José el Estupendo, un arjonero que hace honor a su apodo
Sus treinta años como policía local en el municipio y su amor al campo y a los burros, entre otros méritos, hacen de este hombre sencillo todo un personaje
"¿Esto qué es, para el periódico? ¡Bendita sea la Virgen!". Así, con una divertida mezcla de receptividad, sorpresa y resignación acepta el urgavonense José Casado Garrido que Lacontradejaén se interese por su aventura vital.
Más de siete décadas sobre el suelo del mundo que le han dado tiempo para combinar obligación y devoción, y siempre con una máxima insobornable: "Arjona es maravillosa, aquí estoy estupendamente", asegura. Vamos, que no lo sacan de su pueblo ni aunque el fin de los tiempos empezara allí.
Arjonero de pura cepa, adorna su nombre de pila con un apodo de esos que no dejan indiferente, de tan simpático: José el Estupendo: "Eso me viene de un tío mío que tuvo una tienda de esas de barrio; llegaban las mujeres y le decían 'a ver, Paco, ¿esto cómo está?', y él siempre decía 'esto está estupendo'. Y se nos quedó".
Vio la luz primera en 1945, en plena posguerra, un arisco escenario que a tantos pequeños de la época echó de las aulas, unos antes siquiera de pisarlas, otros cuando apenas comenzaban a juntar letras y (como en el caso del protagonista de este reportaje), con el Graduado Escolar bajo el brazo y pare usted de contar:
"Mis padres eran del campo, desde muy joven estaba ya con una yunta de mulas, en la era, sembrando, cogiendo aceituna... Empecé de chiquillo, y aunque iba a la escuela tenía que trabajar también en el campo", recuerda con ese tono que se gastan quienes están de vuelta de casi todo.
"Me pasé diez años trabajando con un tractor en un cortijo, sin librar ni un día en esos diez años, sin vacaciones ni sábados ni domingos ni nada, que eso se dice pronto. Y si llovía, a las cocheras a hacer otras cosas".
Para entonces tenía ya veinticinco primaveras, acababa de venir de su luna de miel por "Granada y Málaga, cerquita, donde iban los paletillos, lo que había, lo que se podía entonces", explica, pero en esa década de sudor constante y esfuerzo sí encontró hueco para crear una familia con su esposa, de la que terminó separándose en 2004: "Tuve cuatro hijos en cinco años, en cuatro escapadas que pillaba", comenta.
Paradójicamente, esas tareas a cielo abierto, pisando el terruño, lejos de hacerle odiar las faenas agrícolas se le metieron en la sangre, lo conquistaron para los restos: "El campo es maravilloso, para el que le gusta. Estás al aire libre y haces lo que te da un poco la gana", celebra con Fray Luis de León: "¡Oh deleitosos senos, / repuestos valles, de mil bienes llenos!". Pues eso.
Con estos mimbres, siguió amando la tierra fértil pero, eso sí, no tanto como para desaprovechar la oportunidad laboral de su vida:
"Hubo unas pruebas para una plaza de policía municipal; yo ya había ido unos años antes pero como no se ganaba mucho, seguía en el campo. Me calentaron y ya con el límite del tiempo, con treinta y cinco años, dije 'me meto ya o ya no puedo'. Entonces ya habían mejorado las condiciones y como yo tenía un poco campo y tiempo libre...".
Policía durante tres décadas, en las que ha visto "de todo, bueno y malo": "De policía no pasan muchas cosas buenas. He visto muertos, ahorcados, un hombre que se cayó a un pozo", pero no se arrepiente de la decisión que tomó, la misma que le permitió sacar a su familia adelante "con más holgura", aprovechar las horas libres para deleitarse con la azada en la mano.
Menos mal que, como él mismo sentencia, Arjona nunca ha sido problemática en asuntos de seguridad: "Apartando cuatro borrachos, cosas graves no hubo".
PROTECTOR DE BURRITOS
Doce años lleva jubilado José el Estupendo, alrededor de 144 meses en los que si hay que buscarlo, mejor llegarse a su parcela, que ahí no falla:
"Tengo un terrenillo donde siembro pimientos, berenjenas..., poca cosa". Ah, y donde cuida de sus animales, sus burritos, que los chaveas montan gracias a su generosidad y su desinterés cuando llegan las ferias del pueblo:
"Toñi [Escabias, concejal del Ayuntamiento] me los pide y se los dejo para que los niños se monten en ellos, y se lo pasan bien". La edil suscribe estas palabras: "Antes de que yo le diga nada, ya me ofrece sus burritos para que los niños disfruten".
Cuatro lustros hace que comenzó en Casado Garrido esta afición por los burros, cuya supervivencia veía peligrar: "Se iban perdiendo y le compré uno a un vecino, luego una burra, parieron y he llegado a tener seis o siete". A día de hoy un par de 'Plateros' forman su tierna cuadra, que los nenes gozan.
Tractores tiene más, aquellos diez años que se pasó día tras día al volante lo marcaron para siempre, lo animaron a comprar uno, luego otro y hasta a hacerse con piezas de museo que, eso sí, mantiene en plena actividad: "Aquí tengo cinco maravillas, cinco joyas de los años 30", presume.
"Siempre que se le solicita para colaborar con el Ayuntamiento para poder ver su colección de tractores en cualquier evento que organizamos, siempre está dispuesto", aplaude Escabias.
Sus burros, el mantenimiento de sus vehículos agrícolas, sus nietos, su amada Arjona... ¡Ah, y su actual pareja, vaya que sí! "Tengo una novia en Madrid, llevo trece años ya con ella, me voy allí todos los fines de semana".
Se va, sí, pero siempre vuelve, su pueblo es su punto de partida y de llegada por muchos kilómetros que ponga de por medio, por más cruceros y viajes que se regale (y se los regala, vaya si se los regala). Así de 'Estupendo' es José:
"Es el apodo por el que lo conocemos todos, es una persona colaboradora, generosa, que todo lo que tiene lo ofrece para que los arjoneros y arjoneras, niños y grandes, podamos disfrutarlo", concluye Toñi Escabias, y apostilla: "Hace honor a su apodo".
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