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"Hemos hecho comarca pensando siempre en mejorar la Sierra Sur"

"Hemos hecho comarca pensando siempre en mejorar la Sierra Sur"

Por Fran Cano - Noviembre 10, 2024
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Juan Peinado Castillo (Castillo de Locubín, 1963) encara su recta final como docente desde la dirección de la Residencia Escolar Simeón Olivar de Alcalá la Real, donde viven entre semana cerca de 50 estudiantes. Sí ha cerrado etapa en la presidencia de Asociación para el Desarrollo Rural de la Sierra Sur de Jaén (Adsur) tras 24 años. De los inicios, de la evolución de la ADR y de Laura Nieto, su sucesora en el cargo, habla abiertamente en la entrevista con Lacontradejaén.

Desde el despacho de un recurso orientado para ayudar a alumnos que pasan por todo tipo de circunstancias, Peinado rememora su etapa como docente de Educación Especial en Frailes y también aquellos días, entre mediados y finales de la década de los 90, en que fue el máximo responsable de su pueblo por el PSOE.

—¿Qué recuerda del inicio de Adsur?

—Es un recuerdo muy grato, porque era algo muy novedoso y no sabíamos cómo iba a salir. Partíamos desde la base hacia arriba. Es decir, de pronto el poder giraba hacia las comarcas. En aquel momento nosotros no teníamos idea de comarca, y había que unir los sectores público y privado. Fue muy ilusionante aquella primera época, cuando estuve como vocal y era alcalde de Castillo de Locubín. El presidente era entonces Ramón Ortega, alcalde de Valdepeñas de Jaén.

—¿Era importante vertebrar la comarca?

—Era lo más importante. Había comarcas muy bien definidas, pero ésta nuestra entonces no. Entramos diez municipios y aquí, en la zona de Alcalá la Real, sí había una idea de comarca, porque coincidía con el distrito judicial: Alcalá, Frailes, Castillo e incluso Alcaudete. Y al final el común denominador de los 10 municipios fue la sierra. Imagine, nosotros desde aquí teníamos poco contacto con Los Villares, Torredelcampo o Jamilena. Con Valdepeñas algo más. Y como esos municipios no entraban en Jaén capital se vinieron a la Sierra Sur. Era algo diferente, porque no era ni sede judicial ni comarca política.

—Todo era nuevo.

—Claro, la Diputación de Jaén tenía sus programas comarcalizados, pero no figuraban los diez municipios de Adsur. La Consejería de Turismo tenía otra comarca distinta; la de Transportes, otra... Lo que hicimos fue aglutinar todo y resultó complicado, porque el distrito comarcal correspondiente a la Diputación sólo actuaba en cinco municipios. ¿Cómo dejabas de actuar en el resto? Con las delegaciones pasaba igual, como las de empleo. Lo que hicimos desde el origen, con los programas comarcales, fue lograr unos propios para la ADR y así evitar que hubiese uno en Alcalá la Real y otro diferente en Martos. A raíz de ahí llegamos a tener casi 30 trabajadores en la comarca.

—¿Por qué el centro administrativo fue Valdepeñas de Jaén?

—Porque el proyecto originario tenía una conciencia rural. Qué mejor que un pueblo como Valdepeñas de Jaén, donde la naturaleza y la sierra son factores diferenciales. Lo más fácil hubiese sido montar Adsur en Alcalá la Real o en Martos, pero elegimos Valdepeñas porque el alcalde creyó en la idea y facilitó la cesión del edificio junto al cuartel, que luego reformamos nosotros. Y el otro factor era de dinamización económica. Aunque suene absurdo, 20 ó 30 personas desayunando o comiendo en un bar de un pueblo pequeño ayuda a la economía. Se dieron variables que, a mi juicio, funcionaron bien. Hay gente que conoce Valdepeñas porque tuvo que desplazarse ahí a trabajar.

—En el último Tierra Adentro el gerente de Adsur, Javier Collado, destacó que el sur de Jaén es perfecto para el teletrabajo. ¿Está de acuerdo?

—Sí, es una de las grandes potencialidades de la comarca junto con el astroturismo. Estoy convencido de que pueden ser el futuro. Internet va muy bien en esta zona y el perfil de la persona que teletrabaja suele ser alguien que busca una zona de descanso y aquí lo tiene. También busca un poco de aislamiento, pero con la tranquilidad de que tiene cerca buenas carreteras.

