Joseba Aguado pierde conexión con la grada
Cada vez son más las voces críticas contra el entrenador granadino, que sigue sin dar con la clave para sacar el máximo rendimiento de la plantilla
Joseba Aguado no acaba de conectar con la grada. Cada vez son más las voces críticas contra el entrenador granadino, al que pocos ven ya como la persona idónea para comandar un proyecto de la envergadura del Linares. Para un sector muy amplio de la afición, la derrota contra el Guadix (2-0) pone de manifiesto su incapacidad para dirigir la plantilla del Linares. La indolencia del equipo azulillo fuera de casa, las rotaciones, la ausencia de autocrítica o sus manifestaciones exculpatorias, poderando a adversarios, responsabilizando a jugadores e, incluso, a tertulianos de las derrotas, han colmado la paciencia de una hinchada que arrastra demasiadas decepciones desde la llegada a la presidencia de Jesús Medina, cuyas promesas se desvanecen con el paso de los días, los meses, las temporadas.
Joseba Aguado carece de esa capacidad carismática que tanto añora el banquillo de Linarejos, en el que incontables entrenadores se han doctorado. Su discurso no cala, no penetra en la piel del hincha prisionero de viejos recuerdos. Transcurrido un tercio del curso, el Linares sigue sin dar la medida de sus posibilidades. Unas veces por la mala planificación de la plantilla y otras por las bajas, el equipo ofrece dos caras bien diferentes dependiendo del momento o del rival de turno. Una sola victoria a domicilio y seis en casa ante equipos menores, salvo el Vélez y el Loja, son un pobre bagaje para un colectivo que tiene como único objetivo regresar a la División de Bronce, perdida de mala manera el ejercicio anterior.
La afición observa que el Linares solo responde cuando se refugia en Linarejos y se mide con equipos pequeños o medianos. El día que enfrente tiene a un contrincante de su nivel se encienden las alarmas. Le ocurrió con El Palo, el Real Jaén y el Atlético Malagueño. Esta circunstancia invita poco al optimismo y menos aún ante una hipotética clasificación para la promoción de ascenso. En su descarga hay que reconocerle la demora en la confección del plantel, en las lesiones de jugadores importantes, en el mal estado del césped de Linarejos, en el poco caso que hacen a sus reclamaciones para reforzar determinadas posiciones, en la igualdad del Grupo IX y hasta en el exceso de presión. Pero son las mismas realidades que han sufrido con anterioridad sus predecesores. Decir, como dato, que en Tercera División, desde la década de los 70, el Linares no ha bajado de la quinta posición ni al principio ni al final de la campaña, con varios ascensos, campeonatos y, por norma general, su pase para los play off. En manos de Joseba Aguado y de la directiva está cumplir con los preceptos históricos azulillos en Tercera División. Tiempo y Liga queda para ello.
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