El doctor García dice hasta luego a Sabiote, ¡solo hasta luego!

Cinco años destinado en el municipio jiennense le han bastado para 'recetar' el trato con su gente y la belleza de su centro histórico como la mejor medicina

"Atender las necesidades de salud, escuchar vuestras preocupaciones y compartir tanto momentos difíciles como de alegría ha sido un verdadero honor para mí. Cada visita, cada conversación y cada gesto de gratitud me ha hecho sentir parte de esta comunidad, y eso es algo que siempre llevaré en el corazón".

Son palabras extraídas del mensaje público que Juan Gabriel García Ballesteros (Madrid, 1978) dedica a sus pacientes sabioteños a través de las redes sociales, ahora que hace las maletas y se embarca en tareas sindicales. 

Una despedida que (según expresa el propio galeno) seguramente tendrá billete de vuelta: "Es posible que algún día vuelva, allí tengo mi plaza en propiedad". Vamos, que se ausenta pero no del todo, o lo que el poeta ubetense Fernando Adam puso al frente de uno de sus libros: "Irse tiene sus fronteras".

Criado en la sevillana Écija e hijo de cordobeses de Pozoblanco, fue el amor lo que trajo a tierras jiennenses a este profesional de la medicina que tras su paso por la facultad de Córdoba hizo la especialidad de Familia en Toledo:

"Me he movido mucho", sentencia. Al menos hasta que conoció a su esposa, una arquillera que lo ató delicadamente al Santo Reino y le ha dado dos hijos tan de aquí que nacieron en Úbeda, su ciudad de residencia. 

"Antes de trabajar en Jaén no conocía la provincia, la verdad", apostilla, pero fue llegar y adaptarse a las mil maravillas tras su paso por destinos como Jódar o Chilluévar, antes de arribar en el pueblo de la monja alférez. 

Un lustro ha pasado envuelto en la bata blanca en el consultorio sabioteño y lo tiene más que claro: "Solo puedo hablar bien de su gente, sencilla y trabajadora; la experiencia en Sabiote ha sido muy buena, la gente me ha tratado muy bien, me siento muy agradecido por el trato recibido por la población de Sabiote".

ESPÍRITU DE SERVICIO

Pero, ¿por qué se hizo médico y no apostó por la vida castrense o la docencia (oficios de sus padres)? Más claro todavía lo expresa: "Tenía yo ese sentimiento de hacer cosas por los demás". A ello se puso y, por los comentarios en respuesta a su carta en las redes sociales, parece que deja huella. 

Alguien pensará: "Lo mismo un día decide volver a sus orígenes y se va para los restos a la villa y corte, o a la Écija de su infancia o al valle de los Pedroches, paisaje de sus ascendientes". Va a ser que no. 

"He echado racíces en Jaén, ya me siento de la provincia; mis hijos han nacido aquí, soy feliz aquí, mi mujer y yo estamos a gusto, la vida me ha traído hasta aquí y aquí quiero seguir", afirma sin concesiones a la más mínima duda. 

En ese "aquí" pasó la pandemia, y eso le hizo ahondar aún más en el carácter de sus paisanos de adopción, a quienes no se les cayeron los anillos a la hora de arrimar el hombro en los días difíciles del coronavirus: 

"Eso no se olvida, no cabe duda de que todos hemos pasado ahí momentos dificíles, la población y los sanitarios, momentos muy complicados, pero el pueblo se volcó en ayudar al equipo médico; me acuerdo de que las cooperativas nos ayudaron con equipos de protección, las dos farmacias que había en el pueblo nos dieron materiales para limpieza y demás, el Ayuntamiento se volcó en la limpieza del centro, fueron momentos difíciles y de tensión y no cabe duda de que lo pasamos mal, pero los momentos buenos superan cualquier momento malo que hayamos tenido".

Y en ese "aquí", también, se le despertó su principal afición: "Nunca he sido de hacer senderismo, pero desde que vivo en la provincia sí, por la sierra de Cazorla, Segura y Las Villas, que es muy bonita; suelo salir con frecuencia y disfrutar de la naturaleza". ¿No escribió Paracelso, hace la tira de siglos, que el médico debe ser el auxiliar de la naturaleza, no su enemigo? Pues a pie juntillas lo practica García Ballesteros. 

El amor, los hijos, su 'hobby'... Todo, o mucho, le ha dado Jaén desde que llegó a los puertos del mar de olivos, y no le duelen prendas si se trata de agradecerlo, que es de bien nacidos. Y si además (como es el caso) se confiesa lector de Lacontradejaén: "Le dais un aire innovador a las noticias", comenta. Gracias, Juan Gabriel.