
"Etnosur es el festival más completo de España"
Juan Ramón Canovaca (Jaén, 1970) acumula cerca de tres décadas en la gestión cultural. Dirige Etnosur (Acalá la Real) e Imagina Funk (Pozo Alcón), dos de los festivales icónicos de la propuesta Jaén en Julio de la Diputación de Jaén. El de la Sierra Sur explica en cierta forma la historia de su vida profesional, pues estuvo en los comienzos y asumió la dirección, ya sin el también cofundador Pedro Melguizo, en el año 2022. Desde entonces, asegura, la idea ha ganado aún más en el cariz familiar, al tiempo que entiende que la relación de la ciudadanía con el festival ha mejorado.
Canovaca atiende a este periódico en una terraza enfrente de Capuchinos, justo después de la presentar la 28 edición, que concluye hoy y que ha tenido en Kiko Veneno uno de los nombres propios, premiado por su trayectoria como cantautor. Asegura el gestor cultural jiennense que su trabajo es relativamente sencillo si se trabaja en equipo (muy) bien antes de que suena la música.
—¿Qué supone para usted dirigir Etnosur?
—Ser el director del festival más importante que se hace aquí en mi pueblo, en Alcalá la Real, y fundador al mismo tiempo, tras 28 años y siendo testigo directo de la trayectoria de la idea, es un orgullo inmenso. También al mismo tiempo es una responsabilidad extra, precisamente por el hecho de ser alcalaíno.
—Estuvo en los comienzos y desde la edición posterior a la 'pandémica', asumida íntegramente por el Ayuntamiento, está el frente. ¿Cómo ha vivido la evolución del festival?
—Los inicios fueron maravillosos, una experiencia nueva. Todavía no existía el boom de los festivales en España, y aquí nos atrevimos. Después estuve un tiempo en la dirección y luego me aparté de estas tareas organizativas, pero no he fallado ningún año. Soy director, pero me considero un visitante o un fan más del festival. La evolución ha sido lógica y coherente con el paso del tiempo. En los comienzos ni siquiera existía internet. La sociedad ha cambiado mucho y eso también se ha reflejado en la programación de Etnosur.
Sí es cierto que el festival mantiene la misma filosofía del primer año y cuenta con las mismas áreas. La programación musical ha vivido un giro hacia las músicas del mundo, pero más actuales, como es el caso de la electrónica. En fin, hemos reforzado la parte de actividades para las familias y el cine tiene este año un impulso importante, con películas como la de Gila o Achero Mañas. Etnosur mantiene la filosofía y evoluciona tal cual lo hace el mundo.
—¿Y qué hace de Etnosur un festival diferente?
—Yo creo que hay muchos factores. Primero, la gratuidad. Quedan muy pocos en España hechos desde aquí que lo sean. Etnosur no es un festival de música, sino con música. Es el más completo que existe a nivel nacional. De hecho, está considerado como uno de los más importantes de Europa de músicas del mundo.
Otro factor identitario, en ningún festival hay un público tan heterogéneo. Podemos ver niños pequeños con los abuelos, adolescentes y gente de 30 ó 40 años. Es el único que abarca tantas edades.
—La propuesta ha traído a artistas de primer nivel a Alcalá la Real, desde Residente hasta Kiko Veneno, por citar a los más conocidos. A nivel musical, ¿cualquier artista encaja o tiene que inclinarse a un perfil?
—Es cierto que las músicas del mundo son muy amplias y abarcan muchos estilos, pero quizá el rock y el indie no entran dentro de la filosofía de Etnosur. Aunque está abierto a todo: este año tenemos música electrónica, flamenco, música africana o latina. Como digo, está abierto a los estilos, pero con ciertos límites.
—¿Cómo está ahora la relación entre la ciudadanía alcalaína y el festival? Siempre hay críticas, pero tengo la sensación de que prevalece el orgullo por acoger esta idea.
—En los años antes a que yo retomara la dirección del festival había cierto rechazo por una parte de la población, quizá porque había un tipo de público demasiado joven que inundaba la ciudad con todos los inconvenientes, como el asunto de la limpieza. Yo creo que con la programación hemos cambiado el target de público y ha subido un poco más. Igual no tenemos tanta gente que viene desde fuera de 16, 17 ó 18 años, que era el público que afeaba la propuesta, no por la edad, sino por la manera de relacionarse.
El botellón, por ejemplo, lo eliminamos desde el primer año que retomamos la dirección. Etnosur ha recuperado la confianza y la amabilidad de la población. Es un festival que no podría hacerse en cualquier pueblo. Alcalá la Real, por la historia de fronteras que tiene y por la tradición de acoger pueblos, es el entorno adecuado para un festival de estas características.
"IMAGINA FUNK EMPIEZA A TOMAR FORMA EN POZO ALCÓN"
—A partir de la semana que viene usted estará pensando en Imagina Funk.
