Caminar con el rebaño para entender el territorio

Más de 200 personas participan en las jornadas "Vive y conoce la Trashumancia", una experiencia colectiva en Marmolejo que une ciencia, pastoreo y futuro rural

En Marmolejo, este fin de semana, no existieron las prisas. Hubo pasos lentos, conversaciones al abrigo del invierno y la certeza de que existe formas de vida que solo se comprenden cuando se viven. Así se sintieron las jornadas "Vive y conoce la Trashumancia", que convirtieron al municipio en punto de encuentro para más de 200 personas llegadas de distintos rincones del país.

Durante dos días, Marmolejo se llenó de pastores, técnicos, científicos, familias y curiosos con ganas de mirar al campo sin nostalgias impostadas, pero también sin olvidos. Porque la trashumancia no fue aquí una postal del pasado, sino una conversación viva sobre el presente y el futuro del territorio.

Desde la organización, el balance es más que positivo. "Estas jornadas permiten que la gente conozca la trashumancia con los pies en la tierra, caminando junto al rebaño y sintiendo el territorio", explica Javier Guerrero Vilches, responsable de Vida Trashumante. 

Las jornadas, organizadas por el colectivo junto al Ayuntamiento de Marmolejo y la Fundación Savia, comenzaron el viernes en la Casa de la Juventud con una mesa redonda que fue mucho más que un debate técnico. Allí se habló de biodiversidad, ciencia, paisaje, políticas agrarias y sostenibilidad, pero también de oficio, de conocimiento heredado y de una relación con la tierra que no entiende de atajos.

Entre los ponentes, perfiles diversos: desde el catedrático Clemente Mata Moreno o el veterinario Cipriano Díaz Gaona, hasta pastores trashumantes como Fortunato Guerrero Lara y Javier Guerrero Vilches. Voces académicas y voces del campo compartiendo espacio, sin jerarquías, poniendo palabras a algo que muchas veces se queda fuera de los despachos.

El alcalde de Marmolejo, Manuel Lozano Garrido, fue el encargado de dar la bienvenida institucional, aunque el verdadero pulso del encuentro llegó después, copa de vino en mano, cuando el público se quedó charlando, preguntando y escuchando historias que no caben en una presentación de diapositivas.

El sábado, la teoría se hizo camino. Literalmente. Decenas de personas acompañaron al rebaño en una ruta trashumante de cinco kilómetros por la antigua carretera de Montoro a Cardeña. Caminar junto a las ovejas, escuchar los cencerros y observar cómo el paisaje se transforma a cada tramo fue, para muchos, una experiencia reveladora. No se trataba de una excursión, sino de entrar —aunque solo fuera por unas horas— en el ritmo real del pastoreo.

La llegada a la finca Los Rasos de las Cabezas puso el broche final a la jornada, con la entrega de distinciones a quienes trabajan por mantener viva la trashumancia y una degustación de cordero que recordó algo esencial: que la ganadería extensiva no es solo paisaje y cultura, sino también alimento, economía y futuro.