Fíjese, el astroturismo, que está extendido en la provincia, surgió en la Sierra Sur. Fue a raíz de José, un chico de Martos, que nos presentó el proyecto. Siendo honesto...

—No lo vio al principio.

—Creía que no tenía futuro. Pero vaya si funcionó. Al final descubrimos que había un potencial inmenso. Además, la propuesta venía de Huber, una asociación de astroturismo en Martos, y recuerdo que José me presentó el proyecto tres día antes de irse fuera a trabajar. Resultó sensacional, porque hay mucha afición y con internet puedes tener experiencias estupendas. Por ejemplo, un aficionado al turismo de estrellas de Suecia o de Alemania se sirve vía internet de telescopios que están aquí, en Jaén. Yo creía que no existía y hay gente dispuesta a pagar. Lo enfocamos por ahí, adaptamos un cortijo rural con telescopios para que la gente lo alquile desde Suecia o Alemania.

A partir de entonces logramos la certificación de Starlight, que supone un proceso largo y laborioso. Además, los ayuntamientos han hecho grandes inversiones para reducir la contaminación. Es una idea que se ha extendido por todo Jaén, como se aprecia en La Campiña.

—¿Con qué queda de su etapa como presidente de Adsur?

—La satisfacción personal que yo me llevo, aparte de los proyectos que se han ejecutado y de las inversiones que han dado empleo, es que hemos hecho comarca en todos los sentidos. Por ejemplo, nosotros en la junta directiva tenemos que aprobar las iniciativas. Y tengo la satisfacción personal de decir que todos han salido aprobados por mayoría absoluta. En la junta directiva están los partidos políticos, los sindicatos, las organizaciones agrarias y las asociaciones, cada cual con su idiosincrasia. Todos saben cuál es mi ideología, que no escondo, pero me impuse que el consenso fuese una constante. Además, le reconozco que era el miedo que tenía al dejar la junta, que hubiese escisiones. Me quedo muy tranquilo en este sentido, porque hemos pensado en el bien de la comarca.

De mi última etapa sí es cierto que notamos el impacto de la pandemia, que limitó mucho. Por otro lado, a nivel cultural la ADR ha permitido llevar monitores a pueblos donde nunca hubiesen tenido este tipo de actividades. Y eso también es hacer comarca. Como el Encuentro Comarcal de Mujeres, que ha permitido que mujeres que nunca habían estado en el pueblo de al lado tomasen parte en una actividad.

"LAURA NIETO ES JOVEN Y ESTÁ PREPARADA PARA RELEVARME"

—¿Y alguna espina?

—Haberle dado una figura natural a la comarca, ya que anexionarnos a Mágina parecía muy complicado. Lo hemos intentado varias veces, pero es difícil porque un proyecto así implica que la ciudadanía lo respalde plenamente. Esta zona tiene una riqueza natural y patrimonial que podría estar incluida en cualquier parque, con el sello de calidad que supone. El bosque mediterráneo entre Frailes y Valdepeñas están sin explotar.

—Laura Nieto, su sucesora, ha crecido políticamente en Valdepeñas y ahora es su sucesora en el cargo. ¿Qué destaca de ella?

—Lo primero es que me encanta la juventud y más en casos como el de llevar adelante una ADR. Me gusta que la juventud dé un paso adelante y en el caso de Laura Nieto hay una segunda virtud, está preparada tanto cultural como académicamente. Y tiene muchas ganas de trabajar, muchísimas. Es una persona que se desvive por su pueblo y hará lo mismo con la comarca. Será un gran revulsivo. A mí no me importa dar un paso atrás y si no lo hice antes fue sobre todo por mantener la unidad y la cohesión en el seno de Adsur.

—Cambiemos de tema. Usted es profesor. ¿Lo tuvo siempre claro?

—Es uno de los sectores que me ha gustado desde niño. Siempre me relacioné muy bien con los maestros en mi pueblo, no sé por qué, y luego de adulto coincidí con mi mujer, que también le gustaba la docencia. De hecho, hicimos juntos Magisterio. Después, profesionalmente tengo las especialidades de Matemáticas y de Educación Especial. A mí siempre me ha gustado implicarme por los demás. La Educación Especial puedes verla desde dos ángulos: la atención a menores con algún tipo de discapacidad o el espectro de niños que sufren determinados condicionamientos sociales. Si ayudas a alguien que nace en circunstancias adversas, puedes cambiarle la vida.