—Sí, termino el lunes [por mañana], me voy a Canarias, donde participaré en unas conferencias por la SGAE que organiza el gobierno de Canarias y justo cuando regrese me voy a Pozo Alcón para Imagina Funk. Esta edición cumple 18 años y es otro de mis proyectos importantes.
—¿Qué tal ha acogido Pozo Alcón el festival?
—Éste será el tercer año en Pozo Alcón y la verdad es que la gente está muy contenta. Los empresarios nos han acogido con los brazos abiertos. Es verdad que cuando cambias de municipio es como empezar de nuevo. Llevamos ya dos años realizados y ya va cogiendo la forma que nosotros queremos. En esta edición haremos actividades en el Bosque Encantado de las Higueras, que es un paraje maravilloso junto al río, con cascadas. Y también tenemos el escenario principal, que quizá no sea tan bonito como era el de Torres, pero tuvimos que marcharnos por una cuestión de logística.
Torres no tenía suficiente alojamientos como para acoger a la gente que llega a Imagina Funk, que es un festival con un target de público por encima de los 30 y los 35 años. Es un público de un nivel cultural medio alto, que demanda alojamiento, tranquilidad y restaurantes. Torres es maravilloso, pero aún no tiene esa estructura. Estamos muy contentos con Pozo Alcón y esperamos que este año se consolide como la propuesta que es, el único festival de funky de Europa.
—¿Y qué es lo más difícil de organizar un formato así, ya sea Etnosur o Imagina Funk?
—Ya llevo casi 30 años dedicado al mundo de la organización y a las gestiones de festivales. El trabajo fundamental es de la previa. Nosotros en Etnosur empezamos a trabajar en septiembre, y son diez meses prácticamente organizándolo todo. Eso es lo más importante, la preproducción del festival. Si el festival está bien preproducido, cuando llega el evento todo fluye.
Nosotros tenemos diferentes directores de área, y cada cual tiene su coordinador, desde el circo hasta el foro pasando por los talleres o la biblioteca. Eso nos permite también disfrutar como público, a menos que haya algún tipo de incidencia, que no es lo habitual. Yo lo vivo con mi familia, con mi nieto y con mis hijos, disfrutando como un visitante más del pueblo.
—¿Cómo fue su llegada a este ámbito de los espectáculos en directo?
—Yo trabajaba en una empresa de construcción de carreteras, llevaba el tema de seguridad en el trabajo. Conocí a Pedro Melguizo, también fundador de Etnosur. Tuvimos buena sintonía, viajamos juntos a Pirineos Sur, que es un festival que se organizada cada año en Lanuza (Huesca). Ahí recuerdo que hablé con Pedro y le propuse hacer un formato parecido en Alcalá la Real. De ahí surgió la idea y se lo planteamos a mi padre, Juan Rafael Canovaca, que en ese momento era el alcalde de Alcalá la Real. Y lo acogió bien.
Siempre he dicho que dirigir el festival ahora, con una Corporación diferente, me ha reforzado, porque que el hijo del alcalde ponga el proyecto en marcha puede levantar suspicacias, pero 28 años después queda demostrado que el festival estaba hecho para Alcalá la Real y bien ideado.
"HAY QUE DAR OPORTUNIDADES A LOS RAPEROS Y ARTISTAS URBANOS"
—Le vi en el concierto de Manuel Carrasco en La Victoria. ¿Qué le pareció contemplar a 17.000 espectadores en el estadio?
—Lo viví muy bien, aunque es cierto que a nivel de producción tuvo sus cosillas. Había mucha gente, hubo problemas con las entradas y tal, pero en general, bien. Soy de las personas que valoro todos los esfuerzos que se hacen para programar. Jaén no es una plaza fácil para programar música, y la asistencia que tuvo el concierto de Carrasco fue importante. Yo lo disfruté como otro más, y espero que en futuros conciertos se limen esos defectos de producción, que por otro lado son normales, porque llevan poco tiempo programando en el estadio de La Victoria, que es un espacio muy grande, con una producción muy compleja. El concierto me pareció estupendo.
—¿Qué tal está yendo la propuesta de improvisación LAB en los parques de Jaén? Aun queda el tercer concierto de Las Fuentezuelas el 11 de septiembre.
—Es un proyecto del que estoy muy orgulloso. Yo llevo ya años en la provincia luchando por brindar oportunidades a los músicos urbanos y a los raperos, a gente más joven. Un día hablando con el saxofonista Sergio Albacete pensamos en este tema, porque en realidad las instituciones hacen poco a la hora de dar espacio a las músicas urbanas. Lo planteamos a la concejal de Cultura, María Espejo, lo vio interesante y ya llevamos dos funciones. Es una iniciativa muy bonita, porque también mezcla el teatro y la improvisación.
Nuestra idea es que a partir del mes de octubre se haga una vez al mes en el Teatro Darymelia. De esa manera daremos oportunidades a los chavales en cualquier disciplina, ya sea teatro, música o literatura, para que se sumen al laboratorio de las JAM urbanas.
Fotos y vídeo: Fran Cano.
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