola y ha mejorado en confianza. Él ha hecho trabajo complementario para contrarrestar el déficit que traía. Calidad y talento le sobran. Mejorará seguro.
—¿Usted se ve muchos más años en Mengíbar?
—A ver. Como decía antes, este año me costó dar el paso, porque cinco temporadas es un tiempo razonable. Voy a iniciar la sexta. Esto es deporte y no sabes qué pasará mañana. Yo entiendo que hay siempre hay un inicio, un desarrollo y un final. Después de seis temporadas estoy más cerca del final que de continuar. Pero no lo sé. Ahora estamos liados con los fichajes.
—Igual estamos ante el Wenger del Mengíbar y sigue usted 20 años.
—No sé si aguantaré (risas). En cinco años he tenido un desgaste enorme. También en lo emocional, porque hemos vivido muchas cosas. El tiempo que no le dedico a mi trabajo es para el fútbol sala, y pierdo la parte de ocio. Eso se echa de menos. A veces piensas que necesitas un poco de descanso. Veinte años no estaré.
"ME SAQUÉ LA CARRERA EN MI ÚLTIMA TEMPORADA DE JUGADOR"
—Dicen que la docencia debe estar amparada por la vocación. ¿Es su caso?
—Sí, lo es. Cuando me preguntaba de niño qué quería ser de mayor, yo siempre contestaba que maestro. Me saqué la carrera mientras era jugador profesional. A los 32 ó 33 años ya veía que esa etapa se acababa y aproveché para prepararme bien las oposiciones en el último año de jugador, en 2005. Aparte de esfuerzo tuve la suerte de aprobarlas. Me siento muy identificado con la profesión de maestro. Me gusta trabajar con los niños.
—Sus inicios en clase y en los banquillos fueron paralelos. ¿Qué le aporta el Garrido docente al entrenador y al contrario?
—El profesor al entrenador le aporta formación, que ayuda en la metodología y en la estrategia. Es muy útil en el día a día. El entrenador ayuda a la docencia también. Aunque son cosas distintas, el trato es parecido. Intento exportar a los jugadores el trato que tengo con los niños.
—¿Le gusta más la pizarra del aula o la del vestidor?
—Al final me gusta la pizarra. En el vestuario hay una. En los entrenamientos tenemos otra móvil. Aunque sean contenidos distintos, la pizarra es una herramienta que utilizo y que me gusta, ya sea para trasladar conocimientos o ideas técnicas y tácticas.
—¿Qué marca más la diferencia para destacar en un grupo: la disciplina o el talento?
—Está claro que el talento marca la diferencia. No lo podemos negar. El talento te hace ganar un partido o una eliminatoria. Pero también es cierto que el talento si no va acompañado del esfuerzo y de la actitud que requieren Segunda y Primera División no sirve de nada. Puedes ser muy talentoso en el piano, pero si no practicas diez horas al día no es lo mismo que quien sí lo haga. El ejemplo es Rafa Nadal. Claro que tiene talento, pero no para: entrena incluso lesionado.
—¿Cómo ve a la juventud jiennense?
—Ha cambiado mucho la educación. La revolución tecnológica y digital ha alterado la figura del maestro tradicional que teníamos en la cabeza. Los niños ya no lo 'aceptan'. Todo lo que te enseñaban antes está ahora a un clic. Coges el móvil o la tableta y la duda que tengas queda resuelta. Es cierto que metodológicamente nos hemos adaptado a un cambio demandado por los alumnos. En 15 años ha habido mucha transformación para conectar con los niños. Ahora el trabajo es más colaborativo y cooperativo. Los alumnos por sí solos y con la ayuda de herramientas digitales buscan más la información, y el profesor se convierte en guía.
—Ahora hay un despertar interesante de jóvenes pidiendo conciencia sobre el planeta.
—Es necesario. Cuando decimos que Jaén merece más debemos ser autocríticos: a veces tenemos lo que nos merecemos. Estos movimientos son importantes para que la sociedad cambie y los políticos abran los ojos y se den cuenta que Jaén necesita más cosas de las que tiene. Necesita más inversiones y más oferta lúdica para los jóvenes. Ahora la juventud debe tirar del carro como nosotros lo hicimos hace veinte o treinta años. En la capital estamos limitados si la comparas con la oferta lúdica de otras capitales andaluzas como Granada, Málaga o Córdoba, que tienen más recursos culturales.
—La última. ¿Por qué aún no es deporte olímpico el futsal?
—Esa es la pregunta que nos hacemos desde que yo jugaba hace veinte años. Y sigue igual. Entiendo que mientras el fútbol sala esté integrado en el fútbol, y opino desde el desconocimiento, hay una limitación para que nuestra modalidad sea olímpica. Hay un movimiento que está luchando por ello. Esperamos que si no es dentro de cuatro años sea dentro de ocho. Estaremos todos los futsaleros contentos. Es una pelea de hace tiempo.
Fotografías y vídeo: Esperanza Calzado.
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