—En el colegio Santa Lucía de Frailes se especializó en Educación Especial.

—Sí, tuve oportunidad de ayudar a personas en situaciones muy particulares. Y es algo importantísimo.

"EL MAESTRO DE AHORA TIENE QUE GANARSE A LA GENTE JOVEN"

—¿Es más difícil ahora enseñar que hace treinta años o más fácil?

—Mire, un padre tiene que ser un padre con su hijo. Y en la educación me ha pasado exactamente igual. Yo le he dado oportunidades siempre a los alumnos que he tratado, pero al mismo tiempo ellos tienen que saber que la autoridad corresponde al maestro. En esta residencia soy el malo de la película. Cuando hay algún problema, la amenaza es el director. A veces actuó de hombre serio, pero sé que es sólo un rol para que ellos mejoren. ¿Ha cambiado la educación? Hay que adaptarse a los tiempos. No puedes ser ya un maestro de ordena y mando con la palmeta; hay que saber ganarse a los jóvenes e implicarse con ellos. El mundo ha cambiado.

—Hablando de cambios. ¿Internet es más herramienta que enemigo?

—Como todo, el exceso de uso puede ser complicado. Usted lo sabe como periodista. Yo creo que antes se leía más que ahora. Eso se aprecia con las faltas de ortografía. No puedes estar tan dependiente de la tecnología. Luego está la parte buena, tener tantos datos al alcance. Sólo hay que saber utilizarlos. A veces aquí en la residencia me dice un alumno: "Maestro, me ha dicho internet que..." Pero ¿quién es internet? Lo más importante es cómo hacer que alguien enganchado a las tecnologías de la información sea crítico. Yo soy de izquierdas, pero cada día leo medios de ideología diferente, para crear mi postura. Creo que hay gente joven que no sabe discernir entre la realidad y la manipulación. Eso es un problema.

—Terminamos por su origen, Castillo de Locubín. ¿Cómo fue su etapa de alcalde?

—Mi legislatura me sirvió para conocer mejor al pueblo. La cosa estaba tensa, porque mi predecesor estuvo tres legislatura y eso implica desgaste. Era un alcalde muy del trato tú a tú con el vecino, una persona muy cercana en la gestión municipal. Le hablo de atender los problemas diarios, como un bache o un asunto vecinal. Cuando asumí el cargo me pareció que todo eso era muy interesante, pero yo tenía que estar para algo más. Pensé en iniciar proyectos que generaran empleos. Viajé mucho en los cuatro años y empecé muchas iniciativas, desde el instituto de Secundaria hasta el polígono o la residencia.

Yo no tuve mayoría absoluta, goberné con IU en el tiempo de las famosas pinzas con el PP, pero en mi caso el líder de IU era mi amigo y nos apoyó a los socialistas. La ciudadanía castillera sí se dio cuenta de que yo no era el alcalde que estaba allí en el pueblo todo el día. Como le ocurrió a mi compañero y alcalde socialista Antonio Cano en Frailes, yo trabajaba nueve horas como docente y me pagaba Educación; no recibí ni un euro del Ayuntamiento. Los enemigos dirían que era mentira y los amigos, que era tonto (risas). Mi ventaja como alcalde es que tenía las espaldas cubiertas y el plan era atender al ciudadano pensando en el futuro del pueblo. Como le decía antes, los proyectos se iniciaron y luego de alguno corté yo la cinta; otros fueron estrenados por otros con el orgullo personal de que los inicié yo. Es de obligado cumplimento sumar en el pueblo, así lo entiendo hasta en una comunidad de vecinos. ¿Errores? Pues claro que cometí, como todo el mundo.

—Le pregunto por uno de los recursos más notables de Castillo, el río San Juan. ¿Es posible mejorar las opciones económicas del entorno?

—Castillo tiene paisaje, agua y el río. Éste se puede ver como un tema agrícola, que es muy importante, porque las huertas castilleras son muy famosas, y también tiene potencial turístico. Antiguamente, en los años 60, hubo muchísimo turismo rural en Castillo. Gente de Madrid que venía a veranear en las huertas. Después se hicieron chalés y fueron recursos de uso propio. Castillo tiene un potencial, que es el agua como tal, y el atractivo turístico, que quizá a veces no lo valoramos lo suficiente.

Fotos y vídeo: Fran Cano.

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