José Miguel Navarro: "Si tienes los ojos abiertos, todo está lleno de historias"
José Miguel Navarro Gallego (Linares, 1969) escribe divirtiéndose. Un modus operandi que le funciona muy bien, como demuestra su libro El gen lazarillo, un compendio de relatos cómico-filosóficos, o bien su último relato publicado, Largas noches de verano, finalista del último concurso literario que organiza la librería Entrelibros.
Capaz de acuñar historias surrealistas y divertidas en distintos parajes de la geografía jiennense, admirador de Dickens y Murakami, quedamos con el escritor en la terraza de un bar de su ciudad para despedir una larga jornada de trabajo que, sin embargo, no hace mella en la frescura de su mensaje ni su verbo fácil.
–¿Cómo llega la inspiración a José Miguel Navarro Gallego para escribir Largas noches de verano?
–Una vez di unas conferencias en institutos de las que salí muy contento. Y los niños me preguntaron justo eso: de dónde sacaba yo la inspiración. Yo les dije que la inspiración puede estar en todos lados. Si tienes los ojos abiertos, todo está lleno de historias. El tema es saberlas contar. Les puse un ejemplo que les hizo mucha gracia: voy dando un paseo por el campo por una vía verde y vemos un grupo de vacas pegadas a la pared. Y una de ellas, completamente alejada del resto, en lo alto de un monte. Y pensamos que es una maqui. La vaca-maqui, que se ha echado al monte porque está peleada con el vaquero. Y a partir de ahí desarrollas una fábula. ¿Largas noches de verano? La verdad es que ni me acuerdo cómo surge la idea. Simplemente me puse a escribir y dejo que la historia fluya, no tengo ideas preconcebidas de hacia dónde quiero llegar.
–Uno de los aspectos que más llama la atención de ese relato es que está ubicado en Linares y Jabalquinto pero a la vez es muy surrealista. ¿Por qué en la literatura es tan poco frecuente emplear la imaginación en la distancia corta?
–Te responderé en dos tiempos. ¿Por qué salen Linares y Jabalquinto? Eso lo tengo claro: soy de Linares, estoy orgulloso de ello, creo que tenemos cosas que mejorar, como toda Andalucía, pero también he viajado mucho y por eso sé que también hay muchas cosas de las que sentirnos orgullosos. Igual que los personajes de Murakami hacen surf en los mares de Japón, mis personajes se bañan en el pantano del Guadalén. ¿Por qué? Porque quiero que mis historias se desarrollen en Linares, en Jabalquinto, en Vilches, en Jaén, en Úbeda, en Baeza, en Arquillos... creo que en esos lugares se pueden contar buenas historias. Me parecería ridícula esa necesidad de llamar a tus personajes Timothy o John y hacer que vivan en Manhatan. No es necesario. ¿Y por qué son tan imaginativas? Primero debemos preguntarnos por qué se escribe tan poco. Yo creo que es porque no compensa. La gente es adicta al drama. Cuando ves los premios de literatura o los Oscar, te preguntas, ¿dónde están las comedias? ¡No hay! Y noto que conforme la gente se vuelve más adicta a las tragedias, más tragedia necesita. El asesino se convierte en asesino en serie, y este último en descuartizador. Lo respeto, pero no me gusta. Alguien tendría que escribir algo positivo para contrarrestar esa nube negra de tragedia y drama.
–Para el que no lo haya leído, ¿qué nos puedes decir de tu libro anteriormente publicado El gen lazarillo?
–El gen lazarillo es un conjunto de relatos humorísticos. Cada uno es de su padre y de su madre, pero todos tienen en común que se desarrollan en la provincia de Jaén, que son humorísticos, que algunos tienen bastante chicha detrás y que los más largos están separados por otros relatos muy cortitos a los que llamé Historias de tendedero, que son observaciones sobre la vida que se desarrollan en una terraza.
–¿Crees que la frontera entre géneros es siempre arbitraria y artificiosa?
–(Silencio reflexivo) Sí. Creo que si yo intentara contactar con las editoriales más comerciales me preguntarían que por qué no doy el salto a la novela policíaca, por ejemplo. No obstante, intuyo que hay géneros cerrados, como la novela romántica, que son los que el público pide y las que las editoriales le ofrecen, lógicamente. Parece que es más fácil triunfar en esos compartimentos estancos.
–¿Y por qué tú nadas a contracorriente?
–Siempre intento ser positivo. ¿Qué tiene de positivo ser un escritor desconocido que ha publicado cuatro cosillas? Que puedo escribir con total libertad.
–¿Debe ser la escritura un acto de placer y divertido?
–Para mí sí. Me encantaría vivir del arte, pero sé que me pondrían reglas. Solo escapas si eres un genio y estás por encima del bien y del mal. Por ejemplo, en la música, a grupos como Radiohead les van a permitir hacer lo que quieran. Pero a la mayoría de las bandas les van a decir “no, tira por aquí, mete un poco de reggaetón”.
–Andrés García Tornero comentaba que la literatura actual, al menos en España, está muy encorsetada, encasillada en determinadas fórmulas de éxito. ¿Crees que se debe a que leemos cada vez menos?
–Posiblemente. Creo que las editoriales lo están pasando muy mal. Cada vez se lee menos y ha aumentado la piratería. Las editoriales son un negocio y tienen que sobrevivir. Hoy en día es mucho más difícil apostar por alguien nuevo que por alguien reconocido. Cada vez hay menos margen para ser creativos e improvisar.
–¿Qué autores no pueden faltar en la biblioteca de José Miguel Navarro?
Herman Hesse, Charles Dickens y Murakami. Esos tres me encantan. Me gusta mucho también la ciencia-ficción especulativa. Paolo Bacigalupi, por ejemplo.
–¿Qué sentido tiene leer y escribir en un mundo hiperacelerado como el nuestro?
–Para mí tiene mucho sentido. Por varias razones. La primera, entretenimiento. La segunda, tanto leer como escribir son buenos ejercicios mentales. Además, crear historias y personajes me parece divertidísimo. Al igual que aprender un idioma o música, que no deja de ser un lenguaje. A mí me parece mucho más entretenido y beneficioso que ver la televisión.
–¿Crees que la mejor ficción tiene siempre un pie en la realidad?
–Por supuesto. Hay veces que la gente ve una película y dice: “esto es imposible”, y luego la realidad supera a la ficción. Todo es posible en la dimensión desconocida, como decía una serie de ciencia-ficción. No creo que los seres humanos seamos capaces de inventar algo totalmente imposible.
–¿Cuáles son los planes como escritor de José Miguel Navarro Gallego a corto, medio y largo plazo?
–El escritor siempre está condicionado por la persona que hay detrás. Ahora mismo, por circunstancias familiares, tengo menos tiempo que hace un año. Mi intención es aprovechar el que me quede para escribir una continuación de Largas noches de verano. Quiero escribir un libro de cuentos de navidad. Esos dos pueden ser una realidad dentro de un año o dos. Hay otro libro más en camino, Breves reflexiones de un comercial humanista de exportación. Tardará más, pero me sentaría muy mal no terminarlo. Más adelante no sé que haré, pero esos tres libros seguro que los voy a escribir.
–Para concluir: ¿qué consejo le darías a cualquier aspirante a escritor?
–Que no copie a nadie y que lo haga divirtiéndose. Que no se presione y que sea crítico.
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