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"Cuento las horas que faltan para la Magna, estoy superilusionado"

Por Javier Cano - Septiembre 21, 2025
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"Cuento las horas que faltan para la Magna, estoy superilusionado"
Enmarcado por la Catedral. Foto cedida por José Antonio Segura.

A sus 70 años y afincado en tierras catalanas desde que dejó Jaén cuando era joven, José Antonio Segura prepara su viaje para el acontecimiento del 4 de octubre

"Eso es tener fe, recorrer todos esos kilómetros para ver a nuestro querido Nuestro Padre Jesús Nazareno, El Abuelo; lluvia de bendiciones para todos".

Es solo uno de los muchos comentarios que José Antonio Segura Liébanas (Jaén, 1950) ha recibido en sus redes sociales desde que anunció que el próximo 4 de octubre no faltará al rosario magno previsto en la capital de la provincia.

Y es que rezuma jaenerismo por todos sus poros, ¿que no? Nació un 25 de noviembre, día de Santa Catalina, la patrona, y en la antigua calle Ludeña, hoy Josefa Sevillanos, la misma en la que un periódico de finales del XIX recoge por primera vez el apelativo de El Abuelo para referirse a la querida imagen de Jesús de los Descalzos. ¡Vamos, que se puede decir que estaba predestinado a quererlo!

A pie juntillas ha cumplido: "La devoción a El Abuelo me empezó más por añoranza; viviendo en Jaén ya iba a las procesiones, pero la añoranza de estar tan lejos de él me hizo volver cada año, le hice la promesa de que mientras pudiera vendría (a veces no podía ni pagar la autopista, he sido trabajador toda mi vida y hubo tiempos menos boyantes). Fallé por la pandemia, otra vez porque se me estropeó el coche en la carretera y me cabreé tanto que dije que que al año siguiente no vendría", cuenta a Lacontradejaén.

Por cierto, que el pronto aquel lo pagó caro no, lo siguiente: "¡Lo tuve que ver en la tele y me pegué una panzada de llorar!

 José Antonio Segura, con su ciudad amada detrás. Foto cedida por José Antonio Segura. r
José Antonio Segura, con su ciudad amada detrás. Foto cedida por José Antonio Segura. r

EMIGRANTE EN BADALONA

Dieciocho años tenía José Antonio cuando puso tierra de por medio entre su patria chica y su tierra de adopción, después de haber sido monaguillo en San Juan y hasta de pasar por el Seminario de Baeza, un curso: "Yo trabajaba en Jaén, pero mal pagado en aquellos tiempos. Fui a buscar fortuna, no a hacerme rico pero sí a tener trabajo siempre. Primero a Oviedo, donde tengo familia, estuve tres meses trabajando en un bar", evoca, y añade:

"Y me volví a Jaén, donde antes había trabajado como soldador". Un oficio que aprendió en la antigua Escuela de Maestría Industrial (el actual instituto San Juan Bosco, del Arrabalejo) y del que dejó algunas muestras por aquí: "Las dos cruces de hierro de la iglesia del Gran Eje las hice yo con un amigo mío, Jerónimo, en un taller, con dieciséis años, en el taller de mi profesor, que estaba en la plazoleta de San Agustín".

Luego, a Barcelona, donde tiró también de sus padres y hermanos (siete, de los cuales él era el mayor); allí se casó, tuvo a sus hijos y se construyó una vida próspera, a base de esfuerzo y trabajo como albañil, taxista y otros empleos. Y eso sí, sin olvidar jamás sus raíces: "Yo soy español y de Jaén, y parte de mis cenizas tienen que ir al Castillo cuando me muera", sentencia. 

Como para eso queda mucho aún, seguramente, no deja de hacer planes. ¿El más inmediato? Ya saben, la Magna. "Me enteré en el Camarín de que se estaba preparando, y en cuanto me enteré me dije que tenía que venir; este año vine en Semana Santa, en junio y en agosto, pero con la Magna estoy entusiasmado".

Ya tiene reservado un hostal, en el que se alojará con "dos amigos gallegos" que no han podido salvar el poder de persuasión de José Antonio Segura Liébanas cuando se trata de actuar de embajador jaenés. ¡Y hasta se sabe de memoria las imágenes que participarán en el acontecimiento! "Van a ser días muy emocionantes, aparte de ser un incondicional de El Abuelo soy jiennense a más no poder", concluye. 

¡Si será devoto, que lo único que lamenta en esta vida es no haber crecido un poquito más! "Me hubiera encantado, para haber podido llevar a Jesús, eso ha sido una ilusión siempre para mí". No se puede tener todo, pero a ver quién le quita la felicidad de sentirse jaenero hasta la médula el 4 de octubre, en las calles de su alma.

 Con el trofeo conseguido, dos claveles de Nuestro Padre Jesús el pasado Viernes Santo. Foto cedida por José Antonio Segura.
Con el trofeo conseguido, dos claveles de Nuestro Padre Jesús el pasado Viernes Santo. Foto cedida por José Antonio Segura.

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